Hallan vestigios de cultura de Aztatlán en Sinaloa

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Culiacán.- Un total de tres urnas funerarias con más de mil años de antigüedad, que dan cuenta por primera vez de la presencia de la cultura prehispánica de Aztatlán en esta región, fueron halladas en el municipio de Navolato, Sinaloa, informó hoy el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

De acuerdo con los especialistas del Instituto, las urnas, en forma de vasijas de 60 centímetros de diámetro y 70 de alto, datan del periodo Culiacán (900-1200 d.C.) y pertenecen a dicho grupo cultural, según las características del entierro y la cerámica asociada.

Dichas piezas prehispánicas fueron halladas el pasado 13 de enero, en la calle Francisco Cañedo, durante trabajos de pavimentación y sustitución de drenaje realizados por la Junta de Agua Potable de Navolato, labores que en todo momento el INAH ha supervisado para cuidar y conservar los materiales arqueológicos que pudieran registrarse durante las obras.

Según el arqueólogo responsable de la excavación, José Alberto Durán Iniestra, las urnas estaban a una profundidad de entre 30 y 70 centímetros a partir del nivel de piso actual, con una distancia aproximada de un metro entre cada una de ellas, y cubiertas con pedacería de cerámica utilizada a manera de relleno.

“Sólo en una de las vasijas había restos óseos depositados en su interior, en los otros casos los huesos se encontraban dispersos fuera de las ollas; cabe referir que todos los restos humanos se hallaron fracturados y con una consistencia exageradamente dura y demasiado blancos, lo cual nos sugiere que posiblemente fueron hervidos, quizá como parte de un ritual que hasta ahora desconocemos”, detalló Iniestra.

El arqueólogo señaló que se realizarán estudios antropológicos para determinar a qué número de individuos corresponden los huesos encontrados, detectar algunas enfermedades que hayan padecido, y establecer las posibles causas de muerte y las razones de la consistencia y color que presentan, así como la edad, el sexo y posición en la que fueron colocados.

Asimismo, añadió el arqueólogo, se encontró un malacate de cerámica naranja con esgrafiados en forma de estrellas, y dos piezas con representaciones de cánidos: una pequeña cabeza y una figurilla completa de barro rojo, de 10 centímetros de ancho y 6 de alto, en la que se observa a un perro parado en sus cuatro patas y con ojos rasgados.

Al respecto, la delegada del INAH en Sinaloa, María de los Ángeles Heredia, explicó que “el simbolismo de los cánidos dentro de las culturas mesoamericanas tiene relación con el culto a los muertos, lo cual no es excepción en la civilización aztatlán, pues era el animal guía que acompañaba a las difuntos en su recorrido hasta llegar a su destino final, el Mictlán”.

Sobre las características de las vasijas halladas, indicó que dos de ellas están semicompletas y la restante muy fracturada. “Son de cerámica roja pulida muy fina, tiene líneas negras pintadas desde la boca hasta la mitad del cuerpo, propia de la cerámica ceremonial o ritual de la cultura aztatlán, lo que a su vez sugiere que los individuos depositados pudieron ser de alto rango social”, detalló Heredia.

Asimismo, alrededor de las urnas, los arqueólogos del INAH encontraron fragmentos de cerámica tipo códice, distintiva también de esa antigua civilización, que se caracteriza por estar decorada con representaciones de personajes o seres fantásticos.

La ubicación de los restos óseos dentro de ollas de cerámica, es igual a los entierros encontrados anteriormente en los municipios de Mocorito, Guasave y Concordia, que colindan con los ríos Mocorito, Petatlán y Presidio, respectivamente.

Dichos depósitos funerarios fueron asociados a la cultura Aztatlán, que se caracterizó por asentarse en lomas cercanas a afluentes, lo cual se relaciona con el hallazgo actual, pues la comunidad de Navolato se ubica a 800 metros del río Culiacán.

Sobre la cultura Aztatlán, se dice que se asentó en el Occidente de México, en lo que hoy son los estados de Nayarit, Colima, Sinaloa y Jalisco, durante el periodo Epiclásico (850-1200 d.C.).

Se caracterizó por la elaboración de piezas de cerámica fina, de bordes rojos o naranjas con diseños de bandas negras alrededor de los cuerpos, y el desarrollo de actividades como la caza, la pesca y la agricultura, así como la realización de culto a los muertos a través de urnas funerarias acompañadas de ofrendas.