Cristina Pacheco (San Felipe, Guanajuato, 1941) ejerce el periodismo desde 1960 en la radio, televisión y prensa escrita. Sus programas en el Canal Once se han ganado la estimación de millones de televidentes. Aquí nos tocó vivir fue catalogado en 2010 por la UNESCO como ‘Memoria del Mundo de México’.
A esa perseverante actividad se suma su pasión por el cuento: Los trabajos perdidos (1998), El Corazón de la noche (2004) y El oro del desierto (2005), entre otros volúmenes, han sido muy bien recibidos por los lectores y la crítica. Ha incursionado en la literatura infantil con cuadernos de gran aceptación: Dos pequeños amigos (2008), Se vende un burro (2009) o El sueño de las hormigas son muy solicitados por los lectores infantiles.
Aparece El eterno viajero (Editorial Océano, 2016), noveno libro de narrativa de la conductora de televisión, conformado por más de cuarenta historias breves que abordan la soledad, la nostalgia, la desilusión, el dolor, la pérdida, la memoria, la separación, la ausencia, el reencuentro, la despedida y el viaje. Prosa transparente, directa y elíptica. Estos cuentos se imponen por la naturalidad: lo cotidiano juega un papel concluyente.
“La temática del viaje redunda en el libro. El viaje produce ausencia, el viaje separa, el viaje prolonga a veces el dolor. El viaje es una pérdida momentánea. Quizás, lo más esperanzador del viaje es el reencuentro. Retrato a diversos personajes hundidos en la rutina cotidiana, en esa faena que es la vida: a fin de cuentas, un viaje siempre impredecible y confuso”, comentó Cristina Pacheco en entrevista con La Razón.
El cuento que da título al libro: ¿Homenaje a su esposo, el poeta José Emilio Pacheco? Sí, ese viajero es él. Tanto viajaba, tantas veces se iba a ciudades distantes y, sin embargo, siempre estábamos juntos. Él llevaba un diario en el que apuntaba detalles que sabía me iban a interesar. Yo también hacia mis apuntes. En esos viajes su ausencia se multiplicaba como ahora que no está físicamente. La muerte, como la vida, es un éxodo. Vicente Rojo me dijo: ‘Tienes que aprender a vivir con él sin él’. El tiempo ayuda a comprender la ausencia.
Percibo en varias historias que los objetos prefiguran las actitudes de los personajes: una bufanda, una agenda, una carta, una fotografía, una fruta, una libreta, monedas... Los objetos que nos rodean son parte de nuestra vida. En el cuento inicial la bufanda que el viajero ha olvidado es determinante: se va a un sitio de clima duro; o las agendas reguardadas en los cajones del escritorio de la protagonista de ‘Agendas’, en las cuales está anotada su vida. Llega un momento que nuestra actitud corporal está determinada por los objetos que usamos.
Apela usted a la tercera, segunda y primera persona narrativa... Depende de la historia. Creo que el argumento es quien determina al narrador. En el primer relato uso el ‘nosotros’, lo empalmo con el ‘tú’ y ‘yo’: la historia así lo pedía. Sin embargo, en “Mensaje al más allá” está edificado desde la mirada de la tercera persona.
Estilo transparente, conciso, y más que todo con una fluidez asombrosa con cierto apego a la crónica… Escribo para viajar por historias cotidianas de la gente común. Me interesa contar el viaje de la vida de personajes que vemos en cada esquina, en los lugares que también visitamos. Soy un testigo, mis textos dan testimonio de la realidad que nos circunda, de ahí esa transparencia a la que usted se refiere. Estos cuentos fueron revisados una y otra vez, estaba preocupada por la fluidez narrativa, elemento que me impacienta mucho. La crónica es un género que ha determinado mi escritura, no dudo que haya señas periodísticas en este libro.
El eterno viajero
Autor: Cristina Pacheco
Género: Cuento
Editorial: Océano, 2016