Aleister Crowley dio a Churchill la clave para ganar la II Guerra

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Foto: larazondemexico

¿Qué tienen en común Churchill, el Sgt. Pepper’s, Somerset Maughan, el guitarrista de Led Zeppelin, el MI5 y la Francmasonería? La respuesta al enigma no es sencilla para alguien que no esté versado en la Cábala, la alquimia o las iniciaciones antiguas, como el gran Aleister Crowley, también conocido como La gran bestia, 666, Frater Perdurabo o Baphomet.

Poeta, místico, narrador, aventurero, mago, espía al servicio de Su Majestad, pornógrafo, erudito, heroinómano, amante bisexual... Crowley es una figura inclasificable e incómoda de la literatura más intempestiva que, por desgracia, ha pasado relativamente inadvertida para la crítica seria.

Una estupenda edición en Valdemar con tres obras clave traducidas por José Ruiz Casanova y editadas por Frank G. Rubio, aparece para dar a conocer dos nuevas facetas de la gran Bestia: su relación con el espionaje británico –que el escritor W. Somerset Maugham describió en su novela El Mago– y la política de entreguerras a través de la masonería.

Según esta edición, Crowley recomendó a Winston Churchill que hiciera su famosa “V” de victoria como una clave hermética que atraería la fortuna en la guerra. En Estados Unidos, hizo de doble agente para lograr que los americanos entraran a la guerra contra Alemania.

Entre otras revelaciones, también destaca su paso por la masonería y su contacto con la Golden Dawn, de la que también era miembro W. B. Yeats. La fundación de la sociedad A?A? (quizá Argentium Astrum), antes de llegar a la revelación de Thelema.

Fenómeno de masas en su tiempo y escritor de cientos de páginas tan memorables como oscuras, Crowley tuvo una vida azarosa. En la cúspide de su popularidad, vivió en un escándalo permanente. Su propio personaje inspiró a todos los científicos locos y magos perversos de la posteridad. Los diarios británicos le llamaban “el hombre más malvado del mundo” y lo acusaron de satanista y espía germanófilo. Fue iniciado en diversos esoterismos, consumió todo tipo de drogas, se casó varias veces –en busca de su Mujer Escarlata– y tuvo innumerables amantes en sus ritos de magia sexual. Fundó una religión y escandalizó en todos los países que visitó, varios de los cuales le expulsaron. Pasó de tener una amplia fortuna heredada, a vivir de las rentas de sus adeptos y admiradores.

Para conocer su biografía se puede acudir al libro adverso de John Symonds, su albacea literario. Tras su muerte, sus casas fueron consideradas puertas al más allá: una fue la mansión Boleskine, junto al Lago Ness, que compró el guitarrista Jimmy Page; otra la Abadía de Thelema, que fundó en una casa de Cefalú (Sicilia) y que hace no mucho salió a la venta; o el edificio Dakota (Manhattan), donde fue asesinado Lennon, quien años antes lo había puesto en la portada del Sgt. Pepper’s. Es conocida su influencia en el heavy metal y en artistas como Jim Morrison o David Bowie.

Poderosos poemas La primera obra, El libro de las mentiras (1918), texto emblemático que estaba descatalogado, incluye poderosos poemas, glosas crípticas y cabalísticas de una asombrosa erudición. El libro fue considerado la revelación de los secretos masónicos por la Ordo Templi Orientis. Da buena muestra de conocimientos esotéricos al comentar en griego los papiros mágicos, el pentagrama y el ritual de su A? A?. Expone su saber mitológico sobre el ciclo del Grial y la Biblia, que sabía de memoria desde niño. El segundo libro, Konx Om Pax (1907) es una interesante mezcla de géneros literarios en los que aborda su nueva moral o el ascenso del alma al saber místico. El tercero, El Equinoccio de los Dioses (1936), es una glosa de su obra más importante, El libro de la ley, revelado supuestamente en Egipto por una divinidad mediadora. Es el libro de La bestia 666 que, sobre todo, reivindica su mística y excelente literatura.

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