El bombardeo a la ciudad de Guernica al norte de España hace 80 años, todavía sigue siendo tema de discusión, pues algunos historiadores afirman que Francisco Franco lo sabía y no hizo nada para detener el mortal ataque a la población civil.
Los 33 bombarderos de la Legión Cóndor que envió Hitler para apoyar al gobernante español llevaban no sólo explosivos destructivos, sino también bombas antipersonales y poco más de dos mil 500 bombas incendiaria que eran capaces de elevar la temperatura cerca de los dos mil 700 grados centígrados.
La monstruosidad de la matanza, como es calificada, se tradujo en mil 645 muertos y 889 heridos, segun cifras que dio a conocer el gobierno vasco de manera oficial.
En julio de 1936, según el censo oficial de esa época, Guernica contaba con cinco mil 630 habitantes y cuatro años después del ataque de la Legión Cóndor, la ciudad contaba con tres mil 381 vecinos, es decir, un 40 por ciento menos.
Guernica era un objetivo militar porque, afirma el historiador Stanley Payne ya que estaba a diez kilómetros del frente, contaba con tres batallones incompletos, una fábrica de municiones y siete refugios antiaéreos para tres mil 500 personas; pero sobre todo porque era un enlace de comunicaciones.
“Guernica, la más antigua ciudad de los vascos y centro de su tradición cultural, fue completamente destruida ayer a la tarde por un ataque aéreo de los rebeldes”, señaló en ese entonces el periodista británico George Steer, corresponsal de The Times y The New York Times y quien reveló la autoría del ataque después de que el bando franquista lo atribuyera a las tropas republicanas.
Su relato fue el que inspiró al artista español Pablo Picasso a pintar su famoso cuadro que lleva el mismo nombre de la localidad, pues este leyó la nota en París, a casi mil kilómetros de la villa arrasada por las bombas.
”La pintura no está hecha para decorar las casas. Es un instrumento de guerra ofensiva y defensiva contra el enemigo”, dijo en una ocasión el pintor español.
La ciudad de Guernica era conocida por su roble sagrado, en el cual se reunían desde la Edad Media los representantes del pueblo vasco.
Cada dos años, desde el reinado de Isabel de Castilla hasta el 1876, los representantes de la corona española tenían la costumbre de renovar en este lugar su juramento de respetar las libertades vascas.
La alianza entre Franco y el III Reich se dio a través de una carta enviada en un Junker Ju 52 y que dio paso a la Legión Cóndor, una flota integrada por 800 aeronaves alemanas e italianas que ayudaron a los falangistas durante la Guerra Civil.
