La fuerte afluencia de gente, la realización de eventos masivos, la colocación de estructuras y los daños que puede correr al estar a la intemperie, son los principales motivos por lo que el zócalo original no podrá ser expuesto al público y volverá a ser enterrado, indicó a La Razón Gonzalo Emilio Díaz, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“Es importante reconocer el valor histórico de la obra, pero en este caso es importante el resguardo, ya que si continuamos excavando podríamos dañarlo y en un futuro, cuando haya mejor tecnología, los datos que arroje la pieza no podrían ser tan exactos”, comentó.
Ante la emoción de sus colegas por el hallazgo, como del público, mencionó que se pensó en cubrirlo con una ventana arqueológica, sin embargo la idea fue descartada por la gran concentración que tiene la Plaza de la Constitución, además de que en diversas ocasiones los monumentos históricos corren el riesgo de ser dañados por el público, como por ejemplo con grafitis, los cuales se impregnan en los materiales y no se pueden eliminar al 100 por ciento.
Como parte de las labores, Díaz comentó que se levantó un registro gráfico con fotografías y escáner 3D que permitirán realizar una reconstrucción virtual, la cual será dada a conocer en un futuro.
Para recordar el descubrimiento, el equipo de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) propuso instalar una placa conmemorativa en el lugar donde se encuentra la plataforma, además de dejar una moneda con el año en curso en el sitio.