El delator que entregó a Lorca murió escondido en Las Vegas

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Foto: larazondemexico

La primera parte del drama empezó un día como hoy de 1936, hacia las cinco de la tarde, cuando un grupo de hombres armados se presentó en el número 1 de la calle Angulo de Granada. El objetivo era apresar a un enemigo peligroso que, según el cabecilla del grupo, “ha hecho más daño con la pluma que otros con su pistola”. Ese hombre era Ramón Ruiz Alonso y pasó a la historia como el responsable de la denuncia y la detención que desembocó en el asesinato de Federico García Lorca, hace 81 años.

En 1975, tras la muerte de Franco, Ruiz Alonso se dio cuenta que ya no tendría el encubrimiento del que había disfrutado durante la dictadura. Esa protección se le acabó, hecho que provocó que el que fuera diputado de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) se viera obligado a huir de España escondiéndose en la otra punta del mundo, allí donde pensaba que nadie le hallaría.

Ese sitio fue una pequeña casa situada en un barrio en las afueras de Las Vegas, Nevada. La dirección era 3576 Clear Lake Ct. Aquel apartamento está hoy en día en venta gracias a una inmobiliaria llamada Zillow. Se puede alquilar por unos 515 dólares al mes o se puede comprar por casi 140 mil dólares.

El último hogar de Ruiz Alonso era una vivienda con un exiguo jardín, contaba con tres dormitorios y un cuarto de baño, además de un aparcamiento.

El lugar en el que se escondió perseguido por el fantasma de Lorca fue construido en 1971, es aparentemente pequeño y está muy alejado de la meca del juego. Desde luego el hombre que detuvo al poeta no debió pasar inadvertido a sus vecinos. Viejo y orondo, con una apariencia cansada y sin saber inglés, ya no contaba con la ayuda del franquismo.

Poco se sabe de esos últimos días, ni siquiera su familia lo quiso aclarar cuando murió el personaje. En ese tiempo fue su hija María Julia Ruiz Penella, casada con Ward Messing, un actor estadounidense de nombre extraño, quien estuvo a su lado.

Al periodista granadino Eduardo Molina Fajardo, poco antes de la muerte de Franco, Ruiz Alonso le confesó que estaba escribiendo unas memorias con su versión de los hechos. Incluso le dijo el título: Así se escribe la historia. Nada se ha sabido de ese texto si es que el hombre que detuvo a Lorca realmente lo llegó a concluir.

No tenemos la fecha exacta, pero parece que Ruiz Alonso falleció en 1978. Sin embargo, su familia no quiso llevar las cenizas a España sino hasta 1982.

Fue concretamente el 17 de octubre del citado año cuando fueron depositados los restos en un panteón de la Sacramental de San Justo en Madrid. En la tumba se lee “Familia Ruiz Penella” y en ella solamente se ha inscrito el nombre de Magdalena Penella Silva, la esposa de Ramón Ruiz Alonso, que falleció en 1974, en Madrid. Años después, Emma Penella, una de sus cuatro hijas, le dijo al periodista Gabriel Pozo que no habían querido inscribir el nombre de su padre en la tumba, para evitar que ésta fuera agredida.

Ironías del destino. Hay una ironía final en la última morada del delator. Su tumba está a muy pocos metros del panteón que posee la familia García Lorca en la Sacramental de San Justo.

La dictadura franquista se cuidó de hacer lo posible para no molestar a Ruiz Alonso y que éste no hablara. Sólo tres investigadores pudieron conversar con él sobre la detención del caso. Ruiz Alonso elaboró un relato muy parecido a los tres, negando siempre que la calle Angulo de Granada la tomaran unos hombres armados, que aquello fuera una detención, que supiera que se trataba de la casa de la familia Rosales... Pero mentía porque él fue en todo momento consciente y pensaba que estaba ganándose el reconocimiento de los suyos al atrapar a quien era considerado como un enemigo peligrosísimo.

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