Carlos Velázquez (Torreón, 1978) vuelve a la carga con su cuarto libro de relatos, La efeba salvaje (Sexto Piso, 2017): seis fabulaciones en que el humor virulento dialoga con el delirio, y las obsesiones transitan por rutas encrespadas y tortuosas. Personajes que se bambolean en los bordes del barranco, en las orillas de los anhelos y en el desesperado trayecto que conduce al deseo. Alevosías, adicciones, búsqueda, azares, tretas, desventuras y consolaciones de personajes siempre en los atajos, siempre en los márgenes, siempre en la ambivalencia de las retadoras alboradas de la vida.
El Dato: Carlos Velázquez es autor de La Biblia Vaquera (2008), La marrana negra de la literatura rosa, (2010) y El karma de vivir en el norte (2013).
Una chica con ‘alma de fauno, cuerpo de golfa y cara de niño’; un adicto a la cocaína y a las apuestas en desventura con una pelirroja procaz; un gordo envuelto en múltiples desventuras amorosas; un hijo como versión de encarnizadas pesadillas; un indio que resucita caballos...: el cosmos del autor de La Biblia Vaquera en intermitencias de ecos jadeantes y nebulosos resuellos sobre los errantes itinerarios de la vida.
“Parecería que no; pero, algunos de estos personajes son reales. ‘Reales’ en el sentido de que han surgido de experiencias vividas y de observar mi entorno. Muchas veces leo una historia de otro y, si me gusta mucho, después la reinvento en las trochas de mis alucinaciones.
"Me nutro de lo que observo, mi mirada se detiene en gestos, en actitudes, en ademanes. De ahí estos personajes despiadados y cáusticos. Hay un narrador que me escolta, que me persigue y que quizás tenga que ver con mis propias paradojas”
Estos cuentos me delatan y también me compensan: quizás, hay un poco de consuelo en sus intenciones dramáticas”, comentó, en entrevista con La Razón, el Premio Bellas artes de Testimonio Carlos Montemayor 2012 por El Karma de vivir al norte.
Percibo en estos textos una pronunciación en que se empalma la crónica con lo narrativo. ¿Por qué esa insistencia suya con la crónica? Cuando empecé a escribir apelé a los elementos del relato para hacer crónicas; aquí, sin embargo, estoy apelando a los recursos de la crónica para relatar. Los seis cuentos se concibieron desde los terrenos del cuento, no desde la crónica. Creo que soy un cronista/narrador que navega en las dos corrientes.
Sus personajes tienen la capacidad de confesarse miserables. ¿Por qué lo hacen de esa manera tan atrevida? Me arriesgo a decir que se lo debo a Dostoievski. En Crimen y castigo, Raskólnikov simboliza todo eso que usted manifiesta de mis criaturas; él es capaz de ir a la comisaria y confesar sin miramiento alguno, con total arresto.
[caption id="attachment_649658" align="alignleft" width="193"] La efeba salvajeAutor: Carlos VelázquezGénero: CuentoEditorial: Sexto Piso, 2017[/caption]
El libro cierra con “El resucitador de caballos”, un cuento me parece muy cercano a Carson McCullers y quizás alejado del fraseo al que usted nos tiene acostumbrado. ¿Viraje en su habla, en su estilo? He estado leyendo con insistencia a Carson McCullers en estos años. Es tal vez un relato distinto a los otros cinco; cuando preparaba la publicación con mi editor propuse sacarlo. Pero, no: él insistió en que se quedara. Éste es un cuaderno con relatos de registros variados. Y sí: creo que es, desde el punto de vista literario, el mejor cuento del volumen.
Humor sarcástico: muchas veces punzante y, otras veces, deliberadamente lúdico. ¿Por qué? Me nutro de lo que observo, mi mirada se detiene en gestos, en actitudes, en ademanes. De ahí estos personajes despiadados y cáusticos. Hay un narrador que me escolta, que me persigue y que quizás tenga que ver con mis propias paradojas.
¿Es verdad que el amor engorda a la gente? Según Porcel, el obeso protagonista del cuento “This is Not Love Song”, sí.
¿Por qué tu admiración por Pedro Juan Gutiérrez? Envidio su capacidad para venderse a sí mismo como personaje y como el excelente narrador que es.
¿Raymond Carver o Anton Chejov? Los dos.
This is not a love song
Carlos Velázquez
El amor engorda a la gente, dijo Porcel.
¿Y la felicidad?, preguntó el médico.
También.
Qué engorda más, Porcel, perdón, Tony, ¿el amor o la felicidad?
El amor.
Pues vaya que eres un hombre enamorado. Seré directo:
si continúas con este estilo de vida morirás antes de los
cuarenta.
Porcel acababa de cumplir treinta y siete años de edad.
Estás en el nivel tres de obesidad, tienes alto el colesterol y
los triglicéridos, prosiguió el doctor, hipertensión, ácido úrico.
Pero lo que más me preocupa es tú hígado, parece un hongo
enlamado. Te urge bajar de peso.
No sé si lo consiga, doctor, se sinceró Porcel.
Tu vida corre peligro, Tony.
No lo hago a propósito, doc. No puedo explicar por qué,
pero siempre que consigo novia subo de peso.
No es indescifrable, dijo el médico. Cuando uno está feliz
y despreocupado se alimenta sin remordimientos.
No voy a cortar a mi novia, doctor.
No es indispensable que la cortes, Tony. Con que te con-
tengas es suficiente. No te atranques y sal a caminar.
No doctor, no importa lo que haga, no voy a perder kilos
a menos que la deje.
Y tu novia qué opina de tu obesidad.
Fabis se queja de que cada vez que me abraza le cuesta más
trabajo abarcarme con los brazos.
Fragmento de un cuento de La efeba salvaje