La sommelier Laura Santander, ganadora de La Nariz de México en 2012, aseguró que el vino es capaz de hablarnos y contarle a nuestros sentidos la vida que llevó y que le permitió convertirse en un buen vino.
"El vino se hace de la uva, fruta que nos da la vid, una planta a la que le gusta la mala vida ya que entre peor sean sus suelos y ambientes, ella estará feliz", explicó.
"Es por eso que a la hora de querer conocer un vino, hay que dejar que este nos hable a nosotros", señaló en su visita a Campeche con motivo del Festival Convite 2017.
Santander, dueña del restaurante Eloise, destacó que si bien los sentidos del gusto y la vista nos ayudan a saber qué estamos tomando, "la calidad de un vino se identifica y mide con la nariz".
Un buen vino "debe oler a muchas cosas", por lo que nuestro olfato deberá identificar muchas cosas ricas, si no tiene un aroma agradable, "no lo tomen", señaló.
"El vino es tímido, delicado, uno NO debe abalanzarse sobre él. Hay que ser precavidos y en primera instancia sólo observarlo, deleitar tu pupila".
Una vez que siente que tiene toda tu atención, se deslizará un poco sobre la copa en la que se encuentra para que puedas admirarlo completamente. Ten cuidado de no exponerlo directamente a la luz o se callará.
El suave movimiento deberá hacerse por debajo de tu rostro, inclina un poco la copa para que la luz caiga sobre él de forma tenue y descubras su ribete, así te mostrará sus matices.
"Cuando ves colores rojos, morados y violetas, significa que es un vino joven. Los matices que son cafés, naranjas, terracotas, te dicen que estás ante un vino más evolucionado".
Con sólo observarlo te ha permitido conocer su edad y al sentir tu interés te permitirá darle un beso, dale un sorbo, con este conocerás su lugar de origen.
"El clima determina el sabor del vino" así que "retenlo en tu boca, permite que tu lengua, paladar y encías lo conozcan. Pasealo por todos lados y deja que su textura y sabor se impregnen. Pasa el trago y no abras la boca".
"Tu cuerpo comenzará a responder, reaccionará y comenzarás a salivar más de lo normal, eso significa que la uva es ácida, que tardó en madurar y esto quiere decir que creció en un lugar frío".
Por el contrario, si tu boca no responde quiere decir que el vino logró adaptarse mejor porque tiene menor acidez, y esto es gracias a que la fruta es más dulce, creció rodeada de calor que le permitió expandirse más rápido.
"El vino es naturaleza, te dirá de dónde es el suelo que lo rodea", insistió Laura, certificada por el Court of Masters Sommeliers.
A estas alturas ya te has ganado su confianza y con ello no dudará en entregarse a ti.
"Agita la copa, el vino está listo para abrirse. Acerca tu nariz, recibirás una explosión de olores y tu cuerpo se llenará de frutos, podrán ser tropicales, cítricos, negros; de flores, rojas, blancas, amarillas, y especias".
Es así como se realiza una cata; sin embargo, deberás estar familiarizado con las bodegas para poder determinar exactamente el vino que tienes enfrente.
"Todos los vinos requieren un gran trabajo de mucha gente. Desmenuza cada uno de los olores que te llegan, serán esas características las que te permitirán saber qué vino es", concluyó la sommelier ganadora del Award of Excellence Wine Spectator en 2014, 2015 y 2016.
jmg