En la esquina de Álvaro Obregón y Jalapa, en la colonia Roma, una de sus esculturas mira hacia el infinito.
Hasta hace algunos meses, en Mazatlán y Veracruz, en la azotea de la galería Andrés Siegel, otra de sus monumentales figuras hacía lo mismo, al igual que el busto del líder sindical Valentín Campa que está en la explanada de la antigua estación de ferrocarriles de Buenavista.
Se trata de la escultura Maru Santos, cuyas piezas tienen la característica de mirar hacia al horizonte, como en busca de algo, que, según la propia artista plástica evoca la trascendencia.
Y aunque ella ha donado obra para exhibirla en lugares públicos, mencionó que el principal obstáculo es la falta de fondos para elaborar este tipo de obras.
El Dato: La escultora actualmente trabaja en maquetas para montar Pensadores… en tamaño monumental.
En entrevista con La Razón, la escultora comentó que es importante que el arte salga de los museos y de las galerías para exponerse en sitios públicos, pues ayuda a sacar de la cotidianidad, provoca e invita a reflexionar.
“Pienso que es muy importante que el arte sea público, siempre y cuando sea un tipo de arte que uno haya trabajado bien con él, que el artista haya llegado a un momento en el que ha entendido lo que está haciendo, que trascienda el lenguaje, que sirva para que la gente lo vea y piense, que no sea un reflejo de lo que vemos porque al final eso es lo que ya nos han contado, lo que vemos es lo que hemos aceptado como realidad”, dijo.
[caption id="attachment_680424" align="aligncenter" width="1549"] Foto: Especial[/caption]
“La función de un artista, que ha reflexionado muchísimo, es ir más allá del discurso cotidiano. Para mover al individuo hay que sacarlo de esa realidad cotidiana. Para eso sirve el arte público”.
Sin embargo, acotó, el éstee debe ser comprometido y tener un discurso claro, pero elaborado, ya que le está hablando a la gente y debe provocarle algún sentimiento o pensamiento.
“Estamos llenos de objetos que no nos mueven. Toda mi vida he buscado que lo que yo haga, mueva. Las piezas monumentales me gustan porque hablan y son vistas por mucha gente, así puedo transmitir lo que he pensando”, dijo.
Calificada como artista figurativa, Santos señaló que su obra más reconocida son los Pensadores sumergidos en la eternidad, misma que desarrolló después de años de introspección en los que cuestionó la función del artista, el tipo de obra y el discurso que ella misma quería transmitir. Fue en ese momento que su sentido cambió hacia algo más positivo.
“Mis figuras eran parecidas, pero eran muy angustiantes. En mi obra, ¿En dónde estoy?, de 1995, por ejemplo, se trata de una figura que sale de la tierra muy angustiada porque se encuentra en un lugar indeterminado, reflejaba toda mi angustia de esa época. Esa serie de figuras entraban a la pared, se escondían o salían de ésta, como que no querían ver la realidad.
[caption id="attachment_680425" align="alignleft" width="300"] Foto: Especial[/caption]
“Me puse a pensar que el escultor debía de transmitir algo muchísimo más tranquilo, más positivo. Tuve una época de muchísima introspección en la que me preguntaba para qué hacía yo escultura, si quería transmitir mi angustia o trascendía eso, entonces mi discurso cambió a algo más armonioso”, dijo.
El resultado de ese proceso de reflexión fueron los Pensadores..., cuyo discurso es que la realidad está determinada por lo que uno mismo piensa de ella.
“Encontré la respuesta todo lo que me había cuestionado y hallé que el pensamiento era la base la realidad, es decir, uno vive por medio de lo que piensa, uno es quien afecta lo que vive. La mente es la que hace la realidad. A partir de ahí todas mis figuras representan eso, seres que por medio del pensamiento crean”, explicó.
“En ese momento hice a estos pensadores, que representan al ser, que después de muchísimo tiempo había encontrado esa respuesta, representan seres que entendieron eso y su existencia es dedicada al pensamiento, a la contemplación, pero para lo positivo, para crear cosas positivas. Por medio del pensamiento uno entiende que el ser es eterno, entonces estos personajes se dedican a pensar para provocar o vivir esa eternidad”.
Santos consideró que esta trascendencia está en la conciencia de todos los seres humanos, sin embargo es una elección, pues el pensamiento y la introspección invitan a quien lo ejerce a salir de su zona de confort.
La escultora, cuyo material favorito es el bronce debido a su maleabilidad, destacó que la labor del artista es perseguir ese impulso que le permite crear y expresar la voz de su conciencia.
Con este discurso que recuerda a Locke, Leibnitz Descartes y Kant, Maru Santos comentó que el arte ha sido la herramienta perfecta para plasmar sus emociones, sin embargo le importa más el camino para llegar a esos descubrimientos.
“Seguir y profundizar ese destello de algo que seguramente está ahí, ésa es la vocación del artista. La cosa es seguir buscando por ahí, por la revelación que pudo tener uno. A veces esos viajes son muy peligrosos porque puede uno enfrentarse a realidades que no quiere ver ni reconocer”.
“La escultura me ha ayudado a plasmar ciertos descubrimientos que he hecho. Mi conciencia sabía algo, en ése momento no sabía por qué, pero lo plasmaba. La obra ha sido un acompañamiento. Mi obra ha sido plasmar todo este viaje mental que he hecho. El plasmarlo es un accidente, porque al final lo que más me importa es ese viaje de descubrimiento”, concluyó.