"Cuestiona los límites de lo humano"

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Novela gótica o incipiente ciencia ficción, híbrido entre el pasado y el desarrollo científico, Frankenstein o el moderno Prometeo, plantea los límites del conocimiento, un diálogo con nuestro mundo y la naturaleza humana, asegura en entrevista el escritor Alberto Chimal.

“Lo que entendíamos como naturaleza humana se ha transformado, y muchos aspectos en las relaciones que tenemos con la sociedad e incluso con nuestro propio cuerpo se han modificado hasta quedar irreconocibles”, asegura Chimal.

[caption id="attachment_731718" align="alignleft" width="219"] Gráfico: La Razón de México[/caption]

El autor también afirma que, en la alborada del avance científico de la época en que el libro fue escrito y el desarrollo médico y tecnológico como la clonación, hacen vigente el texto de Mary Shelley a doscientos años de su publicación.

“La novela es una de las primeras que se preguntan acerca de los límites de la naturaleza humana, por eso es una obra vigente, porque anticipa cambios tecnológicos y de interacción que, a su vez, nos ponen en perspectiva”, expresa.

En términos de ética, el escritor asegura: “No entenderíamos tan claramente las dificultades éticas, económicas y filosóficas sin la novela si Mary Shelley no nos hubiera puesto a pensar”.

ICONO DE LA CULTURA POPULAR. El también autor de Manda fuego, explica que el monstruo de la escritora inglesa rompe el mito y  en sus múltiples adaptaciones de la novela al cine, a series de televisión, cómics y hasta videojuegos, se ha convertido en un antihéroe “muy querido”.

“El monstruo se ha vuelto un icono, una figura recurrente en muchos tipos de ficción de historia de terror, dibujos animados, juguetes, etcétera. Es un personaje entrañable y que perdura. Es el antihéroe o el gigante tonto, pero amable, el monstruo cariñoso. E incluso es más humano que otros grandes monstruos de la literatura del siglo XIX”.

Además, Chimal hace la diferencia con otro clásico de esa época: Drácula.

“Toda la potencia que gana Drácula, de Bram Stoker, se deriva de que nunca sabemos qué esta pensando siempre lo vemos desde sus antagonistas, es insondable, en cambio a Frankenstein sí lo podemos entender porque Mary Shelley le da voz”, finaliza el escritor mexicano.