El manuscrito original Oda al vino del poeta Pablo Neruda fue depositado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes por el presidente de la Fundación Vivanco, Santiago Vivanco, y el presidente de la Federación Española del Vino (FEV), Miguel A. Torres.
Lo escribió el premio Nobel chileno en 1953 en su casa de Isla Negra y se trata de su primera versión, ya que presenta correcciones a mano y contiene pequeñas variantes a la versión publicada al año siguiente de su escritura.
Por su parte, Juan Manuel Bonet, director del Instituto Cervantes, entregó sendas llaves simbólicas como recordatorio del legado que, hasta el 13 de junio de 2020, quedará guardado en la caja de seguridad con el número mil 567.
El acto, que contó con la presencia del escritor chileno y premio Cervantes, Jorge Edwards, así como del ministro consejero de la Embajada de Chile en Madrid, Rolando Ortega Klose, ha sido “un encuentro sobresaliente y único, una oportunidad que, en nombre de la familia Vivanco, agradecemos profundamente”, ha afirmado Vivanco, quien destacó la pasión que tenía su padre, Pedro Vivanco, “de buscar y coleccionar monografías, fondos documentales y todo tipo de objetos y piezas artísticas que atestiguaran el viaje del vino a través de los siglos”.
El dato:
Neruda escribió el poema pocos meses después de regresar a Chile, tras el exilio en Italia.
Con esto, Bonet ha afirmado que “la Caja de las Letras acoge desde ahora legados de dos premios Nobel de Literatura (Neruda y Gabriel García Márquez)”, y calificado de “conjunción hermosa” la unión de vino, cultura, literatura, España y Chile.
Son en total mil 800 cajas que desde 2008 custodia bajo llave en el Instituto Cervantes de un total de 31 escritores, artistas, músicos, científicos y cineastas de la cultura española e hispanoamericana.
El poeta del amor y el vino acompañará durante dos años a figuras como Antonio Gamoneda, Juan Goytisolo o Eduardo Mendoza, con un documento que ha formado durante más de 40 años parte de la Familia Vivanco, junto al resto de fondos documentales (nueve mil monografías, 10 mil fotografías, seis mil postales, etc.) que conforman el Centro de Documentación del Vino Vivanco.
“No cabe duda de que el coleccionista disfruta reuniendo objetos únicos, pero cuando esa pasión se puede difundir y compartir en un lugar tan emblemático como el Cervantes, el sentimiento es precioso”, expresó Vivanco.
La Oda al vino de Pablo Neruda, que a través de un discurso sencillo desvela la grandeza universal de lo más elemental, lo sitúa junto al placer de la lectura en un acto en el que, tal como ha señalado Torres, se ha hecho “hincapié en el factor cultural e inmaterial del vino, que impregna y está presente desde la Antigüedad en numerosas expresiones artísticas y culturales, desde la literatura a la arquitectura, pasando por la pintura, la gastronomía, la música, el cine o la moda”.
Por Concha García