Derroche de energía y pasión con Nederlands Dans Theater

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Los amantes de la danza abarrotaban el lobby del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, con un ambiente festivo: bailarines de las más importantes compañías nacionales, críticos, periodistas culturales y funcionarios del arte gubernamental se arremolinaban en los accesos.

La compañía demostró su espíritu rebelde, ecléctico y universal que la ha caracterizado desde que fue fundada en 1959 en los Países Bajos.

El espectáculo inició con una pieza del coreógrafo alemán Marco Goecke: Wir Sagen Uns Dunkles, que destacó por sus vestuarios sencillos y con música del grupo de rock Placebo, contrapunteadas con piezas de Schubert y Schnittke.

[caption id="attachment_805995" align="alignnone" width="696"] Foto: David Flores Rubio[/caption]

Así inició una noche de contradicciones entre el rock y la música clásica que enmarcó una danza con rigor artístico y espacios para la locura y el delirio creativo; lo clásico y lo actual, lo europeo, lo asiático y lo latinoamericano, unidos en un collage de costuras invisibles.

Se dejó ver el sello NDT: bailarines con físicos que los griegos podrían haber convertido en estatuas, irreales en su belleza visual y en su solvencia técnica. Se mostró no sólo talento, sino también un meticuloso trabajo en estudio que da como resultado ejecuciones de inusitada rapidez y prístina limpieza en cada movimiento corporal.

El cuerpo de bailarines presentó tres coreografías que invocaron emociones; sus signos corporales llamaron a sentimientos de patetismo, admiración, angustia y nostalgia.

A diferencia de obras de danza contemporánea que se centran en la destreza por sí misma, hasta rayar en lo acrobático, en NDT el físico perfecto no busca impresionar sino comunicar; el virtuosismo está al servicio de la tristeza y de la carcajada.

La noche fue marcada por innumerables estímulos para la imaginación: palabras y muy especialmente música.

La segunda pieza del programa: Sad Case, de la española Sol León y el inglés Paul Lightfoot.  Con canciones de Pérez Prado, Los Panchos, Alberto Domínguez y Agustín Lara, desde el primer acorde el público se animó entre un espíritu festivo y de nostalgia.

El Dato: La compañía destaca en la escena dancística por mezclar diversos géneros musicales.

La noche se cerró con un derroche de energía y fisicalidad, con unísonos de una coordinación magistral, como la maquinaria de un reloj de carne y huesos: la coreografía Cacti, del sueco Alexander Ekman.

Interpretada por 16 bailarines que utilizan igual número de cajas de madera (similares a cajones de zapateo veracruzano), esta coreografía presenta un manejo de la iluminación dinámico y sorprendente, con momentos de gran humor que arrancan carcajadas al público.

Nederlands Dans Theater

Año de fundación: 1959.

Repertorio: 650 ballets alrededor del mundo.

País de origen: Holanda.

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