La obra de danza contemporánea más esperada del año se estrena hoy en el Centro Nacional de las Artes: Omphalos, creada por Damien Jalet e interpretada por los 20 bailarines del Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac).
Es una obra con ambiciones artísticas superlativas: una interpretación de mitologías europeas y precolombinas, con referencias que van desde Zeus hasta la Ciudad de México como “ombligo de la Luna”. Si el gran divorcio entre la danza contemporánea y el público se da por la renuncia a lo espectacular, Jalet logra una reconciliación con los espectadores en una obra que se ve y se escucha como una producción cinematográfica.
Contra las usuales polémicas que ha enfrentado el Ceprodac desde su creación, los bailarines ponen el cuerpo con interpretaciones brillantes, demostrando por qué son en los hechos la compañía nacional de danza contemporánea. Jóvenes bailarinas como Alejandra Corona y Samantha Nevárez aportan una extraordinaria corriente de energía vital, mientras que la coreografía se enriquece con la maestría de bailarines como Yansi Méndez, Paulina del Carmen Fernández, Guillermo Obele, Luis Ortega y Marlene Coronel.
Detrás de ellos hay un equipo del más alto nivel: el afamado músico Ryuichi Sakamoto, ganador de premios Oscar, Bafta y Grammy. Además, Jorge Ballina hizo una de las escenografías más espectaculares que se hayan visto recientemente en México, iluminada por Víctor Zapatero, quien en un delirio de solvencia técnica crea un eclipse en el escenario.
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Lamentablemente hay una distribución irregular de las sorpresas escénicas: al principio se presentan elementos de gran magnitud, la escenografía y la iluminación comienzan con un protagonismo que es abandonado, nada nuevo aportan hacia el cierre.
Por otro lado, debemos señalar que existe una tradición centenaria de artistas europeos que han viajado a México a inspirarse con sus símbolos y su vibrante mitología.
Pero también, hay quienes han venido a saquear los espléndidos acervos visuales de los pueblos originarios, con visiones colonialistas y de apropiación cultural. Acabamos viendo el Día de Muertos convertido en Coco y diseños indígenas adornando colecciones de moda europeas.
Afortunadamente, el coreógrafo franco-belga Damien Jalet vino a crear desde el respeto, interpretando la imaginería nativa sin arrancarla del contexto que le da significado y profundidad.
Sus referencias a las imágenes precolombinas son sutiles, de una sofisticación extrema, tanto que podrían pasar desapercibidas: habrá quien no le note lo mexicano a la obra, pues Jalet optó no por el penacho folclórico sino
por la esencia.
Por todo ello, Omphalos es un feliz ensamble de artistas mexicanos y extranjeros en plena madurez creativa, un puente de luz entre culturas y una obra que como toda creación humana es imperfecta, pero no menos bella, por lo que seguramente representará a México con dignidad en los mejores escenarios de nuestra nación y del mundo.
La puesta en escena parte de dos historias:
Europea: Zeus envió dos águilas, cada una desde un extremo del mundo, y el sitio donde se encontraron definió su centro, el omphalos.
Mexicana: Mexicas, guiados por Huitzilopochtli, salieron en busca de la señal que indicaba el lugar donde debían fundar Tenochtitlan.
Omphalos
Cuándo: viernes 19 (20h), sábado 20 y domingo 21 (13 y 18h)
Dónde: Teatro de las Artes del Cenart
Costo: $120
*Para público mayor de ocho años