Con Romeo y Julieta unen la etérea danza y magia de la arquitectura

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Más que una obra, Romeo y Julieta es un universo único creado por la unión de tres expresiones artísticas: la danza, la música viva y la arquitectura, que juegan con gracia y elegancia en una experiencia escénica con estímulos para el oído, el tacto, la vista, la imaginación.

Para comenzar, los espectadores no entran a un teatro, sino a una joya apropiada arquitectónica: la Capilla Gótica del Centro Cultural Helénico. Construida entre los siglos XII y XIV en España, tras diversos avatares fue desensamblada y acabó en Mexico, donde volvió a ser armada piedra por piedra. Se trata, pues, de un auténtico edificio medieval que da un toque único a esta obra: uno ni siquiera está sentado en una butaca teatral, sino en una silla de cuero y madera, rodeado de vitrales, gobelinos y columnas de roca labrada hace siglos en la vieja Europa.

A los estímulos artísticos se suma uno aún más poderoso: la imaginación del público. A diferencia de otras obras de danza contemporánea de las que el público sale diciendo “no entendí nada”, acá todo es comprensible: al ser una historia tan popular los espectadores pueden seguir mentalmente una narrativa y ser tocados por lo que está sucediendo en el escenario.

[caption id="attachment_815255" align="alignnone" width="945"] El tema universal del amory muerte a través de la danza. Foto: David Flores Rubio[/caption]

Ello supone un desafío: renunciar a la sorpresa dramática, conmover y emocionar a un público con una historia mil veces contada. Dicho desafío es resuelto con oficio por los tres coreógrafos de la obra, Oscar Ruvalcaba, Rodrigo González y Raúl Tamez, quien además interpreta a Romeo.

Quizá lo más acertado de la pieza sea la magistral conjugación del ballet y la danza contemporánea: los movimientos de ballet clásico tienen sus mayores acentos en los momentos de felicidad y enamoramiento entre Romeo y Julieta, mientras que el contemporáneo brilla en la tragedia.

Si el ballet va al cielo, la danza contemporánea se arraiga en la tierra: así el espectador saborea deliciosas contradicciones visuales entre lo etéreo y lo tangible, los cuerpos que evocan a la carne enamorada y los que se conmueven ante la carne penetrada por el metal de espadas y dagas, los pies apuntados del ballet contrastando con una danza contemporánea, y por momentos moderna, que dibuja el duelo y el dolor con movimientos desgarrados, rotos, en la frontera de la contorsión.

Todo ello es interpretado magistralmente por uno de los ensambles más contundentes de la danza mexicana actual, que brilla por su abrumadora solvencia técnica e incluso por su belleza.

Cynthia Hamm como Julieta y Raúl Tamez como Romeo conmueven literalmente hasta las lágrimas a algunos miembros del publico, impulsados por las extraordinarias interpretaciones de todo el elenco.

[caption id="attachment_815254" align="alignnone" width="945"] La historia de Shakespeare es dirigida por Rodrigo González. Foto: David Flores Rubio[/caption]

En el cuerpo de baile destacan Dionisia Fandiño, Rocío Reyes, Cristian Fuentes, Kesia Herrera y una jovencísima Marisol Sarmiento. Se trata de artistas que en cualquier otra obra podrían ser protagónicos, pero en este ensamble es tan contundente la suma de talentos que forman parte del cuerpo de baile. Protagonistas y secundarios podrían intercambiar papeles sin detrimento alguno de calidad.

Ciertamente, un público sumamente especializado detectará yerros que le dificultarían el disfrute de la obra: la Capilla tiene limitaciones en cuanto a equipo de iluminación, además hay una serie de fallas de coordinación entre los bailarines, muy especialmente en las escenas de combate con espadas.

Pero eso nada pesa ante un suceso escénico que conmueve, que toca, que emociona; pues esta versión de Romeo y Julieta es un universo artístico que puede lograr que alguien que jamás ha visto danza contemporánea se enamore, perdidamente y para siempre, de los escenarios.

El Dato: La puesta en escena iniciará funciones en el Castillo de Chapultepec los viernes, sábados y domingos, del 2 al 25 de noviembre tras su gala en la Capilla Gótica.

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