Con más de 200 representaciones, la puesta teatral El amor de las luciérnagas, del mexicano Alejandro Ricaño, extenderá su brillo y ampliará su temporada de funciones hasta el 10 de diciembre en el Teatro Xola (antes Julio Prieto).
En entrevista para La Razón, Sara Pinet, quien interpreta a Lola (la mejor y única amiga escudera de María), considera que el éxito de esta puesta en escena, que tiene ocho temporadas en cartelera, radica en que se trata de una historia cercana a la gente: “se identifican porque la obra trata del amor y de aprender a soltar, que es algo en lo que todos nos hemos visto inmersos en algún momento”.
Dirección: Alejandro Ricaño
Cuándo: Lunes
Dónde: Teatro Xola (antes Julio Prieto)
Horario: 20:30 h.
Precio: $250
Esta obra —ganadora del premio Bellas Artes Dramaturgia “Luisa Josefina Hernández”, en 2011— está impregnada de una esencia de realismo mágico y cuenta la historia de María, una dramaturga para niños que tras una desazón sentimental emprende un viaje a Noruega, donde su vida dará un vuelco inesperado provocado por ella misma.
En seis años, El Amor de las luciérnagas conserva 80 por ciento de su elenco original y ha sido llevada a las ciudades del norte y del bajío de México, así como a los festivales de Manizales (Colombia), CASA (Reino Unido) y de Cádiz, en España; y pese a las diferentes culturas de cada sitio, Sara Pinet considera que las reacciones del público son similares, pues se trata de una historia universal.
Finalmente, pese a que este ciclo de obras concluya el 10 de diciembre, Sara Pinet no descarta que el proyecto continúe en otro momento: “siempre estaremos buscando en dónde más presentarla, es una obra que todavía no queremos soltar, aunque después de esta temporada aún no tenemos nada planeado”.
Con una analogía acerca de la similitud entre el amor y las luciérnagas, el espectador podrá hacer un viaje introspectivo junto con María, la protagonista de esta historia, donde seguro reirá, se conmoverá y posiblemente se identificará con la historia de búsqueda del amor propio y de pareja que se presenta a lo largo de los 90 minutos que dura la representación.
Bien justificados están los ires y venires en el espacio-tiempo, que enmarcan la infancia y juventud de María, así como los elementos escenográficos que, aunque son muy sencillos, cumple cada uno una función precisa, así como la iluminación que semeja el brillo de los pequeños insectos lampírides que llenan el escenario con múltiples luces coloridas.