Arriba a México el artista plástico español José Manuel Ciria (Manchester, 1960), una de las figuras clave de la estética abstracta en el contexto del arte español contemporáneo. La visita a nuestro país tiene como objetivo la instalación en el Ateneo Español de la Ciudad de México de la exposición Territorios y mapas: 14 piezas de su trabajo reciente, las cuales revelan peculiaridades significativas de su lenguaje pictórico.
Territorios y mapas es el tercer proyecto plástico de Ciria presentado en México: hace más de 10 años Squares from 79 Richmond Grove se exhibió en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez de Zacatecas; y Miradas especulares fue expuesta en el Museo de Arte Raúl Anguiano de Guadalajara en 2012.
Instalación de gran fuerza cromática que se apoya en ‘manchas’ blancas y rojas escoltadas por la presencia cautelosa del negro, atisbo de un amarillo que dialoga con el azul y matices de un verde tímido sopesado por la retícula de la luz. Piezas suscritas con la técnica ‘óleo y aluminio sobre lienzo’, que forman parte de la serie Memoria abstracta, concebida entre 2009 y 2010.
Iconografías ambiguas que se mueven entre lo figurativo y lo abstracto, en la búsqueda de un ímpetu de quieta emoción sobre espacios fundados por una geometría constructivista e insinuante. Los cuadros de Ciria tienen concordancia expresionista; pero, no desdeñan los azares confluentes de la coloración en diálogo con lo geométrico.
“Me considero, más que todo, un artista conceptual que se expresa mediante la pintura. Intento conjuntar lenguajes que cobran vida en lo pictórico. Lo abstracto en mi obra se relaciona con lo concreto: la relación entre ambos ánimos expresivos son muy sugerentes. Mi léxico plástico es muy ecléctico, se conjuga, insisto, en la búsqueda de una ‘unidad conceptual’ por encima de cualquier interpretación”, dijo a La Razón José Manuel Ciria.
Territorios y mapas es un título que lleva a diversas connotaciones. ¿Por qué este rótulo? La idea es sugerente. Pero el espectador tendrá que preguntarse la relación entre una zona y una cartografía, es decir un espacio y su demarcación. Mi pintura posiblemente no tiene comarca y, en sí misma, es un territorio plástico. Tenemos que compensar los términos en estos tiempos de migraciones. Mi obra en ese sentido, es nómada.
¿La ‘mancha’ como expresión concluyente? La mancha desplegada, extendida sobre un espacio que la cobija, pero que también la reta, la imbuye, la ‘reinvenciona’. La mancha como una invocación.
Preponderancia del blanco y el rojo. ¿Qué busca en ese encuentro de matices? Vinculaciones de iconografías ensoñadas. ¿Se atraen esos colores? Se superponen quizás en el instante de la complicidad que edifican. ¿Volúmenes del tiempo?
¿Fantasía o ilusionismo abstracto? Mis figuraciones son fantásticas, pero se nutren de elementos abstractos. Ilusionismo que se apoya en lo metafórico y en ademanes geométricos. ¿Alegoría? ¿Hechizo? Creo que ambos elementos se conjugan en mis cuadros.
¿Goterones que se encuentran o ‘pequeños espesores’ desplegados sobre ligazones teñidas en busca de intimidad? Mi intención parte del deseo de que cada mirada sea cómplice. Me interesa, sobre todo, que se produzca una reflexión: eso se consigue sólo en la intimidad, si mis cuadros lo logran, me parece bien.
El Dato: La curaduría de la exhibición estuvo a cargo de Julio Vázquez, con quien colabora desde hace varios años.