Hoy la obra Ítaca se presenta en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, tras su reciente estreno en el Palacio de Bellas Artes y haber recibido un acogedor recibimiento en diversas ciudades y por los más diversos públicos.
[caption id="attachment_827886" align="alignnone" width="200"] Foto: David Flores Rubio.[/caption]
Creada por la coreógrafa Cecilia Lugo e interpretada por su compañía, Contempodanza, esta pieza se inspira en el viaje de Ulises narrado en la epopeya de La Odisea, así como en el poema Viaje a Ítaca, del griego Constantino Cavafis.
Lugo afirma desconocer la causa del positivo impacto que ha causado Ítaca.
“Yo traté de hacer una obra muy honesta conmigo, no quise quedar bien con nadie; creo que esa es una ventaja, una cualidad, porque cuando comienzas a crear desde ahí no haces concesiones y tu trabajo es mucho más cercano a ti. Cuando uno se acerca a uno mismo es más fuerte el impacto, porque lo que uno quiere ver del otro es su intimidad.
"Con el tiempo, con la edad, le apuesto más a la intimidad en la escena; ya sea del intérprete haciendo su personaje o del creador, de lo que quiera hablar, pero desde un lugar muy verdadero, sensible y honesto, y lo que salga a partir de ahí será mejor recibido por la gente”, sostuvo.
Del destacado equipo de bailarines con el que cuenta, Lugo afirma que ella no los ha elegido sino que “ellos me han elegido a mí, están conmigo porque quieren trabajar conmigo, no sólo quieren bailar sino quieren bailar conmigo y bailar mis obras. Eso me honra porque son bailarines muy buenos.
[caption id="attachment_827887" align="alignnone" width="200"] Foto: David Flores Rubio.[/caption]
“Salvo una persona o dos que yo he ayudado a formar, los demás me han llegado muy completos y se han terminado de formar conmigo porque yo soy una persona muy exigente y también les exijo a nivel de profundidad interpretativa. Me interesa que estemos bien entrenados.
“A pesar de que Contempodanza no tiene ningún subsidio, ninguna beca en estos momentos, sí contamos con clases de excelentes maestros. En eso no claudico. No digo ‘a ver entrénense cómo sea o no se entrenen y solo nos vemos para ensayar’, como muchas compañías hacen porque no hay dinero para pagar maestros. Pero yo no puedo tener una compañía sin que los bailarines estén tomando clases y estén bien entrenados”.
Estas profundas demandas a los bailarines son notorias en escena, pues se les reconoce como intérpretes del más alto nivel.
La coreógrafa sostiene que nacen de su propia experiencia personal, que la lleva a ser estricta en lo artístico y en lo físico: “Soy de formación clásica y estuve en la Compañía Nacional, me tocó la primera oleada de los primeros maestros cubanos en el 75 y yo bebí de ellos toda su experiencia.
[caption id="attachment_827888" align="alignnone" width="200"] Foto: David Flores Rubio.[/caption]
“Soy muy hija de cubanos en ese sentido, con esa obsesión por la perfección. Por eso les exijo a los bailarines, siempre muy amorosamente pues creo que uno debe trabajar con compañeros que uno respete, y que lo respeten a uno. Crear buenos ambientes de trabajo es fundamental para que sobrevivan estos colectivos pequeños. Hasta ahora no hay dinero de por medio y entonces la pasión por lo que hacemos es muy grande, y el amor por la disciplina también”.
Denotando una gran emoción con su voz, Cecilia Lugo habla sobre la situación de los ejecutantes de danza:
“Yo quisiera que los bailarines tuvieran ingresos suficientes para comprarse un seguro de gastos médicos, para dar el enganche de una casa, para comprarse un carro, yo no quiero ver a los bailarines mexicanos siempre trabajando gratis. No puede ser. No debe de ser. Sin embargo, lo hacemos y ese hecho me hace reconocer a mis bailarines como pares. Yo me relaciono con pares, que tienen esa vocación y esa pasión por lo que hacemos. El sello de los bailarines de Contempodanza es una vocación y una pasión muy grande por lo que hacen. Ellos se han autodefinido como bailarines, como guerreros místicos. Eso me hace respetarlos muchísimo y trabajar para ellos”.
En la obra Ítaca participan los artistas escénicos Aileen Kent, Yoshio Córdoba, Guadalupe Acosta, Ana Paula Oropeza, Jorge Ronzón, Óscar Michel Pérez y Carolina Ureta, de quienes Cecilia Lugo afirma que son por momentos cocreadores de su obra.
“Me siento privilegiada por haber logrado esta apuesta en escena con la ayuda de todo un equipo y de los bailarines, porque ellos son la herramienta y la obra de arte, los que dan su cara a la hora de la hora y yo los acompaño en todo momento, trabajo mucho con ellos porque son mis traductores; cuando ellos hacen suya la obra y comienzan a cocrearla de alguna manera yo me siento muy satisfecha porque siento que la obra ya no es mía, es de ellos. Eso pasa cuando yo comienzo a desconocerla un poco, pero con la esencia original traducida desde un lugar de creación de los bailarines, me emociono y siento que va bien”, señala.
Tras comentarle el potente discurso visual que lanzan sus bailarinas, mujeres de gran fortaleza, Cecilia Lugo afirma:
“Lo que pasa es yo soy guerrera. Creo que todas las mujeres lo somos, sobre todo en sociedades machistas en las que uno tiene que abrirse camino para defender sus derechos. Nos vemos obligadas a ser guerreras. Aunque yo me siento muy femenina, yo no me quiero pelear con los hombres, yo los amo, me encantan los hombres. Pero creo que una mujer cuando está en su centro es una guerrera sin necesidad de salir a pelear. Es una guerrera para defender a sus cachorros; para que con tres pesos le alcance para comer todos.
"Porque es capaz de abrir sus brazos y contener a todos en ellos. Es una madre prodigiosa porque quiere a sus hijos y a los vecinos y a los de enfrente. Porque prodiga amor y carga a los suyos y también a los otros. La mujer es un ser muy prodigioso, muy poderoso. Y me gusta mucho sacar eso en las bailarinas, en los bailarines también, pero por alguna razón las bailarinas que me llegan tienen esa madera y yo nada más ayudo a pulirla y a decirles ‘más, más, más’, porque sucede que tanto hombres como mujeres, es difícil que reconozcan el valor que tienen. Entonces algo que a mí me gusta para bailarines y bailarinas profesionales y para alumnos es explorar el valor que tienen; hacerles reconocer que lo que valen no es siquiera por lo que conocen de sí, sino por lo que desconocen. En ese sentido la danza es una epistemología, una metodología que me lleva al conocimiento de mí mismo. Para mí la danza no es la suma de pasos, es caminar en lo desconocido para conocernos a nosotros mismos. Ese camino no termina nunca”.
En la visión de Lugo la danza también es un camino largo, pleno de autoconocimiento, tal como el emprendido por Ulises para regresar a su casa en la isla de Ítaca.
El Dato: Ítaca: Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, 20:30 horas. Donceles 36, Centro Histórico de la Ciudad de México.
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