Con sus más de 30 millones de ejemplares vendidos, el Diario de Ana Frank no sólo es uno de los libros más leídos en la historia, sino sobre todo uno de los más profundos testimonios de la templanza del espíritu humano frente a la maldad absoluta. De un lado, el régimen nazi, del otro, una adolescente judía escondida junto a su familia, pero aún así decidida a conducir su vida en cautiverio con dignidad y creatividad artística.
Interpretar dancísticamente una historia de ese calibre es un reto titánico, pero eso no arredró a Gladiola Orozco, quien en 1995 creó un “coreodrama” inspirado en el famoso diario, con la bailarina Jessica Sandoval interpretando el papel de la Frank. Ahora Sandoval retoma la creación de Orozco y la ha reestrenado, con Andrea Rivas interpretando el papel al que ella diera vida en los 90.
Esta nueva puesta en escena ha resultado por demás afortunada, pues se trata de una obra que toca y conmueve al público, impulsada por el contundente talento de la bailarina Andrea Rivas como punta de lanza.
Rivas se consolida como una bailarina sumamente polifacética: tiene momentos en los que se muestra profundamente infantil y otros en los que deja ver una gran sensualidad (no olvidemos que, entre otras muchas cosas, el Diario de Ana Frank narra la evolución de una niña hacia una mujer); por momentos es cómica, en otros tierna y desamparada; resulta especialmente conmovedor verla interpretar el doble papel del nazi que amenaza, contrastando con su corporalidad de niña en pánico.
Con esa magia, que los grandes artistas escénicos usan para hacer sentir al público que están viendo no a un personaje sino a una persona, Rivas nos lleva a confundirla con Ana Frank. Ya envueltos en esa ilusión, es sumamente conmovedor saber que esa bella y vital adolescente, casi una niña, acabará muerta en un campo de concentración víctima de la barbarie nazi.
Esta pieza sobre Ana Frank forma parte del programa doble: “Lo inmutable de la memoria”, en el que también se presenta Ella (s), una coreografía creada y dirigida por Jessica Sandoval y también interpretada por Andrea Rivas. La obra es definida como “un acercamiento abstracto a la lucha de género en la que nos encontramos, en defensa de nuestra feminidad, autonomía, valor y fuerza”.
Aunque no tan conmovedora como la pieza que la antecede, Ella (s) complementa a Ana Frank al mostrar a la misma bailarina en un papel de mucha mayor fortaleza y libertad, en el que increpa la masculinidad tóxica y la opresión de género.
Así, de la niña que llora ante un nazi imaginario a la mujer que nos deslumbra con su potencia física, hay una larga odisea evolutiva que también nos habla de la consolidación de ese poder femenino por el que aún luchamos en nuestra era.
Mucho se dice que la danza contemporánea no conecta con el público, que habla de temas ajenos a nuestro tiempo, que los bailarines solo hacen obras para que las admiren otros bailarines. Este esfuerzo de Gladiola Orozco, Jessica Sandoval y Andrea Rivas es todo lo contrario.
A un espectador distraído le pudiera parecer que ellas han llevado a escena ficciones o historias añejas, pero en realidad nos están hablando de nosotros mismos, de nuestra época, de temas tan actuales como el totalitarismo político, la intolerancia al diferente, la violencia contra la mujer, la esencia misma de los temas que leemos al abrir el periódico.
Y lo hacen no con discursos ideológicos ni con el palabrerío estéril de la política, sino con la más poderosa de arma en el arsenal de la danza: una bellísima bailarina soberbiamente entrenada, capaz de hacerte reír y llorar, indignarte y revivir con esperanza, tan sólo con los signos de su lenguaje corporal.
Lo Inmutable de la Memoria
Cuándo: 7, 8 y 9 de diciembre.
Horario: viernes 20:30; sábado 19:00 y domingo 18:00
Dónde: Un Teatro, Nuevo León 46 colonia Condesa.