Quizá algunos de los trabajos más conocidos de Alejandro Jodorowsky, el Psicomago, son sus filmes surrealistas Santa Sangre y La montaña sagrada, su novela gráfica El Incal (ilustrada por el francés Moebius) y la legendaria adaptación de Dune, la épica de ciencia ficción del escritor estadounidense Frank Herbert para la cual escribió un guion de 14 horas que jamás vio su luz.
No obstante, de su primer cómic muchos no conocen ni su nombre: Aníbal 5. Éste narra las aventuras de Aníbal, un integrante de la Agencia Latinoamericana de Defensa, que además de salvar al mundo, es un playboy mezcla del hombre atómico, el 007, el Santo y el actor Jorge Rivero, en quien estaba basado el personaje; y fue dibujado por Manuel Moro, quien también diera vida a Azor, el primitivo y Fantomas, la amenaza elegante.
“La propuesta de Jodorowsky siempre fue la de reinventar un género y en Aníbal 5 hizo algo totalmente integrado a la imaginación: es biónico, a veces viaja en el tiempo... y es difícil hablar de una premisa general pues cada una de las historias es diferente e impredecible”
Sergio Santiago
Periodista
Tras permanecer en la oscuridad desde 1966, Mauricio Matamoros y Sergio Santiago de editorial Samsara realizaron una “exhumación” hemerográfica e hicieron una recopilación de los únicos seis números que se publicaron de Aníbal 5, trabajo para el cual contaron con el visto bueno del mismísimo psicomago: “nos dio el permiso y la bendición para realizarlo, pero no pudimos tener mayor intercambio de palabras con él”.
“Es un producto de su época: en ese tiempo era extremadamente novedoso el género de espías, pero no el serio que retrataba Fritz Lang en el cine de posguerra, sino cosas más ‘relajadas’. La propuesta de Jodorowsky siempre fue la de reinventar un género y en Aníbal 5 hizo algo totalmente integrado a la imaginación: es biónico, a veces viaja en el tiempo... y es difícil hablar de una premisa general pues cada una de las historias es diferente e impredecible”, explicó en entrevista Santiago.
Pese a la breve comunicación que tuvieron con Jodorowsky, sí les explicó el porqué de la corta vida del cómic: los primeros números se publicaron sin que los editores de Temporae supieran bien de qué trataba, pero al salir el sexto abrieron un ejemplar y vieron que era una completa “mariguanada”, por lo que decidieron cancelar la publicación.
La segunda hipótesis sobre la cancelación se las proporcionó Concepción Arreola, exesposa de Moro: de alguna forma un ejemplar llegó al Vaticano y como en éste se le hacía una dura crítica a la Iglesia, los líderes religiosos mandaron una carta a la editorial en la que les informaban que prohibían la publicación.
Las narrativas de Jodorowsky eran surrealistas: en el primer número, un día mientras Aníbal daba clases de natación, su “patrón” lo llamó a la oficina secreta para informarle que en ese momento sería enviado a la isla del Barón de Sader para destruirlo, y, en el proceso, enamorar a la rubia y sensual reina de las mujeres topo del centro de la Tierra, una raza conformada exclusivamente de femeninas azules, cuyo propósito de ser era el sacrificio para mantener joven al villano. Para ello, antes sería transformado en un cyborg armado con pies que sudan napalm y un rifle atómico en el brazo.
“Tal cual, Aníbal es un espía cyborg surrealista; las historias, Jodorowsky las enriquece con una gran cantidad de referencias desde de la literatura mitológica hasta conceptos como el psicoanálisis y la vanguardia europea.
El Dato: Cuando el Museo Carrillo Gil dedicó una muestra a Alejandro Jodorowsky, la curadora contactó a Mauricio Matamoros para que le prestara algunos números de Aníbal 5.
“Generalmente los #1 de los cómics son sobre el origen de los superhéroes, el caso de Aníbal 5 empieza directamente en la acción, su actuar no tiene alguna razón moral, no está pagando nada, lo suyo es crear un espectáculo inolvidable”, concluyó Mauricio Matamoros.
Por ello Aníbal 5 (Samsara, 2018) no sólo es una documento imprescindible para los acólitos del psicomago, sino también para los amantes de la ciencia ficción y los estudiosos del cómic nacional.
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