El poeta del Renacimiento, Juan Boscán (1487–1542) introduce la lírica italianizante (Cavalcanti, Dante, Petrarca...) a la poesía castellana y, junto a Garcilaso de la Vega (1501-1536), da inicio el esplendor de la versificación en español con el soneto como modalidad central en las obras de Gutierre de Cetina, Fray Luis de León, Fernando de Herrera, Cervantes, Góngora, Lope de Vega, Quevedo, De Villamediana y De la Barca: figuras que influyen en la lírica española posterior con cultivadores del soneto: Gómez de Avellaneda, De Espronceda, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén, Gerardo Diego, García Lorca, Alberti y Miguel Hernández, entre otros grandes trovadores.
Bardos hispanoamericanos cultivan el soneto desde el siglo XVI: Francisco de Terrazas, Sor Juana, De Sandoval y Zapata, De Sigüenza y Góngora, Martínez de Navarrete, Julián del Casal, Darío, Nervo, González Martínez, Agustini, Velarde, Vallejo, Borges, Neruda, Paz, Montejo, Eliseo Diego, Lezama Lima, Gastón Baquero... El soneto empalma música y geometría: exactitud lingüística cosida a intenso contenido.
Sonetos y son Quince (Parentalia ediciones, 2018), de Julia Santibáñez (Ciudad de México, 1967), entra en los retumbos de aquella estrofa memorable de Lope de Vega: “Un soneto me manda hacer Violante / que en mi vida me he visto en tanto aprieto; / catorce versos dicen que es soneto; / burla burlando van los tres delante”. Poco frecuente en nuestro entorno, un volumen conformado por sonetos: la autora de Eros una vez (Premio Internacional de Poesía Mario Benedetti 2017) se atreve a hacerlo.
“Las palabras son mi ejercicio cotidiano. Tomo una y trato de exprimir sus matices, sus texturas. Quiero descifrar a qué sabe cada una, a qué color remite: si negro sólido o azul clarito. Me interesa examinar cuál es su tejido. Pretendo que hablen de lo que duele, designen las cosas por las que vale la pena estar aquí, que rocen, como dijo Paz: ‘el olvidado asombro de estar vivos’. Abordo todo eso en estos quince sonetos”, comentó en conversación con La Razón, Santibáñez.
¿Por qué decidió trabajar con la estructura del soneto? En el juego con las palabras llegué al soneto. Vi que sigue siendo preciso para nombrar lo que me pasa. De ahí estas estrofas sobre la maternidad, el desamor/amor, la muerte, la búsqueda de la belleza y, asimismo, otros que refieren a personajes literarios entrañables. Seguimos usando el tenedor y la rueda porque no se ha inventado otra cosa mejor. Lo mismo con el soneto: modalidad que es “un huracán de lava preso en una almendra esclava”: Miguel Hernández.
¿Qué son las palabras? A partir de ellas conformo la realidad. Sin palabras no comprendo; solamente veo el número de colores para los cuales tengo palabras. “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”: Wittgenstein. Las palabras son las mejores cosas que existen: esos bichitos aplastados en las páginas crean mundos que no existían, le dan sustancia a emociones amorfas, construyen amores y los destruyen.
¿Satisfecha con este cuaderno? Ojalá que este volumen confluya con la pretensión de Borges: “Mi mayor ambición literaria es escribir un libro, un capítulo, una página, un párrafo que sea todo para todos los hombres [...] que no se alimente de mi odio, de mi tiempo, de mi ternura”. Comparto estos sonetos nacidos en muchas hojas de papel y varias puntas de lápiz, durante largas noches o fines de semana demasiado cortos. En esos elementos sencillos descansa este trabajo que me obsesiona: alimento de mis neurosis y pudores.
De la argucia
Julia Santibáñez
Entre la tarde y yo está tu roja,
cuyo arrebato es todo mi desvelo,
sola suave que mórbida anhelo,
remordible que cómo se me antoja.
Dicen que mi obsesión es paradoja,
que la roja no es dulce caramelo
sino, acaso, amarguísimo gemelo,
que esconde una traición, una congoja.
No pretendo avalar mi necedad:
llámenme torpe víctima de afrenta
por esa pulpa, cándida y loca.
Me callo la pragmática verdad:
es razón que mis versos alimenta
las ansias que me evoca y me convoca.
TOMADO DE SONETOS Y SON QUINCE.
Sonetos y son quince
Autor: Julia Santibáñez
Género: Poesía
Editorial: Parentalia, 2018