José Emilio Pacheco y Francisco Toledo hicieron un gran dúo

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Foto: larazondemexico

Uno de los últimos libros publicados por el poeta José Emilio Pacheco (1939 - 2014), es producto de su colaboración con el pintor oaxaqueño, Francisco Toledo (1940 – 2019): Nuevo Álbum de Zoología (ERA, 2013) en el cual el artista plástico juchiteco despliega un inventario de criaturas que habitan el agua (pulpo, cangrejo...: “En la costa se afirma que los cangrejos / son animales hechizados / y seres incapaces de volverse / a contemplar sus pasos”; “Alguien lanzó un arpón y el pulpo respira muerte / por la segunda asfixia que constituye su herida).

Serpentean en el aire los zopilotes y los murciélagos. “Los zopilotes / fueron nuestras brigadas de reciclaje. Ahora se han acabado los zopilotes. / La basura está a punto de ahogar al mundo”; “El murciélago acepta su martirio y sacraliza el acto / de fumar el cigarrillo que cuelgan de su hocico”), roen la tierra (monos, cerdos, escorpiones...: “Cuando el mono te clava la mirada / estremece pensar si no seremos / su espejito irrisorio y sus bufones”; “Yo no he visto / sino infinitos monos prisioneros, / siempre entre rejas”; “El escorpión atrae a su pareja / y aferrados de la pinza se observan / durante un hosco día o noche / anterior a su extraña cópula”; “De entre todas las bestias / que en mi cuerpo lucharon contra mi alma / acabó por triunfar el cerdo” ) y se abrasan en el fuego (salamandra, ave Fénix...: “El también es fuego, / es vida y muerte: parece / la salamandra del incendio celeste”; “Arde en la hoguera de su propio vuelo”).

[caption id="attachment_1000417" align="alignnone" width="960"] Foto: Internet[/caption]

Diálogo entre el autor  de El principio del placer y los trazos reflectantes del hijo de Juchitán.  Animales hechizados los cuales restituyen su estampa en el grafito apremiante del poeta y en los carbones del dibujante. “El colibrí es el sol, / la flor del aire / entre las dos tinieblas”. Un sapo carga al grillo y los alacranes desandan en la espiral. “Con avidez de buitre hendía y rasgaba” los retazos podridos, mientras las moscas se suicidaban en el relente de la bombilla. “Bestias de una cruenta servidumbre”: ensimismado en el suceso verdoso del cocuyo.

Todo arde, en este álbum de tiempo, resplandores, pesadumbres y goces de visualidad interminable: estamos  muriéndonos de impaciencia  de rabia  de mirar las ruinas de nosotros mismos y Toledo traza a la intemperie el ardor de la cuadrilla de papagayos en la estampida.  En las paredes están escritas las peticiones de los niños,  en las tapias los perros mean sobre la inocencia,  todo se disemina por la voluntad de las estaciones,  todo  se malbarata por la ambición de los mercaderes: asistimos al sanguinario reflejo de los retratos y nos vemos como hormigas, en la desesperada  hacia los troncos de los árboles. Toledo amasa la grana y la noche se deshace en forma de felino triangular.

Arde la noche. El aire húmedo parece hervor de ciénaga, la noche que nos traga, nos expulsa a las pestilencias, nos descuartiza, nos tiñe en los preludios de la cerrazón. El poeta dialoga con los resplandores: el pintor entrega una comuna  de bestias sollozantes. Tinta y verbo en la edad de las tinieblas en el conjuro de la luna menguante y en los resquicios de la piedra: eterna circulación de las transformaciones en la  pausa de  una sorda melancolía de donde brotan las voces geométricas de zopilotes danzantes en un lienzo de El hombre Mono. / Ha muerto un creador de tensiones y sombras telúricas: conjunción de una luz de gestualidades oníricas protagonizadas por el alarde del relámpago.

[caption id="attachment_1000346" align="alignnone" width="201"] Foto: Especial[/caption]

Ficha

Nuevo Álbum de Zoología

Poemas: José Emilio Pacheco/Dibujos: Francisco Toledo

Editorial: ERA

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