La Revolución y su resonancia en el arte

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La Revolución Mexicana de 1910 involucró una cruenta guerra civil que marcó y manchó a México con un saldo de más de un millón de muertos en un poco más de ocho años. Documentada en sus días por los hermanos Alva y otros importantes fotógrafos y cineastas nacionales e internacionales, el movimiento armado integra una buena parte de la cultura visual y el imaginario colectivo nacional: creó los mitos de Villa y Zapata e impacta aun en la comprensión que se tiene de México y de los mexicanos.

Su legado artístico, un discurso trazado por José Vasconcelos en 1921 y materializado por Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Jean Charlot, Roberto Montenegro, Fernando Leal y Ramón Alva —los últimos menos célebres que los “tres grandes”— se apropió de los muros más significativos del país para “adoctrinarlo” con el estatuto de la “No reelección” al tiempo que determinó la esencia —siempre evocadora y poco realista— de los nuevos representantes de un pueblo en contra de la dictadura: el obrero, el soldado y el campesino, las entrañables figuras de las jóvenes indígenas, los alcatraces, los coloridos parajes mexicanos. De esta mirada parcial nos salva la afortunada visión de Orozco y sus veraces “desastres de la guerra”, la madre que pena La despedida del hijo que se suma a uno de tantos bandos, La trinchera y la descomposición social de El banquete de los ricos y el caos apocalíptico de la Katharsis.

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Hoy a casi 110 años de aquel escenario nos enfrentamos a una nueva especie de revuelta, quizá menos comprensible y articulada, pero tan o más violenta que la que se nos recuerda puntualmente cada 20 de noviembre. No cabe la menor duda: vivimos la Revolución y está plagada de muertos, madres y padres de víctimas, feminicidios, abusos y violación de los Derechos Humanos de los migrantes, el lenguaje y los crímenes de odio, división.

[caption id="attachment_1054369" align="alignnone" width="696"] Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, que se ubica en el Museo Mural Diego Rivera.[/caption]

A diferencia de las expresiones artísticas del siglo pasado, las de la Revolución Mexicana del siglo XXI no cuentan con una figura parecida a Vasconcelos, ni difunde un lenguaje político avalado por el poder, las manifestaciones visuales de hoy son efecto de la desesperación. Parece surreal que la mayor parte de las propuestas artísticas y conceptuales serias tengan que ver con el tema de la desaparición, del feminicidio, el asesinato de cada vez más periodistas y un clamor por la validación de la memoria histórica.

¿Será que los mexicanos necesitamos siempre de temas tan dolorosos para inspirarnos?

Esperemos que la siguiente conmemoración involucre otra visualidad.

Estamos atentos al tan prometido cambio.

MANIFESTACIONES DESTACADAS

Algunos trabajos referentes a este momento de la historia son:

Literatura

Los de abajo, de Mariano Azuela

El águila y la serpiente, de Martín Guzmán

Cine

Revolución orozquista, de los Hermanos Alva

Vámonos con Pancho Villa, de Fernando de Fuentes

Enamorada, Emilio El Indio Fernández

Pintura

Paisaje zapatista, de Diego Rivera

Retablo de la Revolución (Sufragio efectivo no reelección), de Juan O’Gorman

Del Porfirismo a la Revolución, de David Alfaro Siqueiros

Música

La adelita

La  toma  de  Zacatecas

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