Retratan distintas aristas de la belleza en obra

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Una mujer con un velo puesto en la cabeza entra en escena, descubre su rostro y deja ver sus facciones toscas con pelo en la cara, revela sus ojos enrojecidos por las lágrimas derramadas. Sus movimientos delicados contrastan con su físico y su melancolía refleja años de inseguridad, baja autoestima y tristeza, que ahora son iluminadas por las candilejas del escenario de la memoria y del teatro.

David Olguín escribe y dirige La Belleza, contundente propuesta que presenta la relación entre el empresario estadounidense Theodore W. Lent y la sinaloense Julia Pastrana, quien sufrió de hipertricosis lanuginosa, y viajó por el mundo como un fenómeno denominado la “amnesia de Dios”.

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En esta nueva temporada en el Teatro El Milagro, la vida de esta mujer es diseccionada para mostrar el estado de la ciencia, el discurso sobre lo considerado estético y potencializar las diferentes emociones que atraviesan los personajes como son la inseguridad, la perversidad, el interés y el amor.

Sobre la belleza existen múltiples y copiosos estudios, desde las humanidades y las ciencias sociales. En esta ocasión, Olguín, quien gusta de analizar significantes a través de retomar personajes o situaciones históricas, revela una conmovedora y corrosiva historia.

La pareja sorprende a sus audiencias; sin embargo, existe este sentimiento de monstruosidad, creado por la sociedad que construye estándares de belleza e inculca que con el dinero se puede sacar beneficio hasta de lo más desventajoso, que hace espectáculo de lo raro.

Theodore es un hombre práctico, puede perderlo todo y tasar su dolor, dialoga con sus fantasmas y se vuelve el atractivo principal de un show que nunca termina, que rueda por el mundo y no encuentra descanso.

La escenografía de Gabriel Pascal presenta la parte interior de un escenario, desde el cual se observan los hilos y pesas necesarias para que caiga el telón. El público es colocado al límite de este espacio, convirtiéndolo en su pared de fondo, en la cual rebotan los diálogos.

El montaje apuesta por los contrastes, por el cambio de roles entre personajes y actores, que permite potencializar la idea de extravagante y llegar a ser contundente y singular, con ayuda del vestuario (ideado por Rodrigo Muñoz) y el diseño sonoro (de Rodrigo Espinosa).

La puesta en escena sobresale por sus sólidas actuaciones. Mauricio Pimentel ofrece una dualidad trágica/desfachatada entre sus personajes: Julia Pastrana, quien sufre, se lastima y llora, y, por otro lado, María Bartel (Zenona Pastrana), quien se revela, se sabe de una manera y aprovecha eso para su beneficio. Laura Almela se transforma en Theodore, refleja su interés, pero también su “ternura”, coraje y locura. Transita del interés comercial a la irracionalidad.

Más allá de ser un concepto subjetivo, La Belleza, vista desde la mirada de David Olguín, se enfrenta con múltiples rostros, con emociones profundas matizadas por la manipulación, el deseo, el desprecio, la burla, el coraje, la ventaja o lo anormal, todo expuesto desde el escenario… “qué terror la mirada pública”.

La Belleza

Autoría y Dirección: David Olguín

Cuándo: Hasta el 15 de diciembre

Horario: Jueves y viernes a las 20:30, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00

Dónde: Teatro El Milagro: Milán 24, colonia Juárez (cerca del Metro Cuauhtémoc)

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