Retornan al escenario el clásico barroco La vida es sueño

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Foto: larazondemexico

Encerrado en una torre, un joven lamenta su condición de prisionero, se conduele de su mayor crimen: haber nacido. Ahí, en la fría oscuridad de su celda, filosofa sobre el significado de la vida; sin embargo, una decisión del monarca de Polonia, considerado como un hombre sabio, cambia su destino.

Abre los ojos ante un mundo desconocido, como una fiera que ha sido sacada de su hábitat, comete errores que lo condenan de vuelta al encierro, reducido a su miserable estado. Acto que detona cuestionarse sobre la realidad, “quizás esté soñando, aunque despierto me veo”.

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Escrita en el siglo XVII, La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, regresa a los escenarios; bajo la dirección de Claudia Ríos, vuelve para mostrar la atemporalidad de los clásicos y, también, para lanzar preguntas existenciales primigenias, las cuales enfrentan las propias realidades, esas que descubren a las personas en un calabozo soñando que todo es distinto.

Calderón de la Barca realizó una contundente reflexión universal sobre la realidad, los sueños, la imaginación, el despotismo, el libre albedrío, el destino, la guerra y la vida misma, que muestra este mundo tan singular, en el que todos los que viven sueñan lo que son, aunque ninguno lo entienda.

Segismundo, Basilio, Crotaldo, Rosaura, Astolfo, Estrella y Clarín son los personajes del texto clásico, el cual llega en la versión de Zaragoza de 1636, aunque la directora ha manifestado haber realizado una fusión entre diferentes versiones, para lograr un montaje más contundente y pensado para la escena.

Los integrantes de la Compañía Nacional de Teatro, Fernando Huerta Zamacona, Arturo Beristain, Marco Antonio García, Cecilia Ramírez Romo, David Lynn, Ichi Balmori  y Olaff Herrera son acompañados por otros cuatro actores más, para exponer la culpa que siente el rey lacerado por encerrar a su propio vástago, la mujer que llega al reino para limpiar su honra, los sobrinos que descubren su ambición y el padre que reconoce a su hija por la espada que porta.

La crueldad de la realidad se confunde en el onirismo del deseo. La duda se apodera del personaje principal, si estará despierto o si lo que ve es una ilusión. “Cuando no sea, el soñarlo sólo basta; pues así llegué a saber que toda la dicha humana, en fin, pasa como sueño”.

En casi tres horas de duración, Claudia Ríos construye contundentes imágenes, lleva a sus actores por los caminos del verso y de los retos de montar un clásico en la actualidad, busca (a partir del “Minuto de Oro del Siglo de Oro”) encontrar algo de sentido y respuesta, a través de la alegría y el dolor. “Por eso, Calderón de la Barca nos invita a obrar bien, a perdonar, a hacernos cargo de nuestras decisiones aun cuando pareciera que tenemos un destino ya designado”, afirma la directora.

Kay Pérez y la propia Ríos crearon el dispositivo escénico, el cual se conforma de un alargado y multiforme piso, que en el centro tiene un círculo verdoso, a partir del cual el público se sienta alrededor para formar un óvalo con cuatro accesos para los actores.

Segismundo pregunta: “¿quién mis voces ha escuchado?” y, a través de los siglos, la Humanidad ha oído sus reflexiones, ha desentrañado sus palabras y ha repetido infinidad de veces famosos versos de la obra, que invitan a soñar y a atreverse a todo, porque es fugaz y efímero el estar despiertos.

La vida es sueño

Autor: Pedro Calderón de la Barca

Dirección: Claudia Ríos

Hasta: el 23 de febrero, jueves y viernes 20:00 horas, sábados 19:00 y domingos 18:00 horas

Dónde: Sala Héctor Mendoza

(Francisco Sosa 159,

Del Carmen, Coyoacán)

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