Un sueño premonitorio despierta a un oficinista, se observa en una pesadilla cotidiana de esperanzas que se moldean por la cruel realidad, que pierden su tamiz transformador para convertirse en un deseo burocrático: ser un trabajador de gobierno que merece un reconocimiento.
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Y en esa perversa ensoñación, están sus otros 12 compañeros, quienes anhelan el cubículo 14, el mejor espacio de toda la oficina, el único que tiene una ventana y cierta privacidad de todo el piso 13.
Con Ya no sé qué hacer conmigo, Hugo Arrevillaga Serrano escribe y dirige un divertido musical “oficinístico”, en el cual se retratan a egresados de carreras artísticas que matan sus sueños creativos para abrasar la cotidianidad de transcribir folios y fotocopiar oficios.
Un día más de trabajo llega, el tecleo inicia, aunado a la venta de catálogo y dulces, se comparten información, chismes, memes y stickers en el grupo de WhatsApp del trabajo; en beneficio de la productividad se quitan las galletas, el café y la hora del ejercicio.
La propuesta presenta a siete mujeres y seis hombres inmersos en la sociedad de la insatisfacción y el cansancio, del desapego e infelicidad, que llegan en la noche y se observan a través de sus celulares, que viven con una diminuta luz que les pueda dar un aguinaldo o la jubilación mientras la oscuridad los come.
Surgen preguntas sobre la vocación, el liderazgo, el compromiso y los deseos de aparentar en esos espacios competitivos, “me pregunto qué sería de mi si siguiera actuando”.
Arrevillaga subraya que la presente temporada es un primer examen profesional de la Generación 2017 del Centro Universitario de Teatro de la UNAM, lo que conlleva un trabajo con mayor rigurosidad en la Actuación, la Acrobacia, las Técnicas de Voz, el Canto, la Expresión corporal y el Acondicionamiento físico, que son potencializados en esta historia para mostrar las capacidades de los jóvenes histriones.
Durante ocho meses, el director y los alumnos del CUT-UNAM realizaron un laboratorio de actuación, ejercicios de dirección y entrevistas personales para generar un encuentro colaborativo que decantó en el presente texto engarzado con canciones de la banda uruguaya El Cuarteto de Nos.
La escenografía es diseñada por Auda Caraza y Atenea Chavez, colaboradoras constantes de Arrevillaga, quienes cambian un poco la estética conocida (de maderas ásperas) para mostrar una oficina gris con una pared llena de oficios. Aurelio Palomino apuesta por un vestuario sobrio para oficina que deja la individualidad en el color de los calcetines o la funda del celular.
En Ya no sé qué hacer conmigo, la asignación del cubículo 14 se transforma en una batalla por saber quién tiene el mejor historial para merecer dicho ascenso. Los jóvenes actores del CUT se comprometen, se lanzan con determinación a conquistar el escenario y al público.
jmg