Un grupo escritoras manifestaron su preocupación por los feminicidios y la violencia de género que se vive en el país.
En un comunicado, las mujeres decidieron sumar sus voces en contra de los hechos que han padecido muchas mujeres mexicanas.
https://twitter.com/ANAGOFFIN/status/1235589211803262977?s=20
En un comunicado dado a conocer en Twitter, Adela Micha, Adriana Malvido, Alondra de la Parra, Carmen Boullosa, Denise Dresser, Concha León-Portilla, Elena Poniatowska, son sólo algunas de las mujeres que manifiestan su apoyo.
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También se encuentran dramaturgas, guionistas, traductoras, periodistas, editoras, reporteras, directoras de cine y de orquestas, y actrices.
En el documento también se puede leer un cuento denominado "Historia de un feminicidio"; el cual describe la violencia física, emocional, verbal en contra de las mujeres en el país.
La postura de este grupo de mujeres se sólo uno días del paro nacional del 9 de marzo y de las múltiples manifestaciones sociales, tras darse a conocer diversos casos de feminicidios en todo el territorio nacional.
Fragmento del cuento
Cuando nací, mi papá lloró porque no fui hombre.
Yo quería karate, me mandaron al ballet.
Al terminar de comer, yo tenía que levantar los platos de mi hermano.
Mi tío me besó en la boca, lo acusé y me dijeron: no exageres.
Un amigo de mi papá me manoseó y cuando lo conté, nadie me creyó.
Hablé del abuso de mi abuelo, me ordenaron callar o destruiría a la familia.
En cada puesto de periódicos, había fotos de mujeres desnudas.
Me enseñaron que mi valor dependía de mi virginidad.
Me puse minifalda; mis compañeros y mis maestros me tacharon de zorra.
Nos encontraron besándonos; él se convirtió en conquistador y yo, en puta.
Cuando le dije que estaba embarazada, contestó que no era suyo.
Para elegir carrera, me recomendaron que fuera compatible con el rol de esposa y madre.
Al levantar la mano en el aula para debatir un punto, el profesor siempre le daba la palabra a un hombre.
Al subir al transporte público, tenía que cuidar mis pechos y nalgas.
Mi segundo novio me exigió mis contraseñas como prueba de amor.
Cuando mi tercer novio supo que yo no era virgen, me cortó.
En mi primera entrevista de trabajo, me preguntaron si me iba a casar o planeaba tener hijos pronto.
Me acosté con un hombre la primera noche que salimos, lo presumió con sus amigos y jamás me volvió a buscar.
Aunque cursé una maestría en negocios, quien maneja la empresa familiar es mi hermano, que ni siquiera acabó la preparatoria.
Cuando se enfermó mi mamá, tuve que renunciar a mi trabajo para cuidarla, pues mis hermanos varones no tenían tiempo.
Si en las reuniones los hombres platicaban de política o negocios, desacreditaban mi opinión.
lps