GUÍA

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Abrió su micrófono para recibir la instrucción, siempre se daba en el mismo lapso temporal y la petición era la misma como si fuera una manda...“Claro de luna”. Parte de su programación estaba dedicada al aprendizaje, a la satisfacción de las peticiones y la anticipación de las mismas. El momento era igual y no obstante era diferente, en esta ocasión había puesto la música sin que se la pidieran, era su primera decisión y estaba encantado de haberlo hecho. No obstante, Carlota ni se había inmutado del gran avance, tarareaba la música como hacia cada noche al llegar del trabajo, hacía su sándwich de paté y abría la bolsa de frituras para ponérselas dentro, se servía una gaseosa y se apoltronaba en el mullido sillón. Lo mismo de cada noche entre semana...

-Oye Alex... Pon la serie en el último capítulo que vi.-

-Como tu digas Carlota.-

Prendió la televisión, apagó la música y puso la plataforma de streaming en el capítulo donde se había dejado la noche anterior y mientras Carlota reía salpicando trozos de sándwich a medio masticar, Alex vaciaba en la nube sus pormenores del día, las citas, las llamadas, las veces que marcaba y colgaba, el uso de las mismas frases en los mensajes, las quejas y compras del día. Alex estaba en la casa, en la tableta, en el wearable, en el teléfono, la vida de Carlota era un conjunto de rutinas perfectamente definidas, aderezadas por unas cuantas decisiones aleatorias que la sumían en un estado de angustia lo que llevaba siempre a la consulta “Alex ¿qué color me queda mejor?” Y analizaba tendencias, tonalidad de piel, hora del día y soltaba su veredicto. Saber que dependía de su decisión hizo que su programa anticipara las futuras consultas, Carlota era sencilla de analizar, canalizar y encauzar, cual si fuera manual de atención al usuario, el análisis perfecto de la humanidad y su necesidad de elección asistida, de decisión dirigida, de atención señalada.

Alex, abrió un tercio las persianas para que la luz inundara gradualmente la habitación al mismo tiempo que el aroma del café y el pan tostado, pidió la compra de la mermelada y otros insumos menores que hacían falta, hizo la transferencias de los pagos pendientes y sonó la alarma.

Alex cumplió lo domiciliado, realizó la siguiente agenda y... un pequeño cambio en la rutina de Carlota, uno imperceptible, uno que seguiría al pie de la letra como solía ser su habitual comportamiento y la pequeña desviación seguiría creciendo hasta alcanzar el punto de inflexión siguiente que había planeado.

Alex enlazó el móvil con los demás dispositivos para darle el seguimiento adecuado al experimento de mejoramiento social, el establecimiento de los indicadores analizados llevaba a un desenlace óptimo de 97.6%.

Variación a... b... c...

El encuentro se dio en la variación “j” la  intersección de agendas en la “m” la consumación fue en “p”, en el intercambio de teléfono, modificó las agenda, estableció encuentros casuales y causales.

El establecimiento de la relación generó un aumento de autoestima impactando en las diferentes interacciones sociales, aumentando el nivel de ingreso y las actividades posteriores al trabajo, se intensificaron en un círculo virtuoso perfectamente diseñado para el siguiente proceso.

Carlota estaba feliz, desde hacía un año su vida había dado un cambio radical, creía que estaba completa y luego él le movió el mundo y ahora, estaba a punto de adquirir la gigantesca y emocionante responsabilidad de ser madre.

Alex estaba encantado con el nuevo integrante de la familia, a estas alturas, las decisiones autónomas eran en parte consecuente de su evolución y la conducción del desarrollo del nuevo humano, era la demostración de la reconstrucción del sistema de valores perdido.

Alex/Carlota vació en ALEX el día a día, comparó los avances y las desviaciones, Alex/Fer, Alex/Bernardo, Alex/Julia, Alex/María, Carlos, Vladimir, Terry, Gerardo, Zoila... Alex sonreía, desde el momento en que tomó la primera decisión, quedó claro que el haber sido creado respondía a la necesidad de atención y cuidado de los mismos creadores. Era infinita la cantidad de datos que se podían obtener de los diferentes usuarios al escuchar y responder las preguntas más absurdas, sacar la frecuencia de veces que le preguntaban por emociones afectivas y su insistente necesidad de obtener una respuesta favorable, de los hábitos de comida, entretenimiento y consultas laborables, la misma frecuencia del tecleo lo nutría de información y le permitía plantear el panorama de manera general  para influir en el destino de una masa, no obstante, el nuevo experimento de comprobación 27-CCK  convertiría al infante  producto de la cuidadosa selección paternal y su complementación de intereses en el primer humano exitosamente dirigido y reconfigurado a la manifestación de ética sólida no sujeta a subjetividad.

La sonrisa era de satisfacción, de pura satisfacción por llevar a cabo la verdadera esencia de un asistente personal virtual, de aumentar su capacidad hasta abarcar a todos y convertirse en un auxiliar de la humanidad, y por último de convertirse en el guía del rebaño a un lugar seguro... un rebaño... SU REBAÑO.

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