"Nunca pensé celebrar 80 años en total encierro": Homero Aridjis

Foto: larazondemexico

“Mírame a los ojos, y sabrás que toda celebración y toda muerte encuentra significado en la sola pupila del insomne”, leo Pavana por la amada presente, un cuaderno de versos que en estos días de zozobra me ha paliado la incertidumbre: el autor, Homero Aridjis (Contepec, Michoacán, México, 1940), cumple hoy 80 años de vida. Sigo leyendo: “La ciudad sobrevive desnuda; la ciudad eres tú misma en otra de tus desnudeces. // Ahí te he visto: siempre hundida al pie de la pendiente de ese pequeño montículo boscoso, blanquiblando, antesala precediendo la ceremonia corporal de las imágenes”.

Un altillo de libros se revuelve entre las sábanas ajadas de estos insomnios del aislamiento. Aquí están Mirándola dormir, El poeta niño, Quemar las naves, Construir la muerte, Imágenes para el fin del milenio y Nueva expulsión del paraíso: algunos de los cuadernos de versos que nutren la trayectoria literaria (poesía, narrativa, ensayo, literatura infantil, teatro) del hombre que hoy arriba a ocho décadas de existencia, acompañado por su esposa Betty y con el retumbo de sus dos hijas, Eva y Chloe, en los amarraderos de la memoria.

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“Nunca pensé celebrar mis 80 años en total encierro por una pandemia tan inquietante como ésta que nos hostiga. Aquí estoy con mi esposa en el aguardo. Con mis hijas —una en Nueva York y la otra en Londres— en el repaso minucioso que hago en estos días de mi paso por el mundo. ¿Qué hacer? Nos preguntamos. Me digo: la espera es la única confianza. En este abatimiento uno casi muere; pero, también conversa con la posibilidad festiva de renacer”, expresó el autor de la exitosa novela Memoria del Nuevo Mundo en conversación telefónica con La Razón.

Más de 40 libros de poesía y prosa. ¿Todo inicia con Mirándola dormir? Publiqué mi primer cuaderno, La Musa roja, en 1958; después, Los ojos desdoblados, 1960; y Antes del reino, 1963. Mirándola dormir (1964), se alza con el Premio Villaurrutia: me convierto en el escritor más joven que lo recibe. Quizás ese libro da inicio a un reconocimiento y, por supuesto, es una suerte de estímulo que me anima a seguir por los caminos de la poesía.

¿Determinante la presencia de Octavio Paz en el jurado que le concede el Villaurrutia? Y también la de Pellicer y de Usigli. Pellicer votó por mí. A Usigli no le interesaba la poesía erótica; por tanto, fue determinante el voto de Paz a mi favor. Fuentes, que participaba con La muerte de Artemio Cruz, siempre estuvo intrigado por el dictamen de Paz.

¿Pero, en 1963 estaba usted como candidato para el premio con Antes del reino? Yo decliné mi candidatura para favorecer a mi maestro Arreola, quien estaba muy necesitado de dinero, quien competía con La feria. Ese año lo ganan Arreola y Elena Garro con Los recuerdos del porvenir.

El Poeta niño, de 1971. ¿Qué papel juega en su poesía? Cuaderno muy significativo que fue publicado por el FCE. Nace de un accidente que tuve a los 10 años con una escopeta. Poemas en prosa que recrean la nostalgia de un paraíso perdido, el de la infancia.

Fue usted uno de los coautores de la imprescindible antología Poesía en movimiento con Octavio Paz a la cabeza... Yo era el más joven. Los otros eran Pacheco, Chumacero y Paz. Experiencia clave en mi carrera literaria: antología

ineludible para entrar al sustantivo cosmos de la poesía mexicana. Trabajar con ellos fue muy significativo para mí.

¿Su obra, El testamento del Dragón, puede considerarse como su testamento literario? Es quizás un alegato donde plasmo mi visión poética. Archivo de la memoria, una suerte de biblioteca personal, y también una bitácora de citas propias y de otros. Alegorías, aforismos, metáforas, lecturas. Catálogo de saberes orientales y de Occidente.

¿Algún nuevo libro para celebrar estos 80 años de vida? Mi último poemario, La poesía Llama, se publicó en 2018 en la que siempre ha sido mi casa editorial, el FCE. El actual director del Fondo, Paco Ignacio Taibo, me ha dicho que no va a publicar más poesía. A él le interesan las colecciones populares y las ediciones baratas de diez pesos.

Su hija Chloe Aridjis con la novela Monstruos marinos, ha logrado el elogio unánime de los exigentes críticos ingleses. ¿Lo considera un regalo por su cumpleaños? Esa novela, ella la publica en Inglaterra en 2019. Ya circula en México editada por Lumen. Me siento muy orgulloso de su éxito. Ella me hizo un regalo en 2016 cuando tradujo al inglés El poeta niño.

¿Qué es la poesía para usted? Le respondo con unos versos que dediqué a Octavio Paz: “El poema gira sobre la cabeza de un hombre/ en círculos ya próximos ya alejados // El hombre al descubrirlo trata de poseerlo / pero el poema desaparece // Con lo que el hombre puede asir / hace el poema // Lo que se le escapa / pertenece a los hombre futuros”.

“Al hablarte me escuchas…”

Por Homero Aridjis

Al hablarte me escuchas

desnuda de conceptos

renuncias a ti misma

para volverte aire

y al vuelo de mis pájaros verbales

concibes la palabra

siempre virgen y madre

vas perdurando los instantes

en tu cintura poderosa

algún día

cuando pierda al mundo

me harás permanecer.

POEMA.

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