“Era un ciclón, un meteoro... un aguacero resplandeciente con rayos y centellas y todo. Parecía una aparición, un fenómeno, una fuerza de la naturaleza en figura de mujer”, así define Juan José Arreola a la escritora, poeta y oradora Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein, más conocida como Pita Amor (Ciudad de México, 30 de mayo, 1918 - Ciudad de México, 8 de mayo, 2000). Alfonso Reyes lo situó en la geografía de la leyenda: “Nada de comparaciones odiosas: aquí se trata de un caso mitológico”, determinó el autor de “La Cena”.
Pero, seguimos preguntándonos: ¿quién era Guadalupe Amor? Alucinada, mágica, insolente, arrebatada, errante, provocativa, solitaria, extraña, sensual, rebelde, apasionada, contradictoria, exacerbada, impositiva y genial, la autora de Yo soy mi casa (1946) sigue siendo una luminosa, secreta y solar figura de la literatura mexicana del siglo XX.
Mujer de hermosura sublime, se relacionó sentimentalmente con poetas, escritores, pintores, empresarios, políticos y actores; a los 18 años se convierte en amante de José Madrazo, prominente ranchero de 60 años, con quien mantuvo una larga relación: preámbulo de gestos femeninos que causaron polémicas en los años 40. Junto con la artista plástica Nahui Ollin se le considera una de las precursoras de la liberación femenina en nuestro país.
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Poesía la dádiva de la seducción, supo imponerse en el círculo intelectual y artístico de su tiempo hasta ser reconocida como la Undécima Musa. Muchos han dicho que su personalidad estaba aderezada con la paranoia del pintor Salvador Dalí, los descomedimientos de la diva María Félix y las ingeniosidades del narrador-actor Juan José Arreola.
Real, retadora y auténtica, nos legó más de 20 publicaciones donde el talento se empalma con la gracia de una sensibilidad untada de deslumbramientos que suscriben un personalísimo estilo de ariscas configuraciones. Cadencias de improntas ceñidas a un barroquismo lingüístico de goces fascinantes. Destacan Yo soy mi casa (1946), Polvo (1949), Décimas a Dios (1953), Todos los siglos del mundo (1959), Como Reina de Baraja (1966), A mí me ha dado en escribir sonetos... (1981), Soy dueña del Universo (1984), Mis crímenes (1986)...
“Que todo morirá cuando yo muera... ¡Imposible pensar de otra manera!”: clamor de una mujer arropada por las Tres Gracias (Cárites: Eufrosine, Talia, Aglaya): hechizo, alegría y belleza. Si Guadalupe Amor no hubiese nacido, nos hubiésemos visto obligados a inventarla.
Su poema más popular
“Letanía de mis defectos”
Soy vanidosa, déspota, blasfema;
soberbia, altiva, ingrata, desdeñosa;
pero conservo aún la tez de rosa.
La lumbre del infierno a mí me quema.
Es de cristal cortado mi sistema.
Soy ególatra, fría, tumultuosa.
Me quiebro como frágil mariposa.
Yo misma he construido mi anatema.
Soy perversa, malvada, vengativa.
Es prestada mi sangre y fugitiva.
Mis pensamientos son muy taciturnos.
Mis sueños de pecado son nocturnos.
Soy histérica, loca, desquiciada;
pero a la eternidad ya sentenciada.
Otros poemas de ella recomendados:
“El fauno”
El fauno estremecido
en la moldura de la piedra gris
está como dormido
Con sonrisa de gis
delira delirante en un desliz
“El arcángel”
Montado en una cornisa
de una puerta cubierta de damasco
de seda movediza,
impedía un chubasco
el arcángel, volado de un peñasco
“Me acerqué…”
Me acerqué hasta tu puerta
temerosa intenté tocar la aldaba
Fue una tarde desierta
En el muro dejaba
esplendores la flor de la guayaba
“Cuando tú me detractas…”
Cuando tú me detractas
me sumerges al fin de los abismos
¡No se levantan actas!
Internos cataclismos
anulan mis celestes espejismos
“A mí me ha dado…”
A mí me ha dado en escribir sonetos
como a otros les da en hacer sonatas
lo mismo que si fueran corcholatas
etiquetas, botones o boletos
A mí me ha dado en descubrir secretos
A mí me ha dado por volar veletas
A mí me ha dado en recortar siluetas
y en medir bien la luz de los abetos
A mí me ha dado en alumbrar la rosa
y medir el listón de la violeta
la rosa que se vuela en mariposa
la rosa desmayada tan secreta
la rosa de la flor maravillosa,
y en quebrar el fulgor de la ruleta
“Yo fui novia…”
Yo fui novia del Blue Boy
de un árabe del desierto
de un músico de concierto
y en el infierno ahora estoy
Yo me voy en un convoy
a recorrer el Mar Muerto,
el mar obscuro y abierto y
por sus ondas me voy
Voy a pescar peces rojos
y a encerrarlos con cerrojos
en un frasco de cristal
Ya es mi locura total
estoy por ti encarcelada
en la cárcel de la nada
“Mi testamento”
En estas líneas que con tinta escribo
te lego Juan de Dios mi testamento,
quede de testimonio documento
la palabra transcrita que transcribo
En estas letras dadas al olvido
infinitas, igual que el firmamento,
dejo mi signo, mi señal, mi acento
y te digo don Juan lo que he vivido
Y te digo don Juan cómo yo he muerto
Lego mis asombrosos abalorios
a la sombra del ávido desierto
y a la misa final de mis velorios
Y mi sangre la dejo al llano abierto
y mi gloria a los cielos transitorios
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