En diciembre del año pasado, en vísperas de su cumpleaños número 91, el artista plástico Manuel Felguérez donó al Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), 38 esculturas y todo su archivo, conformado por artículos, reconocimientos, catálogos y carteles.
El creador zacatecano expresó que era para él un honor que su obra formara parte de la colección permanente del MUAC.
Eso de donar cuadros me es lo más natural del mundo. Me queda poco tiempo, ¿y ahora qué? pues se los donó a la universidad que le debo la mitad de mi vidaManuel Felguérez, artista plástico mexicano
Cuando le preguntaron por qué donaba su obra al museo respondió: “porque todos los artistas, producimos lo más que podemos, lo cual es relativamente fácil, lo que es casi imposible es venderlo y vivir del arte es peor”.
Aquella ocasión compartió cómo su salud le empezaba a impedir crear obras de pequeño formato. “Por la edad, empiezo a tener problemas de la vista, por lo que me cansa estar haciendo cositas, odio la miniatura y en lo grandote me siento en casa”, señaló.
Ese 4 de diciembre de 2019, Felguérez se encontraba en el MUAC presentando la exposición “Trayectorias”, que reunía 100 obras, entre pinturas, esculturas y murales, producidos en las últimas siete décadas, además de obras monumentales que creó exprofeso para el recinto.
Todos los artistas, producimos lo más que podemos, lo cual es relativamente fácil, lo que es casi imposible es venderloManuel Felguérez, artista plástico mexicano
La exhibición se centraba en tres puntos principales de la producción de Felguérez: su obra temprana: “Canto al océano” (1963) y “Mural de hierro” (1961), el cual fue el primero en México en ser creado haciendo uso de materiales industriales y residuos; fue rescatado en 2014 por la UNAM, tras permanecer por medio siglo en el cine Diana; así como un vitral que estaba instalado en una casa particular y que se presenta por primera vez.
La segunda se enfocaba en la labor que realizó con computadoras, obra para la cual especificó a una inteligencia artificial los elementos que componen su trabajo, para que así la máquina creara una serie de obras infinitas.
El núcleo final se centraba en su producción reciente y muestra obras realizadas expresamente para la exposición, como las monumentales “Centro del lado este” y “Centro del lado oeste”.
“Los cuadros tienen una innovación, porque pienso que pintar o hacer esculturas es algo de inventores, pues el artista que se repite es un artesano; el chiste es la emoción de llenar el papel en blanco con algo que no haya existido”, afirmaba emocionado el creador.
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