La presencia de la COVID-19 ha impulsado la creación de nuevas maneras de realizar las labores de difusión de libros. Escritores, sellos editoriales, librerías, distribuidores y promotores de lecturas han recurrido a las plataformas digitales como medio para promocionar publicaciones de materiales literarios, científicos e históricos. La Razón conversó con la escritora, antóloga, promotora cultural y asesora literaria Paola Tinoco, (Ciudad de México, 1974) —directora editorial de ipstori (formato para leer y escuchar historia)— sobre las nuevas modalidades y estrategias que se han abordado para la promoción de libros en estos días de pandemia.
¿Cómo afronta usted la promoción editorial ante la presencia de la COVID-19? Diseñando estrategias a partir de los medios que tenemos disponibles; es decir, lo que se puede consultar en Internet y redes sociales. Además de pensar en las condiciones actuales, pongo énfasis en los alcances de estos medios en donde el papel de la distribución física no juega un papel importante.
¿Qué estrategias de promoción ha tenido que asumir? Todas aquellas que no involucran objetos físicos o desplazamientos: no se envían libros ni paquetes por mensajería sino libros electrónicos, o en formato de PDF autorizados por los clientes. No organizamos eventos en lugares públicos, sino en diversas plataformas de Streaming. También enriquecemos la base de datos de medios de comunicación con impacto online y presencia de autores o artistas (según la disciplina con la que trabaje en el momento) en charlas y conferencias por zoom o Streamyard que en estos momentos es muy eficaz: acorta distancias entre grandes personalidades —quienes no pueden o no quieren viajar— lectores y medios de comunicación en México.
Los lectores todavía prefieren el libro físico. ¿Cómo promover el libro digital? Yo no aseguraría eso de la preferencia del libro físico: diría que depende de la edad y de las actividades del lector. Los lectores más jóvenes son proclives a lo audiovisual, es por eso que los audiolibros están volviendo a tomar fuerza e importancia en la industria editorial (se puede ver claramente en las decisiones tomadas por los grandes grupos editoriales); por ejemplo, Penguin y Planeta tienen sus propias cabinas de grabación y elaboran audiolibros. Eso significa que los lectores ya están dispuestos a usar nuevas plataformas. Pero, respecto a cómo promover libros digitales: hay un mar de posibilidades en las redes sociales y en los portales de noticias culturales; la radio y la TV siguen siendo buenas opciones, sin embargo pienso que la recomendación, el "boca a boca" en redes es muy eficiente: el público lector que gusta de leer ebooks hace caso de las encomiendas que encuentra en redes sociales o prensa en Internet. Una pieza fundamental siempre será el apoyo del autor, en cualquiera de las plataformas que promocionemos sus libros o sus relatos.
¿Cree usted que son efectivas las presentaciones en forma virtual de libros? Sí, creo que se han vuelto una de las actividades que seguimos los que estamos involucrados en el mundo de la literatura; tiene diferencias con lo que estamos acostumbrábamos; pero, tienen su encanto. Creo que serán en adelante una opción más de promoción, aunque podamos salir a la calle y presenciar estos acontecimientos en librerías. El hecho de tener a grandes autores que no pueden viajar y que aceptan conversar por Zoom con sus lectores, es una de las herencias positivas que nos dejará el confinamiento. Y la gente que no compra el libro físico, puede obtenerlo mientras presencia la charla del autor, tan sólo con abrir una ventana en su navegador, en la misma computadora, celular o Tablet en que siga el evento.
¿Los autores se sienten cómodos con estas nuevas formas de divulgación de los libros? Unos más que otros, pero el saldo es positivo: son más los autores que sacan provecho de las actividades online que los que se niegan a ello. Mi querida amiga, la escritora Sara Sefchovich me ha dicho que es "azoómica" y no usa semejante plataforma por gusto: me confiesa finalmente que trabaja y tiene contacto con sus alumnos por ese medio. Ethel Krauze en cambio, se ha vuelto la reina del Zoom y da clases y talleres por videoconferencia. Eso, por mencionar solo un par de ejemplos. Hay muchos más que lo hacen con resultados positivos.
¿Las editoriales cómo han afrontado la situación? Veo que las editoriales grandes se han arremangado y puesto a trabajar en estrategias estupendas: Penguin y Planeta lo hacen maravillosamente, ofrecen apoyo a los lectores que viven el encierro, y asimismo convidan a nuevos productos. Me parece que es la mejor actitud que se puede tomar en estos momentos. Otras, orilladas por la incertidumbre económica han decidido pedir apoyo a través de fondeadoras o donadoras. Es válido. Sin embargo, recuerdo un viejo dicho que le escuché a los editores españoles con quienes trabajé durante década y media: "Pan para hoy y hambre para mañana". Si no generan nuevas estrategias, el dinero que llegue como apoyo, se esfumará, y perderemos magníficas editoriales independientes si no deciden cambiar la forma en que han trabajado los últimos años.
¿Secuela de la crisis? La crisis de la industria editorial no se arregla con fiestas y tragos, sino con estrategias. Lo cual no quiere decir que no hagamos fiestas. En ipstori, —la App —editorial en la que trabajo actualmente, hemos apoyado a los lectores con tres meses de gratuidad en el acceso a nuestro contenido. Además de eso, a partir del 15 de junio ofrecemos nuevos productos, nuevos autores, nuevo diseño, mejoras en la experiencia del usuario quien podrá leer y escuchar cuentos y series de su agrado. Esta manera de enfrentar la situación nos ha traído una gran cantidad de lectores en menos tiempo del que costó que llegaran a la App antes de estos días de encierro. El formato ipstori (así, en minúsculas) es para leer en exteriores o en confinamiento.