Público lamenta Cervantino austero

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La edición 47 del Festival Internacional Cervantino, al igual que otros sectores gubernamentales, se vio sujeta a las políticas de austeridad: para este año, el presupuesto del encuentro artístico se redujo 20 por ciento respecto al anterior: de 105 mdp pasó a 84.1 mdp; una disminución de 21 millones. Pese a ello, Mariana Aymerich, directora de la fiesta, afirmó que se mantendrían “los altos estándares que lo han definido”; sin embargo, visitantes aseguraron a La Razón que notaron la baja de recursos en una menor cantidad de eventos, disminución de arte plástico en las calles y en la calidad de los espectáculos.

En esta edición hubo una reducción de funciones de 54 por ciento, al pasar de 339, en 2018, a 155, en 2019. Aunque a nivel global registra un incremento de 35 por ciento en número de actividades, comparado con el año anterior.

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“La inauguración estuvo muy pobre, nunca había habido una así; no vimos ceremonia ni en el Teatro Juárez ni en la Alhóndiga, en la que ni hay telón; pensamos que iba a ser una cosa más espectacular, pero no vimos algo que representara lo que se supone es lo mejor del país. La austeridad sí pegó”, lamentó Adrián Pérez, originario de Guanajuato.

"Vimos en la cartelera que nada más algunos días hay unas cosas en la Alhóndiga; también los artistas están muy poco tiempo; si querías ver a una compañía de danza y se te pasó

el día, pues ya fuiste; estaría bien que fueran más funciones”

Octavio N.

Tijuana, Baja California

Una queja entre los asistentes es la falta de entrega de programas de mano en la mayor parte de los espectáculos; durante la cobertura de este diario del festival, únicamente se proporcionó para el recital del Ensamble Zephyrus, en la Iglesia de la Valenciana; en las actividades de recintos como los teatros Cervantes y Principal, el Auditorio del Estado y la Alhóndiga de Granaditas —donde se realizan los eventos gratuitos— no se brindó información de algún tipo al público.

“Si no te supiste el programa, pues ni te enteraste qué viste”, acusó Pérez.

Víctor Cano, de Parral, Chihuahua, calificó de “deficiente” la cartelera de este año: “hay muchos huecos en los horarios de programación, y nosotros, que venimos de fuera, quisiéramos aprovechar al máximo los días. El año pasado entramos a prácticamente todo, unos seis o cinco (eventos) diarios, fácil; en nuestra estancia entramos a unos 20 o más; esta ocasión, a dos o tres por día”.

Por su parte, Laura Martel, originaria de Chihuahua y quien acudió por primera vez al Cervantino, lamentó que los espectáculos no llenen los teatros: “yo tenía muchas expectativas de venir al festival y aunque en general los eventos que he visto me han gustado, sí he notado un poco de desaire, porque no están llenos los recintos”.

Roberto Serrano Chirino, director de la Canaco-Servytur de Guanajuato, afirmó que previo a la disminución de recursos, “los artistas y los espectáculos eran espectaculares, pero este año lo vemos un poco pobre. En esta edición no vienen grupos tan internacionalmente conocidos. El presupuesto se ha ido recortando y eso sí se ve reflejado en la calidad de los artistas y en el número de espectáculos; está previsto que el año que entra sea menor.

"A mí me habían dicho que había muchos eventos, pero hasta ahora, revisando el calendario que hay, pues vemos muchos espacios en los que no hay absolutamente nada;

toda la tarde o la mañana y no hay nada espectacular, como que no está muy nutrido”

Laura Martel

Parral, Chihuahua

“Presentan obras de teatro y no hay escenografía, sí hay tramoyistas, pero no cosas en el escenario; tener el tapanco y atrás un fondo negro sirve para algunos espectáculos, pero para cosas como la ópera china, sí se requiere más producción. Como todos los eventos, el festival se va desgastando y la falta de recursos para traer cosas más reconocidas ahuyenta a la gente”, abundó.

La ópera china a la que se refiere es El pabellón de las peonías, una de las obras cumbre de la dramaturgia de aquel país; para su debut en México, en el FIC, no se emplearon pantallas ni grandes elementos de utilería como en el montaje original presentado en el país asiático, señaló a La Razón la cantante principal, Wu Lan. Uno de los elementos que más llamó la atención, además de los vestuarios y las coreografías, fue la utilización de una silla de oficina, en la cual la joven Du Liniang cayó dormida.

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