La arquitectura de una ciudad determina su grandeza. La estética urbana es un reflejo de su historia, de la cultura que la sostiene y de la gente que ha vivido y vive en ella. La Ciudad de México anida diseños arquitectónicos, los cuales han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Todo tiene su origen cuando Porfirio Díaz resuelve colocar al país en los ancladeros de la modernidad y ordena las edificaciones del imponente Palacio de Bellas Artes, el Palacio Postal, el Teatro Nacional y el Palacio de Comunicaciones.
La Ciudad de México con esa nueva identidad se convierte en centro de atención en el mundo en la concurrencia de elementos de la antigua arquitectura romántica, neogótica y neoclasicistas. En los años posrevolucionarios se recurre al funcionalismo: brote de lo que se conoce como la primera modernidad arquitectónica de la capital mexicana. Destaca la presencia de Juan O’Gorman, creador de la casa-estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo y la intervención con mosaicos del mural de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Época en que se desdeñan las composiciones de diseño artístico; pero, se levantan edificaciones auténticas y axiomáticas que en sí misma conforman un novedoso espíritu creativo-artístico: el ejemplo más significativo, la colonia Nonoalco en Tlatelolco delineada por Mario Pani. Nacimiento de espacios públicos para las comunidades. Ciudad de México: “maraña urbana caótica”, uno de los núcleos sustanciales de la arquitectura moderna. Urbe de contrastes configurada por descomunales construcciones de cemento armado y obras arquitectónicas funcionales, hermosas y atractivas por su sugestivo desorden-equilibrio: Palacio de Bellas Artes, Edificio La Nacional, Edificio Guardiola, Biblioteca Vasconcelos y Torre Banobras, dan cuenta de esas discordancias que la convierten en una metrópoli singular que deja asombrados a los visitantes.
Pero, qué son las viviendas en el entorno de una ciudad moderna. Mientras que los grandes edificios son espacios sociales de actividades políticas, empresariales, económicas y artísticas; las casas anidan la intimidad de sus habitantes. Presentamos seis ‘casas históricas’ de la capital mexicana que constituyen un patrimonio invaluable de la cultura de nuestra nación.
En Paseo de la Reforma número 27 se levantó la primera ‘casa aristocrática’ de la capital: la Braniff–Ricard. Actualmente, el área de los departamentos que trazó el arquitecto Alberto Kalach, Reforma 27.
Más de una arteria en la ciudad preserva todavía las siluetas de los domicilios antiguos donde moraba ese linaje presuntuoso heredado del siglo XIX. Basta un recorrido por la colonia Roma para corroborarlo. Interesante la historia de la villa de los Serralde, famosa por el trenecito de vapor que la rodeaba. Lugar que se convirtió en el Bulldog Café, por más de 15 años el antro más cotizado y visitado por jóvenes ejecutivos y de alto nivel socioeconómico. El Bulldog cerró sus puertas: el destino de la casa es dudoso.
Citamos algunas moradas históricas, las cuales todavía engalanan y embellecen a la capital:
1. Casa de Don Guillermo De Landa y Escandón:
Construida apenas a una calle del que sería el nuevo Palacio Legislativo, entre 1903 y 1906. Hoy es sede de una tienda de abarrotes.
2. Casa Baranda-Luján:
Edificada entre 1920 y 1924 (aunque inaugurada hasta 1929) en la esquina de las calles de Orizaba y Puebla, colonia Roma. Propietario: don Joaquín Baranda Mac Gregor y esposa, Hoy, Casa Universitaria del Libro de la UNAM.
3. Casa del conde de la Cortina:
En lo que hoy conocemos como Parque Lira, se alzaba la casa que en el siglo XVIII perteneció al conde de la Cortina; en el siglo XIX, a Eustaquio Barron Cantillón; y finalmente, en el siglo XX, a don Vicente Lira Mora, de ahí el nombre de Parque Lira. De la edificación sólo se conservan los extensos jardines transformados en el Parque Lira, con sus estanques y empedrados remodelados. En 1976 se diseñaron andadores adoquinados, un audiorama, área de juegos y fuentes.
4. Quinta Limantour:
Residencia campestre de don Julio M. Limantour y su esposa. Hoy, es la sede de la preparatoria Colegio Williams de Mixcoac.
5. Casa Rivas Mercado:
El arquitecto del Ángel de la Independencia, Antonio Rivas Mercado, erigió su esplendorosa vivienda en la colonia Guerrero, antes parte del barrio de Cuepopan. Después de haber estado años en total abandono, el Gobierno de la capital comenzó su reconstrucción y ahora está lista para recibir visitas. Muchas partes de la casa son originales y, las que no, fueron restauradas con sumo detalle.
6. Casa Barragán:
Construida en 1948, representa una de las obras arquitectónicas contemporáneas de mayor significación en el contexto internacional. Reconocida por la UNESCO, en el año 2004 la agrega en su lista de Patrimonio Mundial. El único inmueble habitacional en América Latina con esa distinción.
Obra maestra de la arquitectura moderna: sintetiza elementos cotidianos y autóctonos, en correlación con ideas artística-filosoficas de vanguardia. Luis Barragán es uno de los más influyentes arquitectos a nivel mundial.
Esta casa, conservada con fidelidad tal como él la habitó hasta su muerte en 1988, es uno de los sitios más frecuentados en la Ciudad de México por arquitectos y conocedores de arte de todo el mundo. Hoy es un museo integrado por la casa-habitación residencial y el taller arquitectónico de su creador.
Propiedad del Gobierno del Estado de Jalisco y de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán. Joya arquitectónica de la Ciudad de México ubicada en los números 12 y 14 de la calle de General Francisco Ramírez, colonia Daniel Garza, alcaldía Miguel Hidalgo.