Una integrante de Mujeres Organizadas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) podría convertirse en la primera estudiante que obtenga una sanción contra su agresor, un alumno de la institución, bajo el Protocolo para la atención de casos de violencia contra las mujeres.
Desde marzo pasado, Ana, nombre ficticio para salvaguardar su identidad, presentó una denuncia ante la Consejería Contra la Violencia de Género de la ENAH contra el estudiante Tochtli Vasallo por “manipulación sexual y por contagiar conscientemente enfermedades de transmisión sexual”. Espera que la sanción sea la expulsión del estudiante.
“Soy una de las mujeres que denunció a Tochtli. Lo que quiero es que haya una sanción, que no se le permita estar en la escuela porque fue el espacio donde conviví con él. Que la Defensoría por primera vez haga una sanción, que estudiantas, trabajadoras y profesoras, sepan que sí pueden denunciar”, declaró Ana, en entrevista vía Zoom con La Razón.
Desde hace dos años Mujeres Organizadas de la ENAH comenzó a visibilizar la violencia de género que padecen alumnas, profesoras y trabajadoras, tras el paro de 2018 durante el cual se realizó un “tendedero” en el que estudiantes denunciaron casos de acoso sexual y agresiones contra ellas.
A raíz de ese movimiento decidieron trabajar en el primer Protocolo para la atención de casos de violencia contra las mujeres en la ENAH, con asesoría de psicólogas y abogadas feministas, el cual busca combatir agresiones que van desde comentarios machistas durante clases por parte de compañeros y profesores, acoso sexual durante prácticas de campo y hasta abuso sexual.
“En el protocolo nos enfocamos en el acompañamiento. Más allá del tema de las sanciones, creemos que lo más importante es cómo se reciben las denuncias, cómo se tratan y cómo se aborda el tema de las mujeres que son violentadas.
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Exigencias Mujeres Organizadas ENAHPara la organización era importante lo anterior, pues durante la gestión de Jorge Andrade Galindo, encargado del departamento de defensoría de los derechos de la comunidad de la ENAH, se “revictimizaba a las compañeras”, explicó la estudiante.
“No tenía un perfil adecuado para el cargo, nos preocupamos por establecer las condiciones por las cuales se tiene que contratar a personal para ese tipo de trabajo, con un enfoque de género”, añadió.
¿Qué tipos de violencia vive una mujer en la ENAH?
De acuerdo con el Protocolo para la atención de casos de violencia contra mujeres, del cual tiene una copia este diario, los tipos de violencia más comunes que viven ellas en la ENAH son “son el acoso y el hostigamiento sexual, pero también se registraron casos de violencia emocional, en línea, violación, abuso sexual y violencia física”.
“Antes de la pandemia se permitía que se tomara alcohol dentro de la escuela, estaba ‘El pino’, un espacio donde había alcohol y drogas; gran parte de las violencias venían de ese lugar porque con compañeras que no estaban en sus cinco sentidos, los compañeros llegaban a pasar los límites del consentimiento y hay muchas denuncias en ese sentido, la escuela no puede desentenderse. Si bien la nueva administración ha intentado erradicar sitios como estos, es muy difícil”, lamentó la integrante de Mujeres Organizadas de la ENAH.
Según un sondeo realizado del 13 de marzo al 21 de abril de 2019, seis de cada 10 mujeres de la ENAH han sufrido violencia, “al menos una vez en los últimos dos años, por parte de algún miembro de la ENAH y/o dentro de las instalaciones de la escuela”.
“Muchos de los profesores siguen dando clases como si nada hubiera pasado, hubo represalias contra alumnos sí; yo presenté una de las denuncias contra el profesor Carlos Teutli por homofobia y acoso escolar”, comentó la alumna Alejandra.
“Le ofrecía a las chicas irse un fin de semana con él a Acapulco para completar sus prácticas de campo. Lo denuncié ante la defensoría como acoso escolar porque me quería reprobar al no acceder a su práctica de campo. Luego me vio con mi pareja y empezó a hacer chistes homofóbicos”, compartió.
Parte de lo que hemos estado defendiendo es que el protocolo de atención no se puede limitar al espacio u horario de la escuela porque la gran mayoría de las violencias en el contexto de la escuela se dan fuera del espacio físico de la ésta y del horario de la escuelaMujeres Organizadas de la ENAH
La violencia también se da en las clases con comentarios sexistas y misóginos, aseguró otra integrante de Mujeres Organizadas de la ENAH.
“No he vivido ninguna violencia de tipo sexual, pero sí ha sido muy constante la misoginia de los profesores, quienes mientras están impartiendo las clases hacen comentarios machistas. Cuando era nuestra primera práctica, un maestro nos empezó a decir que las mujeres que fuéramos vestidas ‘propiamente’, que no fuéramos con faldas cortas o escotes; lo decía en el sentido de que si nos pasaba algo en campo era por cómo íbamos vestidas, para mí fue intimidante que nos dijera eso”, recordó.
La autodefensa, la única vía que existía
Debido a que antes del protocolo las alumnas consideraban que no existían mecanismos adecuados para denunciar a sus agresores, la única vía que consideraban viable era la autodefensa y el autocuidado.
“De la violencia que viví el año pasado, durante la administración anterior no hice ninguna denuncia porque sabía que en mi escuela no había ningún tipo de proceso ni atención, al contrario, me iban a revictimizar, no confiaba”, compartió Ana.
Por este motivo su proceso lo inició con compañeras. “Ellas me respaldaron, fue la primera vez que sentí que estaba siendo protegida y no solamente eso, sino que me estaban ayudando a ver que no era mi culpa.
“Ni aunque se pongan todos los gobiernos de cabeza del mundo se van a suplir los espacios de autodefensa y autocuidado que nosotras tenemos. Entonces, no me arrepiento que ése haya sido mi primer mecanismo de autodefensa y autocuidado, al contrario lo agradezco, era el único, sí, pero era el viable”, declaró Ana.
En marzo pasado, cuando Ana supo que su agresor volvería a la escuela y ya sabiendo de la existencia de un protocolo de atención a víctimas dentro de la institución, decidió formalizar su denuncia, cuyo proceso está en curso.
“Fui a la defensoría, me hicieron una entrevista, me ofrecieron atención psicológica y los mecanismos de cómo atender el caso según la reglamentación de la escuela, llevan el proceso una abogada y una psicóloga”, detalló Ana.
Van por erradicación de la violencia de género en escuelas
Con este protocolo, Mujeres Organizadas de la ENAH quiere inspirar a estudiantes de otras escuelas y universidades para crear los suyos y lograr erradicar la violencia de género en las instituciones educativas.
En el protocolo que elaboraron se establece la creación de una Consejería Contra la Violencia de Género, la cual fue aprobada en septiembre del año pasado; así como de un Comité de Acompañamiento y Observación integrado por hasta siete alumnas, profesoras o trabajadoras de la escuela.
Si el agresor es profesor/investigador o trabajador las sanciones que se proponen son:
- Amonestación verbal
- Amonestación escrita
- Suspensión sin goce de sueldo
- Reubicación de puesto
- No renovación de contrato
- Rescisión definitiva de contrato
En violencias que sean de tipo penal, la Consejera jurídica, además de acompañar a la afectada a interponer su denuncia ante el Ministerio Público, tendrá “la facultad de proporcionarle la información sobre el ‘Peritaje Psicológico’ que se requerirá para los casos de denuncia con relación al agravio por 'Daño Moral’, de acuerdo al Artículo 1916 del Código Civil de la Ciudad de México”.
También deberá comunicar al presunto agresor los hechos de violencia que se le imputan, incluyendo lugar y el tiempo en que sucedieron. “La consejera jurídica deberá cuidar que la información que se le da no ponga en riesgo la seguridad de la agredida”, se establece.
Si el agresor es estudiante se proponen estas sanciones:
- Amonestación verbal
- Amonestación escrita
- Cambio de turno
- Restricción de acercamiento
- Cancelación de una beca
- Suspensión.
- Expulsión definitiva. En caso de que la falta sea constitutiva de delito, se dará de baja al agresor durante el tiempo que dure la denuncia a nivel penal.
Las sanciones que se recomiendan para el agresor, si es profesor, investigador o trabajador, son la amonestación verbal o en casos graves, la rescisión definitiva del contrato.
En caso de ser estudiante será desde una amonestación verbal hasta suspensión o cancelación de becas.
AG