Antonio Vásquez (Tucson, Arizona, 1988), oaxaqueño por adopción y amor, ganó el Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela por Ausencio (2018), la cual tuvo notable aceptación de la crítica especializada y de los lectores. Dos años después, entrega Señales distantes (Almadía, 2020), cuaderno de cuentos con el que vuelve a atraparnos por la conformación de un espacio suscrito por recónditas dolencias y obcecaciones humanas aguardadas por circunstancias asombrosas.
Diez relatos iluminados por huellas míticas enlazadas con entornos cotidianos donde personajes solitarios, abandonados, perseguidos por un pasado sinuoso y agredidos por el desamor hacen un viaje por itinerarios que colindan con el ensueño y la realidad. La execración, la inmisericordia, los ritos ancestrales y la piedad tejen una red untada por los misteriosos resortes de la creación humana.
“Señales distantes surge como un diálogo y un tributo a mis cuentistas mexicanos favoritos, escritores que en su momento no formaron parte del canon por no haber escrito sobre ‘lo nuestro’ ni sobre problemáticas sociales. Pienso en Amparo Dávila, Inés Arredondo, Juan Vicente Melo, Jesús Gardea y Francisco Tario. Ellos crearon una obra singular desde sus visiones personales de la realidad. Más que reinterpretar o plasmar el mundo, crearon uno nuevo”, comentó a La Razón Antonio Vásquez.
¿Relatos que tienen concomitancias con la novela Ausencio? En cierto sentido Señales distantes puede verse como una continuación de mi primera novela, Ausencio; en estos cuentos retomo mi exploración sobre la familia como el origen del mal, el fracaso de las relaciones amorosas y la soledad cuyo origen va ligado al misterio de la encarnación. El universo de Señales distantes parte de una premisa gnóstica: ¿Y si este mundo lo creó un dios imperfecto? ¿Y si nacer implica caer incompletos a la Tierra? ¿Cómo saciar este anhelo por unirse con el otro?
¿Resultado de influjos de lecturas? Llevaba poco más de medio año sin escribir. Retomé la escritura porque andaba leyendo a escritores como Melo, Arredondo y Tario. Conforme iba leyendo se fue despertando la necesidad de volver a escribir, de atreverme a hacer algo parecido a lo que habían hecho ellos. Decidí que mi segundo libro sería de cuentos y no una novela.
¿Espacios marcados por circunstancias míticas y oníricas? Escarbe en mitos y sueños a través de la imaginación activa y el tránsito entre vigilia y sueño que convergen con la literatura fantástica, corriente literaria que me permite hacer estas indagaciones. Al realismo le están vedadas estas dimensiones de la realidad.
¿Discurso narrativo donde el habla de los personajes es clave? La literatura para mí es una conquista personal, no sólo del lenguaje, sino de la realidad. Nací y crecí en los Estados Unidos, tuve un español muy pobre. Leí mucha literatura hispanoamericana y aprendí las reglas del español. Leyendo narrativa latinoamericana de la buena comprendí que, si bien es importante dominar el español, ese dominio sólo se manifiesta cuando se juega con el lenguaje, cuando se le transgrede. Por eso escribo a partir del oído y no del raciocinio. Cada uno de mis narradores busca transmutar la oralidad en una voz literaria.
- Nació: 13 de junio de 1988, en Tucson, Arizona
- Otras obras: Sus textos se incluyen en las antologías Cartografía de literatura oaxaqueña actual II y Después del viento, trece homenajes a Jesús Gardea; y es autor de Ausencio
- Autor: Antonio Vásquez
- Género: Cuento
- Editorial: Almadía