En mi infancia cuando se celebraba Navidad y Nochebuena la casa de mis abuelos paternos era una fiesta: música, ponche, romeritos, pavo, adornos navideños, colaciones, baile, risas, abrazos e intercambio de regalos.
Desde la mañana todo era emocionante, desde acompañar a mi abuelita al mercado a comprar los ingredientes de la cena que iba a preparar: pasar por el pasillo de las frutas y oler el aroma de las mandarinas y limas, luego el de los distintos tipos de mole, las nueces y camarones; hasta comer a escondidas colaciones en complicidad con ella porque mi abuelo no nos dejaba comer tantos dulces.
Pero en particular tres días antes del 24 de diciembre había un ritual que no podía faltar: la elaboración de piñatas artesanales entre mi abuelo, mi hermana, mi primo y yo. A veces se unía algún tío o tía.
Mi abuela preparaba el engrudo con harina y agua. Mientras nosotros sacábamos al patio los materiales que íbamos a necesitar: dos ollas de barro, papel periódico, cartón, papel crepé y tijeras.
A veces hacíamos las tradicionales estrellas, pero también piñatas en forma de zanahoria o de payaso.
A mí me gustaba lo que me parecía la tarea más divertida: colocar engrudo a la olla de barro y papel periódico; lo hacía junto a mi hermana y mi primo. Mientras tanto, mi abuelo hacía los conos para la piñata de estrella, los forraba con papel metálico y recortaba el papel crepé.
Cuando terminábamos de cubrir la olla de barro con periódico subíamos a la azotea para dejarla secar. Nos íbamos a jugar y sólo quedaba esperar.
Cuando ya se había secado el papel periódico venía la tarea de embellecer lo que sería nuestra piñata. Mi abuelo coloca los cuatro conos en la olla y decoraba con el papel crepé: mi hermana, mi primo y yo mirábamos cómo hacía ese trabajo: lo auxiliábamos dándole el papel o recortándolo. Cuando hacíamos payasos nos dejaba pintar los ojos o la boca.
El trabajo estaba terminado y el 24 de diciembre la piñata se llenaba de cañas, jicamas, colaciones, limas, mandarinas y tejocotes. En ese tiempo todavía no era habitual, como ahora, que se colocaran dulces o juguetes.
Con el tiempo el uso de las ollas de barro para las piñatas quedó en el olvido -además de que resultaba peligroso aventarte cuando se rompía- y actualmente sólo son de papel.
La tradición sigue y aunque algunas cosas han cambiado, a continuación comparto cómo hacer una piñata casera de una manera fácil y rápida.
MATERIALES
- Harina
- Agua
- Un globo grande
- Tijeras
- Periódico
- Papel crepé, papel china y papel metálico.
- Cartón delgado (de caja de cereales) o cartulinas
procedimiento
- En una olla pon a hervir agua con la harina hasta lograr una consistencia espesa, que es lo que conocemos como engrudo. Deja enfriar.
- Infla el globo del tamaño que quieres que sea tu piñata. Procura que quede una forma redonda y no ovalada.
- Recorta el periódico en tiras largas y anchas.
- Con una cuerda cuelga el globo en una superficie estática.
- Con la brocha coloca engrudo sobre el globo y después la primera capa de papel periódico. Repite hasta que sean varias y recuerda no cubrir la parte superior del globo porque por ahí se introducirán los dulces.
- Deja secar el globo, de preferencia bajo los rayos del sol. Aproximadamente este proceso te llevará tres días.
- Truena el globo para que sólo quede la esfera hecha con papel.
- Forra la esfera con el papel crepé y papel china. Puedes combinar colores e incluso hacer figuras. Recuerda no excederte de engrudo para no deshacer el papel.
- Haz cuatro conos o seis con el cartón o cartulina (dependiendo de cuántos picos quieres que sea la estrella). Fórralos con papel metálico y pégalos en la esfera.
- Si quieres decorarla más, puedes colocar alrededor de los conos papel crepé y en las esquinas pegar tiras delgadas de papel crepé.
- Déjala secar nuevamente y cuando esté lista ya podrás colocar los dulces o juguetes de tu preferencia.
AG