Xavier Velasco ganó el Premio Alfaguara de Novela 2003 por Diablo guardián, una fábula que ha sido muy bien recibida por la crítica especializada y por los lectores con varias reediciones y adaptación para serie televisiva. “Hijo bastardo del Boom latinoamericano y de David Bowie” —de acuerdo a sus declaraciones—, Velasco ha conformado un cosmos narrativo en que el rock, la droga, las compulsiones, el desamor y los ardores de la vida envuelven a personajes inefables, cordiales y extravagantes por las consonancias anímicas de sus gestos.
Después de dar a conocer dos novelas autobiográficas Éste que ves (2007) y La edad de la punzada (2012), completa ahora una suerte de trilogía con El último en morir (Alfaguara, 2020): autoficción que aborda el galanteo, la expiación, las adicciones, los riesgos, los arrojos y la faena obsesiva de “ser escritor de tiempo completo y no morir en el intento”. Trances de un personaje imbuido en voluntades impetuosas: gestos sin aspavientos ni máscaras en episodios cicatrizados por huellas de cenizas y designios interpolados con el desdén hacia la muerte.
“He escrito una historia que inicia a los 20 años de edad del narrador hasta la época actual. Hay algunas digresiones en periodos de los años 80 a los primeros diez del siglo XXI. Dos tiempos narrativos:
en uno el personaje especula en cómo será su vida de novelista; en el otro, habla de cómo se siente siendo ya novelista. Contrastes que lo definen y que para mí es lo que concreta a un fabulador, a un novelista. Me dije: ‘Tengo que contar las cosas tal y como son. Si voy a referir episodios de mi vida como escritor de novelas debo darme cuenta que hablaré de lo que me punza, de lo que me duele; tengo entonces, que asumir todas las consecuencias e ir hasta el final’”, comentó, en conversación con La Razón, Xavier Velasco.
¿El libro suyo más personal? Sí, lo asumo. Una autoficción en que el narrador me recrea entre los 20 y los treintaitantos años y asimismo, quien soy ahora. Novela testimonio: autorretrato de mi experiencia y mi formación como novelista.
¿Por qué no lo había hecho antes? Quizás porque hacerlo involucra sentimientos íntimos, lasitudes que están mejor resguardadas en las sombras. No es fácil desnudarse, aunque siempre que escribimos lo hacemos.
¿Narrador que se deleita en lo que está contando? Narrar, escribir una novela, implica un goce, una fruición placentera de contar aquello que incluso, nos puede ruborizar. La obligación, como dije, es llegar hasta el fin. De ahí el título, El último en morir.
¿Escritura dolorosa? Comienza la novela por lo que más le duele al narrador y de ese punto de partida continúa. Cuando escribo olvido el ego: lo importante es el libro. Toda escritura es dolorosa en tanto uno es capaz de exponer las vísceras en ese acto. “¿Por dónde ha de empezar el relato? Por donde más le duele...”: encabezado del primer capítulo de esta historia.
¿Retumbos de la novela picaresca? Quevedo ha sido determinante para mí: Vida del buscón es un libro clave. Pero, no desdeño los influjos de Jorge Ibargüengoitia. Sí, esta novela tiene ecos estructurales de la tradición picaresca española.
¿Regreso a Alfaguara como el Hijo pródigo? Regreso a mi editorial después de varios años de algunas incomprensiones. Publiqué algunos libros con otras editoriales, pero ya estoy en casa de nuevo.
- Narrador, cronista y ensayista
- Nació: 7 de noviembre de 1958, CDMX
- Otras obras: Una banda nombrada Caifanes (1990), Luna llena en las rocas (2000), Diablo guardián (2003), El materialismo histérico (2004) y Entrega insensata (2018), por mencionar algunas.
- Autor: Xavier Velasco
- Género: Autoficción
- Editorial: Alfaguara, 2020
