“México, un nombre ligado a la mitología y tradición”*

Entrevista con Ignacio Guzmán

Ignacio Guzmán Foto: Especial

Con una selección de trabajos filológicos y lingüísticos sobre el nombre de nuestro país, publicados en el libro Los nombres de México (Editorial Porrúa), se aleccionados por Ignacio Guzmán Betancourt (1948-2003), se abre un importante debate sobre el procedimiento de la palabra México. Dice Guzmán: “No hay suficientes datos que permitan asegurar que la gran región geográfica que actualmente ocupa la nación mexicana tuviera un nombre específico en época anterior a la llegada de los españoles. Lo más seguro es que no lo hubiera. En primer lugar, porque no había antes de esa fecha una unidad política como la que se fue definiendo a raíz de la conquista española. Fuera de la expresión tenochca “Tlalpan”, tierra tenochca, el llamado imperio mexica no forjó jamás un nombre genérico para designar el conjunto de regiones sometidas a tributarias de México- Tenochtitlan”.

Guzmán fue Licenciado en Lingüística por la Escuela Nacional de Antropología e Historia ENAH, Doctor en Lingüística Hispánica por la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores SNI. Fue investigador de la Dirección de Lingüística del Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH; miembro del Consejo Editorial de Estudios de Cultura Náhuatl; y miembro fundador y presidente de la Sociedad Mexicana de Historiografía Lingüística SOMEHIL desde su fundación en 2000. Un mes después de su muerte estaba prevista su elección como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua AML.

Ignacio Guzmán planteaba que “ciertos historiadores antiguos como, por ejemplo, Motolinia, Las Casas y Torquemada, sostienen que el nombre de Anáhuac designaba en época prehispánica al conjunto de rejones que después de la conquista española quedaron comprendidas bajo la denominación Nueva España”.

¿Cuál sería, desde su punto de vista, el significado de la palabra México?

-En el libro reúno textos sobre el origen y significado primordial (o etimológico) de los nombres “México”, “Tenochtitlan” y “Anáhuac”, de diversos autores / (cronistas, historiadores, filólogos, lingüistas) a lo largo de cinco siglos. Son pues los autores de esos escritos quienes procuran resolver, por diversos caminos y mediante el empleo de determinados argumentos, esos problemas etimológicos. En el estudio introductorio que precede a la antología en cuestión evité deliberadamente referirme a la etimología del nombre de México, porque uno de los objetivos de la compilación es invitar al lector a examinar estos textos, confrontar las propuestas y obtener sus propias conclusiones. Si yo escribo un texto en el que exponga ms puntos de vista sobre la etimología de México y Tenochtitlan, estoy casi seguro que la mayoría de la gente sólo leería ese estudio, de manera que mi compilación resultaría ociosa. Ahora bien, en cuanto al origen y osificado de la palabra México considero muy probable que sea algo así como “el ombligo o centro de la luna” o “en medio de la luna” o incluso “en el centro del lago de la luna”. Si el lector lee algunos de los estudios de mi antología, tendrá una explicación más congruente y satisfactoria.

Ignacio Guzman ı Foto: larazondemexico

En este sentido, ¿qué es lo que garantiza que su raíz lingüística sea instrumento necesario y preciso para una interpretación histórica sobre toda una civilización?

-El étimo (o “raíz lingüística”), reconstruido metódica y convincentemente por el investigador, es fundamental para cualquier propósito que se persiga; entre otros, para tener un conocimiento más cabal de la mentalidad y valores de determinado grupo cultural.

Gutierre Tibón afirma que el nombre de México está ligado al mito de su fundación; pero independientemente de sus métodos de su investigación, ¿cuáles serían las perspectivas para entender la palabra México?

-Muchos topónimos o nombres de lugares de México y del mundo están ligados a mitos o leyendas ancestrales a su fundación. México no sería en este sentido la excepción. Los argumentos para entender cabalmente la etimología de México los proporciona uno de los autores incluidos en la antología, Cristian Duverger, historiador francés que estudia profundamente estas cuestiones en su libro: El origen de los aztecas.

¿Podríamos creer que el nombre de México es una etimología esotérica o es meramente una geología significativa?

-No hallo nada de “esotérico” en la etimología de ese nombre, pues al parecer no es más que el resultado de una traducción al náhuatl del nombre otomí del islote que llegaron a ocupar los aztecas en el lago de Texcoco, costumbre muy practicada por los mexicas. El “esoterismo” (yo prefería llamarlo “simbolismo”) habría que buscarlo pues en lengua y la cosmovisión otomís, como lo ha hecho Duverger.

Ignacio Guzman ı Foto: larazondemexico

¿Qué tanto o de qué forma engrandece nuestro lenguaje el acontecimiento de “descubrí” el significado de nuestro país?

-El hecho de “descubrir” el significado etimológico del nombre México no implica necesariamente un enriquecimiento de nuestra lengua española, pero sí un incremento significativo a nuestro acervo histórico, al conocimiento veraz, sólido y objetivo de nuestro pasado indígena.

¿Cómo se desarrolla nuestra lengua, cómo siente que va creciendo, o cree que no sabemos jugar con el uso o desuso del lenguaje?

-Del náhuatl brincamos al español. Nuestra lengua, al igual que la de las naciones más involucradas en los aconteceres y procesos políticos, económicos, culturales, etcétera, que se están dando en el umbral del tercer milenio de la cronología occidental, se desarrolla por los mismos rumbos. Dicho de otra manera. Nuestra lengua “crece” en la medida en que aumentan y se diversifican las necesidades expresivas e intelectuales de sus habitantes. En cuanto al hecho de que si en la actualidad sabemos o no jugar con el lenguaje, esto no me parece que depende más bien del ingenio con el que cada uno de nosotros como hablantes de una lengua asuma el fenómeno lenguaje, y que nuestra acción en ese dominio repercuta en un contexto social, cultural e histórico más amplio y, finalmente, y lo que es más importante, que esta capacidad creativa deje huella duradera en estos dominios culturales.

* Esta conversación “México, un nombre ligado a la mitología y tradición”

Entrevista con Ignacio Guzmán la realicé en Ciudad de México hace un par de años, y la retomo como proyecto de un nuevo libro de diálogos sobre diversos temas de la cultura y la historia que tengo en preparación.