Literatura

Ofrece un crudo relato de los migrantes en EU

La pistola en el agua, de Raúl Ortega Alfonso, se impuso con el Premio Internacional de Novela Héctor Rojas Herazo; devela los engranajes del desarraigo

El escritor Raúl Ortega Alfonso.
El escritor Raúl Ortega Alfonso. Foto: Especial

El poeta y narrador cubano-mexicano Raúl Ortega Alfonso (La Habana, Cuba, 1960), radicado en el país desde 1995, ofrece un crudo relato del desarraigo y la migración en la novela La pistola en el agua, la cual ganó el Premio Internacional de Novela Héctor Rojas Herazo, de la Ciudad de Sincelejo, Colombia 2020.

El acta del jurado suscribió: “Esta novela afronta uno de los temas más espinosos y cotidianos del mundo actual: la emigración. Presencia de los sueños y fracasos de una pareja de emigrantes en Miami. Con humor reflexivo devela los engranajes del desarraigo y la lucha por sobrevivir como índices del sentido trágico de la vida.”

Con más de seis poemarios y cinco novelas publicados que revelan una voz de rabiosa lucidez, Raúl Ortega Alfonso ha trazado la inconformidad de vivir en un mundo que cada día “apesta más a los muertos que ya somos en vida”. La crítica lo considera como uno de los poetas y narradores más importantes del exilio cubano.

Una pareja de homeless protagoniza el relato. Intercalo entre los capítulos, una serie de crónicas que exploran de forma muy particular, la vida de los emigrantes en Estados Unidos
Raúl Ortega Alfonso, Escritor

“No tengo pelos en la lengua para criticar a la dictadura que asola mi país hace más de 60 años. Falta mucho para que los cubanos seamos libres y podamos salir de la indigencia en la que estamos sumidos por un desgobierno que se ha empeñado en humillar y en destruir a una nación y sus habitantes. Esta novela tiene que ver con todo eso, aborda la vida de los emigrantes cubanos en Estados Unidos”, expresó a La Razón.

¿Novela sobre la indigencia en Miami? Trama que se desarrolla en Miami, específicamente en South Beach, donde tuve la oportunidad de ver muy de cerca (incluso de compartir) cómo viven los mendigos (homeless) en las calles y en la playa de ese barrio. Una pareja de homeless protagoniza el relato. Intercalo entre los capítulos, una serie de crónicas que exploran de forma muy particular, la vida de los emigrantes en Estados Unidos.

¿Presencia del odio y la desesperanza? Sí, es una historia terrible de gente que lo perdió todo y es arrojada a las márgenes, a los fondos, desde donde se escuchan los gritos de la orfandad, el pataleo diario que significa juntar un poco de aire que les permita vivir un día más.

¿Significado de este Premio de la literatura cubana en Colombia? Ganar un premio siempre es un estímulo para alguien que, como yo, vive en una comarca de provincia, Playa del Carmen, alejado de la farándula capitalina, de las editoriales, sin contactos intelectuales y sin vida cultural. Decisión que tomé y de la cual no me arrepiento. Aquí escribo —al lado de mi hija y de mi mujer, también poeta— con tranquilidad, sin sobresaltos, y el mar ahí, siempre ahí, con su carga de bondad y oxígeno.

¿Proyectos futuros después de este galardón? Acabo de terminar una novelita con la cual estoy muy contento (yo me divierto mucho escribiendo, aunque la mayoría de mis historias se alimenten del infierno que somos): Con mi casa en la lengua; amén de un poemario (considero que está entre lo mejor que he escrito): La cabeza que rueda. Vamos a ver qué pasa: es el tiempo, y no el hombre, el que tiene la última palabra.

La pistola en el agua (Fragmento)

Por Raúl Ortega Alfonso

Lo peor de ser un indigente, de vivir en la calle, digo, no es el desprecio; ese, cuando estás entre la gente, te lo llevas embarrado sobre el cuerpo aunque vivas en un búnker. (Ya sabemos: despreciar, como comer o respirar, es parte de nuestra naturaleza.) Lo peor, repito, es el frío. No hay nada que nos recuerde más nuestra miseria que pasar frío. Uno envidia la pelambre del oso, o la capa de grasa de una foca; uno se da cuenta que animal tan inadaptado, tan miserable, tan insignificante somos. Y si el frío viene acompañado con la llovizna es como si te cayera un alfiler tras otro sobre la piel, la nariz, y uno pensando en una buena cama, en la calefacción, en las chimeneas, en un trago de vino, y ante la ausencia de todo lo que no tienes, junto al frío y la lluvia, se aparece el rencor, con su rostro desgreñado, lagañas en los ojos, y te conviertes en una bomba, ahí, ovillado, moqueando, a punto de explotar contra el primero que pase. Cuando estamos en verano y sale el sol, no. Cuando sale el sol y eres uno de los homeless —como les dicen aquí a los mendigos— que viven en las calles de South Beach, hay días en que te crees un turista, y te contagias con la alegría obligada de un turista, o al menos puedes pasar, ante los ojos de la gente, por uno de esos europeos que se echa una mochila en las espaldas, y con un par de tenis cochinísimos, camina con esa indumentaria por medio mundo. La luz, por muy negra que sea, siempre es la luz. Yo soy como un lagarto: me alimento del sol. Después me paso la lengua por el sudor de la cara y bebo. Pero cuando paso frío es como si pasara odio.

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La pistola en el agua
La pistola en el agua ı Foto: larazondemexico
  • Autor: Raúl Ortega Alfonso
  • Género: Novela
  • Editorial: Fondo Mixto, Cultura y Arte de Sucre, 2021
  • Premio Internacional de Novela Héctor Rojas Herazo, Colombia, 2020