Con la publicación de los libros, Las realidades en que vivimos y La risa de la muchacha tracia. Una protohistoria de la teoría, del pensador alemán Han Blumenberg (1920-1996), lo podemos ubicar y proponer como uno de los grandes intelectuales alemanes del siglo XX, de los cuales muchos han renovado, la historia, la filosofía y la antropología. Quizá nuestro autor sea “comparable” con Husserl, Cassirer y Heidegger: los cuales han descrito la realidad en que vivimos, no sólo de una forma crítica, sino también constructiva. A Blumenberg se le puede estudiar más como un historiador en profundidad de las ideas que como un estricto filósofo o un sociólogo, pero los límites de una u otra calificación resultan incluso sin ningún sentido. Su enorme cultura filosófica y literaria, su dominio de toda la historia del pensamiento occidental, desde los griegos hasta su tiempo, fue y son rasgos decisivos en la configuración de su obra, crítica y hermenéutica.
Lo fundamental en sus libros radica fuera de los círculos académicos, la resonancia que merece, es desde luego de un campo cultural más abierto, sin embargo, algunos piensan que su misma cultura hizo difícil su propia escritura, además que él se mantuvo alejado de cualquier publicidad posible, pues su mismo carácter le proponía otros caminos más inciertos, en silencio, construyó una obra que resulta impresionante por lo radical de ciertas ideas, por su dura crítica social y cultural, así como por su enciclopedismo, una obra que atestigua sus múltiples lecturas, que permiten, desde luego, consideración como humanista. Blumenberg aprendió del humanismo que era una doctrina que permitía en primer término el bienestar y la felicidad de la humanidad en esta vida. El renacimiento se sublevó contra las limitaciones impuestas por la religión; se volvió hacia el estudio de la cultura clásica e insistió en que el hombre debía disfrutar al máximo de la existencia.
En español se han publicado dos volúmenes de su obra: La inquietud que atraviesa el río. Un ensayo sobre la metáfora, y, Naufragio con espectador, obras clásicas de su importante trayectoria ensayística. Ahora se unen estos dos textos que mencionaos al principio. El primero Las realidades en que vivimos, recoge cinco textos de la naturaleza y el hombre como creador. El eje estructural revela el agudo enfoque crítico del autor, ante una sociedad occidental que se pierde y se dispersa en superficialidades comunes. El segundo La risa de la muchacha tracia… es un ejemplo claro del método más típico de Blumenberg. Como lo indica el título, se centra en la anécdota clásica, contada por Platón, y por Diógenes Laercio, acerca de tales de Mileto. Por mirar el cielo estrellado, Tales se cayó de noche en un pozo y esa caída del sabio suscitó la burda de la criada tracia. Blumenberg rastrea la recepción de esta historia a lo largo de la tradición intelectual, desde Platón hasta Heidegger, pasando por autores cristianos hasta los escolásticos medievales.
La historia de la recepción de la anécdota va mostrando cómo se ha visto el enfrentamiento de la teoría y la realidad, el elogio de la mirada a lo lejos y el sarcasmo por la desatención a lo inmediato, y en la glosa de unos y otros se suscita la crítica a la teoría de modos que son siempre muy propios de la actitud existencial y filosófica de Blumenberg... otro aspecto importante en su obra, es su obra, es su obsesión por las metáforas, esas frases mágicas que se deslizan a lo largo del texto, que representan un modo significativo de configurar la cultura, o plasmar signos esenciales de la vida, aprehendida no en forma conceptual, sino por medio de imágenes simbólicas. Metáforas como la del naufragio, a la caverna, le dan pie a su incursión poética y cultural, para iniciar un rastreo lleno de carga simbólica, precisada en un determinado contexto histórico, o en una configuración ideológica, para expresar así una visión propia de la realidad. Dice Blumenberg: “El hombre habita dentro de su propio mundo simbólico —construido mediante el lenguaje, el mito, la religión, la ciencia y la historia—, frente a una realidad absoluta, amenazadora y vacía de sentido propio”. En fin, una obra grandilocuente del pensamiento contemporáneo alemán, que muestra el tesoro de un gran pensador, que dice y grita la felicidad del conocimiento, aunque, al mismo tiempo, ponga a la mayoría ante la evidencia de que existen límites en su capacidad de comprensión, pero ello dice Hans Blumenberg, siempre se supera con la felicidad de la cultura.
