Literatura

Muere Joan Margarit, defensor del catalán

El poeta fallece a los 82 años en Barcelona, España, a causa de cáncer; fue galardonado con el Premio Cervantes y con el Reina Sofía

El poeta, en la Plaza de la Patria, antes de Armas, en 2013.
El poeta, en la Plaza de la Patria, antes de Armas, en 2013. Foto: Cortesía: Pascual Borzelli Iglesias

Joan Margarit (Sanahuja, Lérida, 11 de mayo de 1938 - Sant Just Desvern, 16 de febrero de 2021), arquitecto y poeta español que aconsejaba no tirar a la basura las misivas de amor: “Ellas no te abandonan. / El tiempo pasará, se borrará el deseo / —esta flecha de sombra— / y los sensuales rostros, bellos e inteligentes, / se ocultarán en ti, al fondo de un espejo / las cartas de amor que habrás guardado / serán tu última literatura”. El primer poeta en lengua catalana en ganar el Premio Cervantes en 2019. Escribió en catalán y en español.

Autor de más de una treintena de poemarios en catalán y castellano, Margarit nació en Sanahuja, creció en La Segarra y el ensueño de poeta le llegó durante su estancia en Canarias, donde enlazó sus primeras alegorías. Hijo de un arquitecto y una profesora, siguió las rutas paternas y cursó arquitectura en Barcelona. Ya por esa época, llegaron las palabras apresuradas: sus primeras imágenes cobraron forma mientras dirigía obras y enseñaba cálculo de estructuras en la universidad.

Un poema debe ser escrito en lengua materna (...) Me pasé veinte años intentando empezar con el castellano y no logré escribir lo que yo quería
Joan Margarit, Poeta

De afirmación y reconocimiento de su trabajo literario, quizás, tardío, con el cambio de siglo llegaron las distinciones institucionales: el nombre de Margarit empezó a valorizarse con el Nacional de Poesía, el Nacional de Literatura de la Generalitat, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana... Hasta que en 2019 llegó el Cervantes: el jurado del galardón más acreditado de las letras españolas celebró “una obra poética de honda trascendencia y lúcido lenguaje siempre innovador”; un legado que, dijeron entonces, “ha enriquecido tanto la lengua española como la lengua catalana, y representa la pluralidad de la cultura peninsular en una dimensión universal de gran maestría”.

José Emilio Pacheco, Joan Margarit y Luis García Montero, en el Museo José Guadalupe Posada. Crédito: Pascual Borzelli Iglesias
José Emilio Pacheco, Joan Margarit y Luis García Montero, en el Museo José Guadalupe Posada. Crédito: Pascual Borzelli Iglesias ı Foto: Cortesía: Pascual Borzelli Iglesias.

“El castellano es un regalo que no pienso devolver: soy un poeta también en español”, expresaba con orgullo. Heredero del idioma de los reyes y nobles que guerreaban contra los árabes en la franja oriental de la península ibérica y en el Mediterráneo, el autor del aplaudido poema “El buscador de orquídea” decía: “Trabajo para consolar a gente solitaria, que somos todos. Con eso es con lo que me siento identificado. Y me siento identificado en dos lenguas; la libertad es una librería donde llegamos indocumentados a cantar las canciones prohibidas”.

“Duerme dentro de mí, desvalida criatura: / duerme dentro de mí, una noche de reyes, / donde en silencio vuelan las escobas / y los lobos dejaron sus huellas en la nieve. /Afuera brilla un cielo lleno de albaricoques, / y el mar azul oscuro de ciruelas/ se deshace en los negros cuchillos de las rocas”: estrofa de unos de los textos que escribió cuando el señor cáncer le permitía detenerse y hacer una cómplice pausa para deletrear el sonido de las olas del mar.

Joan Margarit, en la Casa Universitaria del Libro, UNAM, 2013, con dos grandes amigos; Marco Antonio Campos y Luis García Montero.
Joan Margarit, en la Casa Universitaria del Libro, UNAM, 2013, con dos grandes amigos; Marco Antonio Campos y Luis García Montero. ı Foto: Cortesía: Pascual Borzelli Iglesias

Un pobre instante

La muerte no es más que esto: el dormitorio,

la luminosa tarde en la ventana,

y este radiocasete en la mesita

-tan apagado como tu corazón-

con todas tus canciones cantadas para siempre.

Tu último suspiro sigue dentro de mí

todavía en suspenso: no dejo que termine.

¿Sabes cuál es, Joana, el próximo concierto?

¿Oyes cómo en el patio de la escuela

están jugando los niños?

¿Sabes, al acabar la tarde,

cómo será esta noche,

noche de primavera? Vendrá gente.

La casa encenderá todas sus luces.

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