Me la encontré en un día en el que no solía estar en la calle, en un lugar al que nunca me había tocado visitar y justo en medio de una pandemia donde se suponía, deberíamos estar bajo tres llaves enloqueciendo mientras nos pasábamos horas seleccionando que veríamos por unos minutos. Las probabilidades de encontrarla eran infinitamente imposibles y, no obstante, ahí estaba, radiante en realidad, extrañamente, su perfil en redes no le hacía justicia, mientras algunas se retocaban y se ponían filtros, la cámara era incapaz de asumir la belleza natural y el reflejo de sol en la ondulada cabellera.
Si bien era preciosa, sus pláticas eran todavía más cautivantes, sus respuestas inteligentes a mis banales post o sus emoticones divertidos a mis absurdas posturas sobre sus espinosos temas, en otras palabras, nuestro flirteo virtual se debía a la casi certeza de que nunca nos encontraríamos y uno suele ser el más extrovertido sujeto cuando se tiene un teclado y el más audaz si hay una pantalla justo en medio.
Ahí estaba y esa imposibilidad cierta me golpeó después de unos segundos y expulsó el aire de mis pulmones con el impacto mientras hacía líquido el suelo y la gravedad mandaba todo al rancho. Solo no me tiré al suelo en posición fetal porque la vergüenza de hacerlo en medio de una desconocida plaza pública era una rayita por encima de topármela de frente y que me encontrara defectuoso o tal vez el más soso de los panes y mi amor “digitónico” solo fuera un pixel en la esquina de una pantalla UHD 5K de 100”.
Lo sé, soy un cobarde y debo tomar la oportunidad… si la vida te da limones… el amor solo toca una… Es fácil juzgar pero, si no te enamoraste de alguien que no conoces aunque la conoces hasta en lo más profundo de sus reflexiones, de alguien que no has visto nunca pero, que sabes hasta los lugares de sus lunares y sus gestos de aburrimiento o enfado, o que hablaste hasta la madrugada con ella pero nunca dijiste ni una palabra… entonces no juzgues pues no lo has vivido, no sabes lo que es embelesarte viéndola sonreír de medio lado mientras se echa el pelo en el rostro, saber que es para acelerarte el pulso aunque no sea para ti… no, no tiene caso describirlo, si lo hago bien pareceré un acosador, si lo hago mal, pareceré un lunático… puede que ambas.
A punto estaba de dar media vuelta y tirar el “aquí nadie vio nada” cuando escuché por primera vez el origen de una voz que había saldo desde los parlantes de mi computadora mínimo tres veces por noche…
-¿@_____?- Preguntó con esa maravillosa voz mientras mi pasmado cerebro procesaba lo estúpidamente infantil que sonaba mi user.
-Hola MJ.- … patético, sabía hasta su segundo nombre y aquí estaba intentando seguir en el flirteo “virtual” diciendo su usuario… María imb… ¡María! ¿No puedes decirlo?
-¡Que milagro! Jamás hubiera pensado en encontrarte aquí. Que extraño es verte en persona y no en una foto en redes. Eres más alto de lo que imaginaba…-
¿Se han frustrado cuando una imagen de streaming se pixela o se entrecorta? Ahora imaginen que son tus sinapsis haciéndolo, en otras palabras, podría estar jugando caras y gestos frente al espejo y no estar adivinando ni siquiera King Kong.
-Lo es G. ¿Qué haces por aquí?- Si hay premios para preguntas absurdas, por favor, apártenme un nobel, acabo de ganarlo
¿Han visto la mirada de una madre cuando ve a su hijo sonreír porque encontró un “tesoro” en el parque? O mejor aún, La mirada del niño que ve un cachorro al que le tira la mitad de su almuerzo. Si la han visto, ya saben como me vieron, digamos que en ese breve espacio de tiempo, me construyeron un gran palacio virtual en la “friendzone” tangible y perenne.
Ya no tiene caso que les cuente la plática, el movimiento constante dentro de la arena movediza tratando de recuperar el terreno perdido, el chiste forzado y la risa cortés sin arrugas en los ojos… eso seguro que lo han sufrido o lo han visto en alguien más mientras sufren pena ajena y les dan ganas de gritarle al susodicho(a) “ánimo papi… sin miedo al éxito”. Bueno, ya saben la historia que se transforma en histeria y si antes querías huir ahora sabes que ya no tiene caso, tu amor propio se ha ido flotando en el hollín del escape de un camión limpia fosas.
Los que dicen que los que estamos en redes somos adictos a la inmediatez, no tienen ni idea, durante años habíamos charlado, intercambiado opiniones, sueños, fantasías, y ahora, en apenas… Dios, apenas 15 minutos, todo se había ido al garete, era irremediable. Saqué el celular, abrí la aplicación pensando en un “vaya sorpresa de la vida, me encantó verte y saber que eres más bella en persona que en todas tus fotos juntas” puff, que elocuencia fuera de tiempo. Le di clic a la lupa, tecleé su user y oprimí enter… decenas compartían el mismo nombre pero, ninguna con su foto de perfil… subí… bajé… solo había una explicación, me había bloqueado y conociéndola/justificándola, lo hacía para que no hiciera el ridículo aún más y terminara escupiendo en el teclado alguna sandez…
Sí, la inmediatez en las redes existe y, sin embargo, no todo es así, algunas cosas llevan su ritmo, su tiempo, su forma y sí, hay todo un universo paralelo en el suave tic tac del teclado y hay amores que no se dicen si no se escriben, que no se darían si se veían, y no hay consecuencia en la presencia siempre y cuando sea en esencia.
Adiós MJ… adiós… te extrañaré tan crudamente real en lo virtual… adiós amor… perdón, no es más…adiós… casi… amor.