Después de la aclamación de la crítica y el recibimiento afectivo de los lectores por "Temporada de huracanes" (2017): finalista del International Booker Prize, la narradora Fernanda Melchor entrega "Páradais" (Random House, 2021), novela inquietante y perturbadora que retrata a dos adolescentes en las sendas de sus alucinaciones más sombrías.
El solitario Franco, vicioso de la pornografía e imbuido en el sueño de conquistar a una atractiva vecina, mujer casada y madre de familia; y Polo, jardinero del elegante fraccionamiento, quien proyecta huir de su casa, del pueblo azotado por el narcotráfico y de la madre autoritaria. Muchos inconvenientes se atraviesan en las aspiraciones de ambos y entonces, urden una trágica empresa de derivaciones inesperadas.
Fábula vertiginosa donde el lector se ve conminado a los filos de un barranco inevitable. Entramos a los folios de “Páradais” y el mareo nos aguarda. Dos personajes con vidas por veredas concurridas por nebulosos designios, y un discurso en cascada: palabras-dardos que develan sin sigilo, la presencia acuciante de la violencia.
Espacio y tiempo tatuados en los gestos de estos adolescentes dibujados en los sumarios de la pérdida de valores. Una historia que se adentra en el universo de dos familias disfuncionales que sostienen los engranajes de episodios, reflejos de desigualdades y asimismo, de una recóndita turbación.
“Lo he dicho muchas veces: soy una escritora de obsesiones; quizás, no me gusta conocerlas en su totalidad, prefiero retenerlas imprecisas y oscuras hasta que puedan tomar forma en el libro. Esta novela nace de una obsesión, muchos han visto una suerte de corolario con 'Temporada de huracanes', sé que se hará esa referencia y comparación. Sin embargo, aquí exploro el cosmos de dos adolescentes arropados por el deseo. Violencia dilucidada desde dos visiones, desde dos gestos opuestos”, comentó en entrevista con La Razón Fernanda Melchor, Premio Anna Segher 2019.
Pero, ¿el uso del lenguaje tiene correlaciones con Temporada de huracanes? Es muy importante para mí erigir el habla de los personajes. En Temporada... cada personaje involucrado en el crimen cuenta su historia; sin embargo, en esta abordo dos criaturas ambiguas y opuestas que se correlacionan por pretensiones inalcanzables. He tenido que buscar la tonalidad del habla de cada uno.
¿Cruce de voces que se desplazan en el tiempo-espacio como en Los cachorros de Vargas Llosa? Se empalman los dos registros: manera indirecta, la versión de Polo; y la primera persona da cuenta de los clamores de Franco.
¿La cadencia del jazz y del son afrocaribeño en las síncopas de una prosa de gozoso vértigo? Nací en Veracruz donde los ritmos son presencias. Mi prosa se alimenta de esas cadencias impregnadas en mi memoria. Me interesa trazar esas sinuosidades de improntas musicales.
¿Reiteración del mundo de la adolescencia vislumbrado en su novela, "Falsa liebre"? La fatalidad que acosa a los cuatro adolescentes en "Falsa liebre", y ahora dos adolescentes perseguidos por el deseo hasta que se convierte en alucinación.
¿Dos inadaptados: uno pobre, Polo; y el otro rico, Franco? Ambos carecen de perspectiva del futuro. ¿Tienen una disyuntiva condescendiente para sus vidas?
¿Destinos irremediables? Polo es moreno y feo; Franco, blanco y con dinero, pero es gordo y repulsivo. He configurado dos universos opuestos pero que confluyen en la evocación del mal.
¿Por qué el epígrafe de "Las batallas en el desierto", de Pacheco? Intento configurar el panorama de una época como lo hace Pacheco. La adolescencia, momento muy privativo: me gusta adentrarme en esos designios. Marian podría ser la Mariana, de Pacheco; y Franco, el Carlitos enamorado sin esperanza, pero en otra perspectiva.
Lee un fragmento de la novela
"Páradais", por Fernanda Melchor
Todo fue culpa del gordo, eso iba a decirles. Todo fue culpa de Franco Andrade y a su obsesión con la señora Marián. Polo no hizo nada más que obedecerlo, seguir las órdenes que le dictaba. Estaba completamente loco por aquella mujer, a Polo le constaba que hacía semanas que el bato ya no hablaba de otra cosa que no fuera cogérsela, hacerla suya a como diera lugar; la misma cantaleta de siempre, como disco rayado, con la mirada perdida y los ojos colorados por el alcohol y los dedos pringados de queso en polvo que el muy cerdo no se limpiaba a lametones hasta no haberse terminado entera la bolsa de frituras de tamaño familiar. Me la voy a chingar así, balbuceaba, después de pararse a trompicones en la orilla del muelle; me la voy a coger así y luego voy a ponerla en cuatro y me la voy a chingar asá, y se limpiaba las babas con el dorso de la mano y sonreía de oreja a oreja con esos dos dientes grandotes que tenía, blancos y derechitos como anuncio de pasta dental, apretados con rabia mientras su cuerpo gelatinoso se estremecía en una burda pantomima del coito y Polo apartaba la mirada y se reía sin ganas y aprovechaba la distracción del gordo para darle baje a la botella (…)
- Autora: Fernanda Melchor
- Género: Novela
- Editorial: Random House, 2021