La Compañía Nacional de Ópera ofreció la tarde de este domingo, en el Palacio de Bellas Artes, un concierto conmovedor, el cual incluyó piezas emblemáticas de Mozart y Fauré. El público disfrutó de este segundo recital en el que participaron el Coro y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes.
El concierto comenzó con “Ave verum corpus. KV 618”, la obra de música sacra más famosa de Mozart. Para la ejecución de la pieza participaron 16 músicos —violinistas y violonchelistas— y 16 cantantes. Todos, al igual que el director de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, Iván López Reynoso, portaron cubrebocas.
El recital continuó con la “Sinfonía núm. 27 en sol mayor. KV 199" de tres movimientos —Allegro, Andantino grazioso y Presto—. Para ello subieron al escenario dos flautistas y dos cornestistas, quienes tenían una mampara de acrílico de protección.
La pieza se caracteriza por darle una participación más protagónica a las flautas en el movimiento central. Al finalizar, el público aplaudió la impecable ejecución.
El segundo recital de la Compañía Nacional de Ópera, tras su regreso el domingo de la semana pasada, culminó con la ejecución de dos obras de Gabriel Fauré.
“Pavana en fa sostenido menor, Op. 50”, en versión de Jan van Duffel, que es una de las dos pavanas modernas más conocidas.
El concierto culminó con “Cantique de Jean Racine, Op. 11", con la que Fauré obtuvo su primer premio de composición. La pieza resalta “por la presencia de un patrón rítmico fijo inmutable en el acompañamiento”, se destaca en el programa de mano que por la pandemia es digital.
AG