Pablo Neruda nació hace 117 años en Parral, Chile: dicen que ese 12 de julio de 1904 en los bosques sombríos de la cordillera austral la lobreguez se dejó perforar por flechas, fuegos y flores... Después vino una noche arrolladora y el universo cayó sobre la frente del hijo de la maestra doña Rosario Basoalto y del ferroviario don José del Carmen Reyes y Morales.
Lo bautizaron como Neftalí Ricardo, pero él decidió tomar en sus ojos al “tiempo total como un océano”, un deseo presuroso le dio un nuevo nombre, Pablo Neruda, residente en la tierra: desnudo en busca de vestimenta en el polvo.
“Poeta natural de la guerra y de las ciudades, de las máquinas y de las habitaciones, del amor y del vino, de la muerte y de la libertad”. Neruda publicó su primer cuaderno, "La canción de la fiesta" en 1921; en 1924 se convirtió en el poeta del amor en Hispanoamérica con "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" que, a casi de 100 años de su aparición, sigue siendo una suerte de almanaque sentimental para los enamorados.
"Tentativa del hombre infinito" (1925), preámbulo de los dos volúmenes de "Residencia en la tierra" (1933, 1935): obra definitoria de la vanguardia poética latinoamericana. Activo militante en favor de la república española, la guerra lo sorprende en 1936: "España en el corazón", poemario que se integra después a "Tercera residencia" (1947).
Ingreso en el Partido comunista de Chile en 1945: llega a ser senador e inicia un largo exilio político que lo lleva a recorrer Polonia, Unión Soviética, Hungría y México, entre otras naciones. "Canto general" (1950): poetización de la geografía y el tiempo americanos desde una concepción épica de vendavales líricos prodigiosos. Le siguen otras publicaciones: "Canción de gesta" (1960), "Plenos poderes" ((1962), "Memorial de Isla Negra" (1964), "Memorias. Confieso que he vivido" (1974)...
Poderío verbal como una fuerza telúrica en un canto de instantes amorosos: testimonio de un abismo interior del lenguaje. Poeta total, Premio Nobel de Literatura 1971. Golpe de Estado en Chile, septiembre de 1973. El 23 de septiembre muere en Santiago de Chile el poeta natural de aquellos bosques sombríos en los sueños con el musgo y los largos desvelos sobre el humus.
Cinco libros esenciales de Pablo Neruda
- Veinte poemas de amor y una canción desesperada
- Residencia en la tierra (I, II, III)
- Memorial de Isla Negra
- Canto general
- Memorias. Confieso que he vivido
5 poemas más famosos de Pablo Neruda
1. "Poema 12"
Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto, como un viaje.
Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.
2. "Amor"
Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.
3. "Soneto 22"
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
Sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
En regiones contrarias, en un mediodía quemante,
Eras sólo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
En Angol, a la luz de la luna de Junio,
O eras tú la cintura de aquella guitarra
Que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto
Mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
Frente a mis ojos estabas, reinándome y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.
4. "Poema 15"
ME gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
5. "Poema 20"
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Ag