Publica una obra cruda

"A mi hermana la mató un hijo acreditado del patriarcado": Cristina Rivera

La novelista escribe sobre el feminicidio que trastocó a su familia hace 30 años en el El invencible verano de Liliana; indaga en cartas, apuntes, dibujos...

La autora, posando para una imagen promocional. Foto Cortesía: Penguin Random House

Circula en librerías El invencible verano de Liliana (Literatura Random House, 2021), de la historiadora, novelista, traductora, ensayista y académica Cristina Rivera Garza (Matamoros, Tamaulipas, 1964): alegato literario coral en que —mediante textos íntimos, cartas, apuntes, dibujos, cartografías personales y testimonios de amigos— la autora de La muerte me da (Premio Sor Juana Inés de la Cruz, 2009) muestra los ánimos de su hermana Liliana, víctima de un feminicidio el 16 de julio de 1990.

Libro-orfeón donde Rivera Garza apela a la crónica, el ensayo, la entrevista y la narración para correr la cortina de la vida de una mujer de 20 años, arrojada, vital, amorosamente enamorada de la vida, apresada en los caprichos de un novio que no la dejaba gobernar sus anhelos. Entrar a estos folios para descubrir los laberintos de las oficinas gubernamentales del Ministerio Público; la escritura y los secretos de una muchacha que leía a Albert Camus y a José Emilio Pacheco; viajes al mar; voces nostálgicas y evocaciones febriles.

El tiempo se bifurca en la sonrisa pícara de Liliana. Su cabellera lacia ondea en los silencios del viento: la vemos otra vez invulnerable en la calina desbordada de este libro sosegado, rabioso y vehemente, suscrito en las mareas de una enlutada conmiseración. “Yo amo. /No importa la cosa, el nombre, el tiempo, o el espacio”: escribió Liliana, apresada en las ventoleras del amor, su talón de Aquiles.

Mi hermana Liliana, una estudiante de Arquitectura de 20 años con interminables sueños, fue asesinada por un joven obsesivo: un tipo que la abatía y hasta la amenazaba con suicidarse, con hacer una locura, cada vez que ella quería terminar la relación
Cristina Rivera Garza, Escritora

“La escritura de este libro tuvo inicio en enero del 2020, antes de la pandemia y la prohibición de viajar. Visité a mis padres, abrimos las cajas donde estaban los documentos de mi hermana. Regresé a casa con todos esos papeles: los leí con cuidado, los clasifiqué, algunos textos los transcribí, atendí que no se me escabullera ni una sola frase. Había esperado 30 años, me di cuenta que ya era el momento de escribir esta historia sobre Liliana”, expresó en entrevista con La Razón, Cristina Rivera Garza.

En realidad, un libro en que se entrecruzan muchas voces. ¿Cómo pudo localizar a los amigos de su hermana? Una faena de investigación en que mi esposo ayudó mucho en la localización de los amigos, compañeros de la universidad y de otras personas que tuvieron contacto cercano con ella. Los entrevisté, fui conformando un coro en donde soy realmente, coautora.

¿Misma disposición y metodología utilizada en Había mucha neblina o humo o no sé qué, el libro sobre Rulfo? Temáticas distintas, pero estructuras coincidentes. Sí, son dos libros emparentados en su concepción.

Es una necesidad imperiosa debatir el código patriarcal para dejar de referir las historias de los feminicidios con el objetivo de dispensar al homicida e inculpar a la víctima como la responsable de lo ocurrido
Cristina Rivera Garza, Escritora

¿Apelación a la crónica, la narrativa, el ensayo y la entrevista? En ese sentido, es un libro promiscuo, anfibio: inicia con la crónica para conseguir el expediente del feminicidio de mi hermana en las oficinas de la Procuraduría para pasar después a los testimonios y citas de los escritos y cartas de Liliana, los cuales se entretejen con la voz del narrador y las especulaciones del ensayo.

¿Las luchas feministas actuales impulsaron la escritura del libro? Hay una larga crónica de reclamos femeninos en el país; esas luchas que han desembocado en toma de plazas públicas han derivado en un lenguaje al cual apelo para contar la historia de mi hermana sin reconciliación con la culpabilidad.

  • El dato: Liliana Rivera tenía 20 años de edad cuando fue asesinada la madrugada del 16 de julio de 1990, en la calle Mimosas número 658, colonia Pasteros, en Azcapotzalco.

¿A Liliana la mató un novio celoso, posesivo y controlador? No: a mi hermana la mató un hijo acreditado del patriarcado: un macho que burló la justicia y todavía anda suelto. La lapidó también una sociedad que justifica al machismo y teme a indicar las cosas por su designación, no son ‘crímenes pasionales’: son feminicidios.

Al indagar en los papeles de Liliana: ¿halló cosas que no conocía de ella? Confirmé muchos gestos que ya conocía: la generosidad y su derrame de amor. Revalidé su sentido del humor tan celebrado por sus amigos en su picaresca expresividad. Descubrí que se enamoró de otros muchachos con total autonomía. Me di cuenta de su obsesión por la escritura desde una mirada firme, cruda y consecuente del entorno en que vivió.

El invencible verano de Liliana

(…) Uno nunca está más inerme que cuando no tiene lenguaje. ¿Quién, en ese verano de 1990, iba a poder decir, con la frente en alto, con la fuerza que da la convicción de lo correcto y de lo cierto, y la culpa no era de ella, ni dónde estaba ni cómo vestía? ¿Quién en un mundo donde no existía la palabra feminicidio, las palabras terrorismo de pareja, podía decir lo que ahora digo sin la menor duda: la única diferencia entre mi hermana y yo es que yo nunca me topé con un asesino?

La única diferencia entre ella y tú.

En un mundo así, guardar silencio fue la forma de arroparte, Liliana. Una forma torpe y atroz de protegerte. Bajamos la voz y nos recluimos dentro de nosotros mismos, contigo dentro, para no exponerte a la acusación fácil, al morbo tullido, a las miradas de conmiseración. Bajamos la voz y caminamos con pasos de niebla, achicando nuestra presencia por donde pasábamos, tratando de ser de una vez los fantasmas en los que nos convertimos con el tiempo, con tal de evitar los ataques mordaces, de los predispuestos a la inculpación, incluso los bien intencionados, contra nosotros y contra ti, que ibas a nuestro lado, colgada del brazo, tomándonos de la mano. Porque estábamos solos, Liliana. Porque nunca estuvimos tan huérfanos, tan desasidos, tan lejos de la humanidad. Más solos que nunca en una ciudad feroz que se nos vino encima con las mandíbulas poderosas del machismo: si no la hubieran dejado ir a la Ciudad de México, si se hubiera quedado en casa, si no le hubieran dado tanta libertad, si le hubieran enseñado a distinguir entre un buen hombre y otro peor. (…)

Fragmento del libro.

El invencible verano de Liliana
  • Autora: Cristina
  • Rivera Garza
  • Género: Crónica /Testimonio
  • Editorial: Literatura Random House, 2021
Temas: