Adrián Curiel Rivera (Ciudad de México, 1969) es un narrador de minuciosa predicación punzante no exenta de jocosidad. Seis novelas y cuatro cuadernos de relatos avalan su trayectoria de más de veinte años de faena con la palabra. Avecindado en la ciudad de Mérida, Yucatán, “rehúye las luces cenitales y prefiere la ironía crepuscular”, al decir del crítico Julio Ortega.
Aparece Amores veganos (Lectorum, 2021), libro conformado por nueve cuentos en que Curiel Rivera despliega un lienzo habitado por criaturas tatuadas por extrañezas que van de un carnívoro que comparte el lecho con una vegana dictatorial, padres desalentados, madres atrevidas en el mundo de los negocios, buscadores de tesoros, niños celebrando un cumpleaños hasta lesbianas guerreras: el cosmos del autor de la celebrada novela Paraíso en casa (2018) se nutre de sigilos arropados por una comicidad sibilina y refinada.
“Este libro es mi respuesta a un tiempo exclusivo de escritura: es un cuaderno pandémico, este periodo tan insólito que hemos vivido y que por suerte nos proporciona muchas horas de más ante tanta perplejidad y zozobra. Hay una distancia entre mi primer libro de cuentos, Unos niños inundaron la casa, y éste: quizás la madurez ya dialoga conmigo”, dijo a La Razón, Adrián Curiel Rivera.
Este libro es mi respuesta a un tiempo exclusivo de escritura: es un cuaderno pandémico, este periodo tan insólito que hemos vivido y que por suerte nos proporciona muchas horas de más ante tanta perplejidad y zozobraAdrián Curiel Rivera<br>Narrador
¿Se perciben concurrencias con sus novelas anteriores? Amores veganos está muy emparentado con mis novelas, Blanco Trópico y Paraíso en casa. Me atrevo a decir que son tres universos ficcionales que comparten muchas improntas: una de ellas es justamente el papel predominante de la presencia de la Península de Yucatán. El paisaje es un actante, que interactúa con los personajes.
¿Narradores que apelan a locuciones muy personales? Obligo a mis relatores que aseveren vocablos que rechinen dentro de la trama como por ejemplo, ‘relinga’ o ‘bolina’, palabras al parecer extrañas, pero refieren atavíos de navegación. Estoy arraigado a Yucatán como un fuereño que se ha familiarizado y ama el habla local.
El cuento que da título al libro, “Amores veganos”: ¿pudo haber sido una novela corta? Parte de una novela malograda de la cual desistí. El relato es juguetón y plantea la historia muy triste de un adulto varón que entra en aprietos por el arribo de la edad madura. Pierde a su familia, a su esposa y cae en manos de una vegana tiránica. Me propuse deslindar las runas que hay entre las aspiraciones y las circunstancias reales.
¿Armazón estructural cercana al montaje cinematográfico? Me interesan las armazones de las mudanzas temporales desde configuraciones cronológicas que desembocan en la comicidad muy evidente en el relato “Pirate and Cabin Boy” de piratas gais.
¿Usted es uno de los pioneros de la literatura ‘huach’? Término acuñado por la ensayista Eugenia Villoro para hacer referencia a autores no originarios de Yucatán que han hecho de la región la principal motivación en su obra. En ese sentido lo asumo.
- Amores veganos
- Autor: Adrián Curiel Rivera
- Género: Cuento
- Editorial: Lectorum, 2021