El narrador, ensayista y docente L. M. Oliveira (Ciudad de México, 1976) está de vuelta en las mesas de novedades de las librerías con El mismo polvo (Dharma Books, 2021): libro conformado por nueve relatos narrados por el mismo personaje en una suerte de tránsito por itinerarios donde el escepticismo y la incredulidad se enfrentan con indicios de la posibilidad de verlo todo, no sólo lo que le sucede con los protagonistas de cada relato, sino también lo que se presenta en su percepción y en el corazón: ímpetus, sufrimientos y goces se entrecruzan de manera sorprendente.
“Este cuaderno nace de un viaje que hice a Serbia, ingresé a la iglesia de San Miguel, espacio donde ocurren los episodios de los relatos. Allí me vino la idea del orden, de la distribución y estructura del libro: deseaba configurar los actos de un narrador que visita un templo y siente el acecho de una revelación, la cual le permite ver la catadura oscura de los seres humanos, la parte sombría de cada uno de nosotros”, dijo a La Razón, L. M. Oliveira.
¿Pretexto para abordar argumentos y preocupaciones como la violencia y la muerte? Se entrecruzan diversas temáticas: la traición, la muerte, la intimidación, los desastres ambientales y la búsqueda de la felicidad, aspiración imperativa de los seres humanos.
¿Personajes enfrentados a situaciones límites? Criaturas situadas en extremos contrapuestos para tomar disposiciones capitales como por ejemplo, qué hacer cuando les queda poco tiempo de vida; en esas franjas la culpa, la ambición y los sueños pueden transformarlo todo.
¿Ficciones que bosquejan disyuntivas morales? Quería escribir un libro que fuera un muestrario de dilemas morales escoltados por culpas, deseos y placeres; de ahí este narrador con la capacidad de describir los hechos y pensamientos de los otros hasta adentrarse en esos recodos íntimos de las pasiones.
- Autor: L. M. Oliveira
- Género: Cuento
- Editorial: Dharma Books, 2021
¿Apelación a una tonalidad narrativa transparente? Me interesaba una exposición clara, comprensible, pero sin caer en lo superficial. Me propuse edificar una proporción entre la fragilidad de los personajes y el entramado formal.
¿Borges y El Aleph? Está la presencia de Borges en muchos ángulos, hay paráfrasis de sus textos. El narrador escudriña todos los espacios, todos los tiempos que para el escritor argentino son universales e infinitos. De ahí mi decisión de referir espacios de muchos lugares del mundo: Egipto, el Querétaro del siglo XVII o el Amazona, inspiración abrevada en ese relato axiomático que es El Aleph, de Borges, en la intención de mostrar el cosmos en toda su dimensión.
¿Pero también, Italo Calvino, Bioy Casares, Manganelli, Buzzati y la Biblia? Lo asumo. Todos son escritores definitivos en mi formación. Pienso en La invención de Morel, de Casares; El castillo de los destinos cruzados, de Calvino; o El desierto de los tártaros, de Buzzati. De la Biblia ni se diga.
¿Libro ‘pandémico’? Es casual que haya salido en momentos de la pandemia. El libro estaba terminado antes de que todo esto sucediera; sin embargo, tuve tiempo de pulirlo, de enmendarlo durante el encierro, lo cual me dio la posibilidad de explorar más en los senderos de la imaginación y viajar con el narrador por espacios más remotos.
¿Libro de madurez narrativa? Toda publicación nueva es una prueba frente a los lectores. Considero que hay una madurez en el proceso de la escritura, noto el cambio en una prosa más tajante, más acompasada, pero sigo en la búsqueda de nuevas rutas, no descanso. Puedo decir que El mismo polvo es resultado de muchos años de ardua faena con la escritura.
AG