Sin regodeos contemplativos ni pretenciosos artilugios, vaya que Fernanda Valadez sabe hacer de su mirada la nuestra en la película “Sin señas particulares”, colgándola por momentos a las espaldas de su protagonista (Mercedes Hernández), otras más estacionándola hipnótica, dando pie a un relato que resulta tan inmersivo en su forma, como doloroso contenido.
Con abrumadora parsimonia, la también directora del cortometraje “400 maletas” (2014) —ganador de un premio Ariel—, el cual en este caso le sirve como base, para la cinta “Sin señas particulares”, donde hilvana el sinuoso transitar de una mujer (Magdalena) que va en busca de su hijo, quien como tantos otros desapareciera al encaminarse a cruzar la frontera —estructura que nos recuerda aquel fragmento final del corto escrito y dirigido por Jorge Fons en “Fe, Esperanza y Caridad de 1974”—, para ofrecer una lúcida y comprometida exposición de la provincia mexicana.
Se trata de una implosiva travesía que inicia en Guanajuato y se adentra en parajes convertidos en poco más que el resabio de un espectro, debido a los siniestros recovecos del fenómeno de la migración, la cultura de la intimidación, así como la criminalidad y la indiferencia de las instituciones, donde los servidores públicos son poco menos que una pieza impávida del sistema y las víctimas sólo representan números que alimentan las estadísticas.
Aquí los lineamientos propios del thriller obedecen al brutal reclamo de una realidad que permanece ya no en carne viva, sino en los meros huesos, aún sufriendo las consecuencias de las decisiones tomadas en favor de intereses políticos disfrazados de guerra contra el narco.
Mercedes Hernández estelariza "Sin señas particulares"
Por supuesto, uno de los bastiones de la propuesta es Mercedes Hernández, recientemente vista en “Somos” de Netflix —miniserie de similar naturaleza que retoma hechos reales— y en “La Civil”, película que fuera aclamada en Cannes.
La actriz no sólo sabe dotar de profundidad a los silencios, también se muestra meticulosa con los diálogos y las pequeñas acciones que le permiten provocar la inmediata identificación del público, al encarnar a esta mujer de voluntad inquebrantable, quien a pesar de la incertidumbre que le carcome y la tragedia en la que se encuentra sumergida, es capaz de mostrar empatía hacia sus semejantes.
Quizás a algunos pueda parecerles que el giro que da pie al desenlace no es tan inesperado como se pretende, pero la brutalidad de la ironía es suficiente para redondear un desolador testimonio vestido de ficción, acerca de la sociedad devorándose a sí misma.
Luego de cosechar premios en los Festivales de Sundance, San Sebastián y Morelia, “Sin Señas particulares” por fin llega a la cartelera comercial y es la gran opción entre los estrenos de este fin de semana, dando continuidad a la excelente racha del cine mexicano, impulsada por títulos como “Los lobos” y “Cosas imposibles”.
AG