Temen por el Museo Nacional de Afganistán

¿Talibanes alistan una nueva destrucción de monumentos artísticos en Kabul?

En 2001 los talibanes hicieron pedazos los conocidos budas de Bamiyán; "está en peligro uno de los grandes acervos culturales de la humanidad”, afirma a La Razón Aquile Setevandi, experto en arte islámico

Talibanes han destruido piezas de gran importancia histórica.
Talibanes han destruido piezas de gran importancia histórica.

El desconcierto y el sobresalto son las reacciones más inmediatas ante la llegada del nuevo emirato talibán en Afganistán. En Kabul, desde el domingo pasado reina el caos: una marcha de miles de personas abarrota el aeropuerto local para escapar del dominio yihadista. En el mundo cultural hay preocupación por la preservación de las riquezas culturales de la nación.

Afganistán, complejo asentamiento milenario manifestado en su actual civilización, idiomas y monumentos. Los afganos exponen gestos de orgullo por el linaje que los identifica: cruce de caminos de múltiples rutas comerciales e imperios, la cultura afgana es rica y multilingüe, con herencias de todas las etnias y pueblos que arribaron a su territorio, con predominancia del islam e influencias budistas y nómadas. La literatura afgana la componen básicamente, poemas en los idiomas persa y pastún. Música en la sonoridad de instrumentos de cuerda tradicionales (laúd dotar o el laúd tanbur) por influjos árabes y persas; y el tambor tabla de herencia india.

¿Qué bienes han destruido los talibanes en Afganistán?

Con llegada de los yihadistas hace eco en la memoria, aquel 11 marzo de 2001, cuando los talibanes volaban en pedazos los conocidos budas de Bamiyán —considerados los más altos del mundo—, los cuales durante más de mil 500 años vigilaron como sigilosos guardianes los extraordinarios declives del Valle de la Seda, en la parte central de Afganistán.

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La barbarie de los talibanes también hizo presencia en el Museo Nacional de Kabul, donde saquearon miles de obras de arte. “Lo que hicieron hace 20 años fue una verdadera transgresión cultural, pueden volver a hacerlo; esta horda de criminales no respeta las tradiciones antiquísimas de una región de patrimonio cultural significativo para todo el mundo”, comenta a La Razón Aquile Setevandi, especialista en arte islámico.

El paisaje cultural y los restos arqueológicos del valle de Bamiyán forman parte del listado del Patrimonio Mundial y del catálogo de Patrimonio Mundial en Peligro. Se registran inversiones de unos 60 millones de dólares para su conservación y estabilización así como la reconstrucción del buda más pequeño. “Es lo que menos les interesa. Son desalmados, no tiene la más mínima idea de los valores de esas zonas ancestrales”, reitera Setevandi.

Restos arqueológicos del valle de Bamiyán.
Restos arqueológicos del valle de Bamiyán.

"Los nichos vacíos de los gigantescos Budas del Valle de Bamiyán, en Afganistán, son un recordatorio perpetuo de nuestro deber de proteger el patrimonio cultural, y de lo que las generaciones futuras pueden perder si no lo hacemos", señalaba en marzo de este año el subdirector general de Cultura de la UNESCO, Ernesto Ottone R.

Sin embargo, fueron estos Budas el primer blanco de las embestidas de los talibanes: un decreto del alto mando llamaba a destruir “como obligación religiosa esas estatuas, meras rocas que recrean falsos ídolos: no hay necesidad de preservarlos”. La comunidad cultural mundial se indignó ante semejante emplazamiento. Preámbulo de una cruzada de desastre dirigido especialmente a los restos preislámicos.

Durante su mandato (1996-2001) los talibanes echaron abajo miles de obras de arte y desvalijaron importantes veneros artísticos; tal parece que, en los últimos tiempos, la necesidad de fondos para financiar la guerra y el terrorismo parecían haber mitigado sus ansías de destrucción. En marzo pasado formularon un confuso oficio en el que ordenaban a sus combatientes resguardar a los sitios históricos del país: "Afganistán es un país repleto de antigüedades que forman parte de nuestra historia, identidad y rica cultura […]. Por lo tanto no se permite a nadie, en ningún lugar, excavar, transportar ni vender reliquias históricas, ni moverlas fuera del país", suscribía el sibilino documento.

“Ellos saben que comercializando esas obras en el mercado de arte internacional pueden obtener dividendos significativos. No les importa el arte, sino convertir esos centros arqueológicos en lugares turísticos de grandes proporciones con jugosas ganancias”, subraya Aquile Setevandi.

Talibanes continúan desvalijando yacimientos arqueológicos

Los expertos afirman que no confían de los talibanes, testifican que hay pruebas de que siguen desvalijando yacimientos arqueológicos para obtener dinero. “En un viaje que hice en 2018 a Kabul, varios colegas me informaron que prosiguen devastando esos valiosísimos remanentes preislámicos”, manifiesta Setevandi.

La preocupación por las obras de arte de los directivos del Museo Nacional de Afganistán se ha hecho patente en un comunicado de prensa dado a conocer el martes: "Desafortunadamente, hoy la ciudad de Kabul ha sido testigo de un caos sin precedentes; aprovechando la oportunidad, saqueadores y contrabandistas en diferentes partes de la ciudad han saqueado propiedades privadas y públicas.

"El personal del museo, los artefactos y los bienes están a salvo todavía, pero la continuación de esta situación caótica causa una gran preocupación por la seguridad de las obras de arte del museo y de sus empleados del museo. Por lo tanto, el Museo Nacional de Afganistán insta a las fuerzas de seguridad, la Comunidad Internacional, los talibanes y otras partes influyentes a prestar atención a la seguridad de los objetos y no dejar que los oportunistas utilizan esta situación y causa de deterioro y contrabando de objetos y otros bienes de esta institución".

En el Museo Nacional de Afganistán, en 2019 se restauraban trozos de estatuas de Buda destruidas por los talibanes.
En el Museo Nacional de Afganistán, en 2019 se restauraban trozos de estatuas de Buda destruidas por los talibanes.

Fatalmente, los Budas Gigantes, los museos y los yacimientos no son las únicas zonas histórico-artísticos saqueadas o destruidas por talibanes y yihadistas: en mayo de 2015 el Estado Islámico (ISIS) asaltó la ciudad de Palmira (Siria) y ejecutó a Jaled al-Asaad, el arqueólogo sirio que gestionaba las excavaciones. Los yihadistas destruyeron algunas joyas con miles de años de historia: el templo de Baal Shamin, de mil 900 años de antigüedad; y el Templo de Baal o el Arco del Triunfo, de 2 mil años de historia. "Crimen de guerra", calificación de la Unesco.

Está registrado que en 2015 el ISIS demolió gran parte de la ciudad de Hatra (Irak), cuya construcción data del siglo III a.C. Capital del reino de los partos y punto imprescindible en la ruta de la seda. En abril divulgaron un video en el que desmantelaban estatuas con gavillas o con disparos de armas de alto calibre.

Destrucción del templo de Baal Shamin, de mil 900 años de antigüedad.
Destrucción del templo de Baal Shamin, de mil 900 años de antigüedad.
El templo de Baal Shamin antes de ser destruido.
El templo de Baal Shamin antes de ser destruido.

En Nínive, Irak, también destruyeron o dañaron muchas efigies de gran valor que se exhibían en el Museo de la Civilización de Mosul. Incendiaron la biblioteca de la Universidad de Mosul; en el pillaje se apoderaron de valiosos manuscritos que vendieron en el mercado negro con altas utilidades financieras. En Ninrod (Irak) volaron restos arquitectónicos de la primera capital asiria, fundada hace tres mil 200 años.

“La comunidad internacional debe estar alerta con la llegada de estos criminales al poder. Está en peligro uno de los grandes acervos culturales de la humanidad”, abunda con inquietud el investigador Aquile Setevandi.

Destrucción de efigies en el Museo de la Civilización de Mosul.
Destrucción de efigies en el Museo de la Civilización de Mosul.

El poeta griego Constantino Kavafis cantaba por la espera de los bárbaros (“¿Por qué la intranquilidad en el senado? / Porque los bárbaros llegarán hoy. / ¿Por qué la repentina inquietud y confusión?”). Ya no esperamos la barbarie: ya está instalada en Kabul. El arte milenario de Afganistán corre el peligro de saqueo.

AG

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